AMAR A LA SEGUNDA

Son innumerables las ocasiones en que recuerdo la brillante frase de un gran amigo mío diciendo: “con los hijos empiezas a sufrir desde el mismo instante en que se te rompe el preservativo”.

Ese comentario, sin duda, ilustra una vida plagada del clásico sinvivir paterno – filial  que los progenitores padecen por la constante preocupación que tienen por sus hijos.

Y es curioso como ese sentimiento no es, en absoluto, disuasorio; pues lejos de ello, los padres sienten que dar vida a sus hijos es lo mejor que han hecho y, a pesar de todo, son colmados de felicidad día tras día.

Creo que el enamoramiento entre adultos es muy parecido.

Hablamos mucho de amor y odio, de amar y amargar, del sufrimiento en el amor y, sin embargo: quien nunca amó, nunca estuvo vivo. Todos y cada uno de nosotros estamos locos por sentir amor y por ser amados. Podemos haber perdido el trabajo, pasar dificultades económicas y estar con gripe; si alguien nos espera en casa colmándonos de amor, todo lo demás no importa. Podemos tener el mejor coche de lujo y una abultada cuenta corriente; si no hay con quién compartirlo, no somos nadie.

Hay un hueco en el corazón de cada ser humano y ese agujero pide ser llenado. Tiene un hambre voraz constante porque no le basta la compañía de la conquista; requiere calor continuo; exige los mayores cuidados. Necesita que le recuerden cómo es la chispa que enciende su bombeo. Quiere caña y la reclama constantemente. Y si ocurre la desgracia de vaciarse, sea cual fuere el motivo, el ser humano entero se desvanece. Caminará por la vida como un alma errante sin destino.

¿Lo más importante es la salud? Sí, pero en el corazón.


(Imagen de: http://cedhi.co.cr/psicologia-psiquiatria/enamorarse-a-ojos-cerrados/)


El juego del amor requiere jugadores. Y como en tantos otros juegos, unas veces se gana y otras se pierde. Afortunadamente, no es cierto que el verdadero amor sólo se sienta una vez en la vida y con una única persona. No es cierto. Por suerte, en el amor, siempre hay segundas oportunidades. Lo único que debemos hacer, aunque parezca mentira, es volver a sacar el tablero y tirar de nuevo los dados. Si no se jugase una y otra vez, no habría oportunidades de volver a ganar.

Sucede que este es un juego en el que cuando se pierde, la sensación de fracaso es estrepitosa. Pero adoramos jugar porque la felicidad extrema que produce ganar puede con el afligimiento del perder y, sobre todo, porque uno no vuelve a sentirse bien hasta que no logra otra victoria.

A veces siento que le dí mi juventud a quien no supo corresponderme; que le entregué mi corazón a quien sólo se sirvió de él para utilizarme; que le abrí la puerta de mi casa a quien no lo mereció.

Camilo solía decir: “siempre me voy a enamorar de quien de mí no se enamora”, y yo, en cambio, siempre me voy a enamorar de quien menos me conviene.

Alguien me recomendó que eliminase los componentes emocionales por un tiempo; pero, a mí me dio por pensar que, si seguía eliminando los componentes emocionales de todo corría el riesgo de ser como el resto de la gente: insensible.

Cada uno de ellos me enseñó a olvidar; pero ninguno de ellos consiguió helar mi corazón.

Si olvidar cuando se tiene una herida consistiese, simplemente, en cerrar o abrir una trampilla…

Quizá, el problema de perder en este juego se deba a cuando siempre te han querido, pero nunca te han amado.

Y más probablemente, el verdadero inconveniente resida en el ansia por llenar un hueco tan hambriento como un perro abandonado. La desesperación y el deseo de ser otra persona, de tener otra vida, de autoconsuelo, de gozar la sensación de que puedes tapar una vida insulsa, de arriesgar… de sentirse vivo! La desesperación lleva siempre a cometer las mayores locuras.

En cualquier caso, para la próxima vez en que te decidas a sacar el tablero, utiliza tus conocimientos previos para darle sentido a tus actos, pero permite que siga siendo tu corazón quien le dé sentido a tu vida

CADA.

P.D. Para Chelo, que bien sabe ella cómo la vida está llena de segundas, terceras y hasta cuartas oportunidades!!


EL ERROR MÁS TONTO DE NUESTRA VIDA



El post de hoy está motivado por unas cuestiones que aunque no vienen al caso me han hecho reflexionar acerca de algunas cuestiones que me gustaría compartir con tod@s vosotr@s.
En ocasiones ser testigo de algunos errores te hace caer en la cuenta de los mismos procesos erróneos en los que estás inmerso y eso, de alguna manera, es lo que quería transmitir hoy.
Uno de esos errores frecuentes, tan frecuentes como difíciles de captar, es la ilusión de las expectativas. El ya famoso tema de “cuando tenga tal me sentiré cual”. Muchas veces a lo largo de nuestra vida nos boicoteamos a nosotros mismos manteniendo situaciones con la ilusa esperanza de que algún día, por arte de magia, cambiarán. Cuando el famoso día llega, nos damos cuenta de que no sólo no han cambiado, sino que no hay muchas posibilidades de que lo hagan. Entonces llega la frustración, la envidia y el enfado.
Aunque parezca mentira, todas estas emociones proceden de un mismo y único error: creer a pies juntillas que somos una cáscara de nuez en mitad de un tormentoso océano que nos lleva a la deriva a su antojo.
En mitad de ese oleaje inmenso, consideramos esa situación como real y tratamos de controlar el océano desde nuestra pequeña nuez, cuando la realidad es que somos tanto el océano como la cáscara. De esta manera las tribulaciones no son más que vanos intentos de hacernos naufragar a nosotros mismos, lo cual, obviamente, es imposible.
¿Solución? Dejar de esperar. Si las cosas son lo que son, en algún rincón de nuestra alma sabemos, con la certeza absoluta que aporta la verdad, que tenemos el poder para dominar el mundo, pues somos el mundo. Es evidente, o al menos debería resultarlo, que si creemos que no somos más que una mísera cáscara sometida al azaroso ritmo de las olas, nos sentiremos insignificantes. Ahora bien, ¿es esa la realidad de las cosas? Sinceramente creo que no. La realidad es bien distinta. No hay nadie, repito, nadie, ahí fuera tratando de hacerte la puñeta.
Por un lado, creer que somos tan insignificantes es una patente falta de amor hacia uno mismo, por otro, pensar que el mundo es un gran montaje construido con el único fin de fastidiarnos la existencia, es de una soberbia tan demente como irreal. 



¿En qué quedamos? Yo creo que uno de los mayores errores de nuestra cultura es que nos enseña a igualar sacrificio con amor.
Observando detenidamente este suicidio emocional uno se da cuenta de lo absurdo del asunto: yo me sacrifico por ti en prueba de amor, esperando, en buena lógica, que me demuestres con tu sacrificio cuánto me amas. De ahí, con un solo giro de tuerca, me cargo la mismísima fuente del amor y lejos de darme cuenta, sigo sacrificándome en un vano y desesperado intento de obtener a través de ese nefasto chantaje emocional, lo que yo mismo no soy capaz de regalar ni de regalarme, haciéndote además, culpable de toda la frustración y el miedo que esta locura me genera.
¿Cómo puede la desesperación convertirse en esperanza por arte de magia?¿Cómo puedo esperar recibir amor si la fuente del amor soy yo mismo y no he hecho nada para que mane? Y la vida, o el infierno en que la hemos convertido, continúa su paso triunfal enganchado a este tiovivo demente, inmersos en los mismos juegos, variando únicamente sus infernales máscaras.
El amor, amigos míos, no tiene nada que ver con el sacrificio, el amor es paz, disfrute y alegría y todo lo demás es miedo, miedo a descubrir que esa nuez nunca existió y que lo único que queda es el océano. Nosotros, cada uno, somos los responsables de convertirlo en un paradisíaco mar azul de arrecifes coralinos o en la peor tormenta de las que pueblan nuestras más espeluznantes pesadillas.
Sinceramente, os deseo desde estas líneas, que elijáis las perlas y el coral, desterrando, de una vez por todas y para siempre, las odiosas pesadillas que nos encadenan.

Con amor

EDU

PERÍODO DE ADAPTACIÓN

Si buscamos la definición de “Período de adaptación”, encontraremos Webs en Internet que, en resumen, lo definen como un proceso de aceptación de la separación de los padres. Es un intento de adaptarse poco a poco a no estar en casa.

Para ser sincera y entrar rápidamente en materia diré que siempre me ha parecido un proceso de “alargamiento de la agonía”.

Los niños tienen una plasticidad inmensa para reajustarse a las nuevas situaciones debido a sus cortas experiencias de vida. Como los conocimientos previos a edades tempranas son limitados, para el infante todo es nuevo y, por tanto, digno de ser explorado.

En la incorporación del niño al mundo escolar inciden varios factores. El que más preocupa a la sociedad es el apego. Como es lógico, el menor está apegado a sus padres y, más aún, a su madre. La necesidad de manifestar y vivir ese apego es constante. Estar con mamá es mejor que ninguna otra cosa en el mundo. De esto no puede cabernos duda alguna. Sin embargo, los pequeños períodos separados ayudan a desarrollar autonomía para ambos implicados.

A donde realmente quiero llegar es que, como es lógico, a los niños puede costarles el hecho de tener que salir de su casa para entrar en un lugar desconocido. Suena incluso traumático pensar en dejar el calocirto de la familia para pasar un montón de horas con un grupo de niños tan asustados o más que uno mismo y unos adultos que, a priori, no parecen tener interés en besarte más que a nadie.

Sin embargo yo me pregunto, ¿esa situación es susceptible de mejorar por el hecho de prolongarla?

Suena casi absurdo el rollo este de a poquitines. Hoy te dejo aquí una hora, mañana dos y cuando menos te lo esperas, zás, te tiras el día entero.

Pensando en la capacidad de adaptabilidad infantil, suena un poco más sensato entender que la nueva situación es la que es.

De media, los niños tardan un mes en adaptarse al colegio por primera vez. Los maestros reconocen que los nenes de tres años se pasan el mes de septiembre entero llorando (por contagio entre ellos).

Decidir si aplicar o no unas reglas de “período de adaptación” es más o menos conveniente debería estar avalado por amplios estudios y no por teorías insulsas.

En mi experiencia hay factores que inciden mucho más y absolutamente decisivos de cara a un buen afrontamiento y éstos, muy señores míos, están completamente asentados en la familia y en cómo los padres actúen.




Irse de casa unas horas al día NO es malo. Lejos de ello, es absolutamente beneficioso. Se explora el mundo, inmunizan las defensas y hacen grandes amigos. Ir a la escuela abre un mundo de posibilidades. Y es así cómo los padres debemos mostrarlo. Nuestra alegría por ese comienzo y nuestra tranquilidad por permitir que nuestro peque pase tiempo con otros compis y con profesionales.

Algunos consejos actitudinales:
-          Muestra emoción por su incorporación al centro
-          Habla sólo maravillas de lo bueno que es incorporarse a una escuela
-          Cuando entres sorpréndete de lo bonito que es todo y de lo felices que parecen los demás
-          Si ves a otro niño llorando explícale cualquier cosa que le haga pensar que él o ella no va a necesitar llorar
-          Asegúrale que si se siente mal irás a buscarle; no debe angustiarse pensando en abandono
-          Deja al niño y vete. No te quedes a ver qué hace
-          Siente tranquilidad, tu hijo no puede estar en un lugar mejor
-          No sientas estrés, ni tristeza. Siéntete bien, con confianza y seguridad

Está demostrado que las familias seguras y felices ayudan notablemente en los procesos de incorporación.
Nuestra inseguridad genera miedos en los niños.


Si el período de adaptación tiene sentido entre los 0 y 6 años, donde los niños y las niñas se adaptan mejor que los adultos a los giros inesperados del destino, entonces… ¿no tendría mucho más sentido un período de adaptación de adultos para abolir el dichoso síndrome post-vacacional?

Los adultos nos tiramos quince días tratando de ajustarnos al horario y a la rutina en el trabajo después de unas semanas de descanso.

Llegas a la oficina por la mañana y charlas un poco. Después sientes desesperadamente que necesitas un café. A las once te animas a ir viendo algunos correos. Te percatas de que realizas el trabajo muy lentamente. Todo el cuerpo te pesa… Tres días después ya te animas a ir haciendo alguna llamada de teléfono…

Quizá, si nuestros hijos nos dejasen en la puerta del trabajo con un beso y una amplia sonrisa, diciéndonos lo bonita que es nuestra empresa, lo simpática que resulta nuestra jefa y que, además, contamos con todo su apoyo… quizá y sólo quizá, nosotros también sabríamos disfrutar de una jornada feliz…

CADA.


LA TIRANÍA DE LA FORMA NOS DEFORMA

Al contrario de lo que pudiera parecer el verano da para mucho. Yo he disfrutado de días de sol y playa, pero también he podido sacar tiempo para algunos asuntos personales que hacía algunos meses estaban en barbecho a la espera de tiempo. Uno de estos asuntos me llevó a pensar en este post: Vivimos una especie de tiranía de la forma. Y no sólo porque nos vendan y nos metan a través de los ojos toda clase de formas que nuestros cuerpos deberían tener, sino en muchos más sentidos.
Hablaba con una amiga y en un intento de empatizar con ella le decía que era “grande”. Medio en broma, medio en serio, ella me respondió que era más bien “pequeña” y físicamente es cierto, pero la grandeza de las personas no debería medirse en centímetros, ni por exceso ni por defecto.
¿Os habéis fijado en cuánta energía despilfarramos tratando de acomodar nuestra figura a una forma determinada? Es realmente patético, pero más aún lo es cuántas formas le damos al miedo, haciendo caso omiso de su significado.
Y aquí vamos entrando en el meollo de lo que quería deciros en este regreso vacacional. Evidentemente, toda forma esconde un significado, el caso es que estamos tan acostumbrados a movernos entre formas que se nos escapa que lo que verdaderamente tiene sentido es lo que esconden las mismas. Hay cuerpos que esconden personas y eso es lo único que debería importarnos. Sin embargo, hemos terminado por creer que es más importante el cuerpo que la persona que significa.
Nos hemos olvidado del significado de las palabras, de lo que dicen, de cómo lo dicen. Porque una palabra es mucho más que una sucesión de sonidos, incluso es mucho más que la definición del diccionario y sin embargo, parece que la wikipedia nos va a salvar de todas nuestras lagunas de vocabulario.
Son sólo dos ejemplos de lo que nos sucede con tanta frecuencia que se ha originado un debate que tiene un fondo mucho más importante. Porque el tema de la apariencia, queramos que no, está ya muy manido y el que más o el que menos, entendería que no puede dejar arrastrar por la mera apariencia física, hasta aquí todos de acuerdo. El debate realmente importante es el debate del conocimiento.
Las formas nos velan el camino del conocimiento, porque para conocer realmente, hay que desvestir las cosas, me da igual que sea un cuerpo, la etimología de una palabra o las tripas de un ordenador. Conocer implica desnudarse, de ropajes, de condicionamientos, de ideas y creencias preconcebidas. Que nos bombardeen diariamente con formas de todos los estilos en realidad significa que no nos dejan conocer.



Probablemente el conocimiento sea lo más hermoso que existe y no estoy hablando de meterme en una biblioteca polvorienta a extraer las ideas de algún sabio, eso no sería más que formas y más formas. Lo que estoy diciendo es que tenemos que atrevernos a morder la vida, intentando extraer la médula de lo que constituye cada instante, un instante que es único e irrepetible. Estoy hablando de hundir las manos en el barro de la existencia, estoy hablando de mirar al otro a los ojos, de verdad, y ser capaz de descubrir en el fondo de su mirada aquello que lo hace realmente único y especial.
Es realmente curioso que estemos soñando todo el año con unos días de asueto, simplemente para tratar de aburrirnos durante más horas al día de las que nos aburrimos normalmente y nos perdamos, instante tras instante, el placer de descubrir quién eres realmente, más allá de las etiquetas, más allá de las clases, más allá de los ropajes sociales que de una u otra forma nos invaden.
Quizá tenemos miedo, seguro que tenemos miedo. Miedo a descubrir que en realidad somos iguales, que en realidad no hay nada que nos diferencie, que en realidad este vestido precioso que llevo ahora mismo nos es más que un ropaje caduco, que algún día, sencillamente, se volverá inservible y tendré que desechar. Entonces, si no soy este ropaje, si mi vestido no me identifica, quizá tenga que empezar a admitir que soy más de lo que siempre he creído. Y curiosamente tenemos miedo de nuestra propia grandeza, de nuestro propio poder. Tenemos miedo de reconocer todo lo que podemos hacer y no hemos hecho todavía. Hoy es el día. Ahora es el momento.
Atrevámonos a mirar con ojos nuevos el mundo, atrevámonos a extraer el significado de cada una de las experiencias que tenga, atrevámonos a ir más allá, siempre más allá y descubriremos que en el fondo, donde la forma ya no es sino un mero recuerdo que limita, nace una luz distinta, una luz que nos recuerda y actualiza nuestra propia grandeza, la plenitud de la que ya gozamos en este instante si dejamos que florezca. Mira a la persona que tienes al lado, quien sea y descubrirás que en su fondo late la misma fuerza que sientes brotar de tu interior. Esa fuerza, esa pulsión incandescente y eterna, nos hace iguales, pues es lo mismo, esa fuerza tiene nombre y apellidos, pero el seudónimo más conocido por todos es: Amor.
Feliz y amorosa semana para tod@s
EDU








FELIZ CUMPLE EDU-CADA

Gente Edu-Cada está de enhorabuena. Coincidiendo con el inicio del nuevo curso escolar celebramos nuestro tercer cumpleaños!!




Ante todo, no queremos dejar pasar esta ocasión sin felicitar a los protagonistas de nuestro blog Edu y Cada, quienes hacen posible las entradas semanales que ya se han ganado vuestro seguimiento.

Cumplir otro año supone un nuevo desafío. Gente Edu-Cada tiene un montón de novedades que irá compartiendo con vosotros y que siguen la línea de las demandas que nos habéis ido haciendo.

Para empezar, anunciamos nuestra colaboración con Formación en la Nube, entidad dedicada a la gestión de acciones formativas y cuya apuesta fuerte para el inicio del período 2013/14 es el arranque de su School of English situada en la madrileña calle de Chile.

Seguiremos compartiendo temáticas para el docente y poco a poco os desvelaremos noticias de interés.

Para terminar, os recordamos que este jueves día 5 de septiembre ya estará disponible el nuevo post de Edu, quien ha anunciado continuar en su línea de psicología positiva. Entretanto Cada ha declarado en exclusiva que a lo largo de sus próximas ediciones se mostrará aún más pragmática y, como ella misma ha señalado "contaré mis verdades tal y como las pienso y creo. Mi pluma será una máquina de palabras libremente pensadas, pues este es el medio para compartir lo que siento sin tapujos".

Como celebración de cumpleaños os dejamos la nueva imagen del blog, que viste los colores de nuestros compañeros y amigos de Formación en la Nube, cuyo link os invitamos a visitar.

www.formacionenlanube.com

Un saludo,

Gente Edu-Cada