En una ocasión alguien me contó una interesante anécdota que hoy ha venido a mi memoria. Los protagonistas de la historia se encontraban en Cleveland, la cuna del Rock. Allí, decidieron llevar a su hija de dos años a un museo de ciencias para niños. En una parte del museo, dedicada a la NASA y a los “supuestos” viajes lunares, había una zona con mesas hexagonales repletas de fichas de madera. Un cartel decía algo así como Imagina cómo serían las construcciones lunares. Los niños y las niñas se sentaban en torno a las mesas y apilaban piezas una encima de otra elevando torres cada vez más altas. Llamativo resultó un niño asiático, de unos 5 años, que comenzó una torre que gozaba de la admiración de los presentes. Cuando estaba por encima de su altura, se subió a una banqueta para continuar su construcción.
Pero a aquella niña de dos años, todo eso no pareció importarle nada. Ni siquiera miraba las torres. Ella se sentó, igual que el resto de los niños, y comenzó a construir algo muy diferente. Mientras todos edificaban, la pequeña elaboró un xilófono. Puso especial cuidado en colocar adecuadamente las piezas y cuando lo hubo terminado, sujetó con cada mano una pieza más y comenzó a tocar una música improvisada a la vez que inventaba una animada canción.
Precisamente en Cleveland!! Unos días después, la familia llegó a Nueva York. En una inmensa juguetería, su madre le propuso que eligiese un solo juguete, el que ella quisiese. Fue directamente a la zona de instrumentos y cogió un pequeño xilófono de madera. El resto de la tienda no resultó de su interés.
Entonces, de pronto, recordó las “torres lunares” y una frase vino a su cabeza:
Donde todo el mundo vio torres, ella, simplemente, vio música…
Cuando le relaté este hecho a un buen amigo mío, éste comentó: “Tiene un aspecto excelente: no sé si el aprendizaje es significativo del todo, pero la historia apunta bastante. Donde alguien ve lo mismo que todos pero encuentra algo distinto que es relevante, tiende a la sabiduría”.
Esta última afirmación ha estado resonando un tiempo en mi cabeza. Las reflexiones derivadas de la historia relatada me llevan a varias conclusiones. Entre ellas está la idea acerca de dónde está la importancia de aprender qué cosas y dónde la de decidir qué enseñar o, más aún, qué valorar. (Esta parte la desarrollaré en mi próximo post).
Ahora, quería hacer un apunte final sobre la última reflexión que me produjo el relato. Casi podría decirse que hay algo aún más interesante que lo que la pequeña descubrió como diferente y relevante; y es el hecho de que movida por el interés de ella hacia la música, su madre decidiese aprender, por acercarse más a su hija, a tocar un instrumento. Al principio no podía creer que estuviese tocando. La música nunca había sido de su propio interés. Pero muy poco tiempo después, descubrió que aquello le llenaba de satisfacción. Por fin había encontrado una actividad que le liberaba de verdad y con la que podía ser alguien diferente. Era divertido, muy divertido. Pero sobre todo, era pura explosión de sentimientos y auténtica satisfacción. No tenía que pensar; sólo tenía que sentirse libre y dejarse llevar.
¿Cuántas veces le habían dicho que tenía que buscar algo que le hiciese sentir bien sólo por el disfrute en sí?
Era perfecto. ¡Y lo había descubierto por una niña de dos años que había construido un xilófono en un museo!
Es increíblemente satisfactorio cuando haciendo algo por otra persona descubres una pasión oculta.
Pero en la vida, como en la música, siempre queda algo nuevo por aprender…
CADA.
Que genial esa niña!! aprendamos de los niños un poco mas.
ResponderEliminarAquí, un claro ejemplo de lo que uno descubre gracias a una pequeña de dos años. El aprendizaje se desarrolla más por estimulación. En este caso, la estimulación de esa madre es su hija y la hija proporciona el estímulo necesario para aprender a esa madre. Lo que hacen los hijos por los padres!!
ResponderEliminarMi pasión desde hace muchos años es la cocina... Me gusta cocinar, me gusta que la gente disfrute comiendo las cosas que con mis manos se generan, y eso me viene no de mi hija, sino de mi madre y mi abuela, creo que existen aficiones que aparecen con los hijos y aficiones que surgen de los padres, abuelos, tíos... Lo importante es encontrar algo que te libere, te haga feliz y que puedas compartir con los demás!!!
ResponderEliminarBravo por Cada!!!
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios. La satisfacción por el logro en la tarea es fundamental y mueve montañas. Curioso es cómo puede movernos a actuar otra persona y no nuestros propios intereses que, en este caso, estaban ocultos hasta la fecha.
Mi consejo es seguir esa voz interior que marca el camino por una meta que es pura autosatisfacción y realización personal.
Un saludo a todos,
CADA.