El jueves pasado esbocé un tema que creo que es, en el momento actual, una auténtica encrucijada para el sistema educativo: dónde está la importancia de aprender qué cosas y dónde la de decidir qué enseñar o, más aún, qué valorar.
Creo que es una realidad que, actualmente, el sector educativa, en general, está un poco quemado. Entre el cambio social al que asistimos, la tensa situación política y la crisis económica, estamos viviendo momentos muy duros para la enseñanza.
El profesorado sale a la calle en busca de soluciones mientras las familias aprietan los dientes preguntándose si las opciones que se les presentan son adecuadas para sus hijos.
Nadie tiene las respuestas correctas. La comunidad educativa lucha a contracorriente en un sistema ambiguo y que parece desmoronarse.
Lo más curioso es, que si le preguntas a cualquier padre/madre qué es lo que más le preocupa, te va a contestar que su primera prioridad es que su hijo/a sea feliz. Algo muy contradictorio si pensamos que los niños/as españoles están a la cola de la felicidad en las encuestas europeas.
¿Qué está pasando? ¿Por qué no somos capaces de sacar adelante un sistema educativo que, como poco, nos devuelva ciudadanos felices?
Imagen de: articulo26.wordpress.com
Podríamos debatir cientos de líneas sobre dónde están o no están los auténticos problemas. Pero hoy, sólo quiero que pensemos en nuestra pequeña parcela y en lo que nosotros podemos hacer, como educadores, para ir provocando cambios en el sistema.
El primer paso debería ser pensar que la felicidad de los pequeños tiene mucho que ver con sus intereses inmediatos.
No estoy hablando de crear un sistema educativo idílico donde el objetivo último de la educación consista en lograr la felicidad del formando. De lo que estoy hablando es de pararnos, por un momento, a pensar dónde estamos poniendo el acento. Qué es lo que valoramos como importante y si eso que tanto creemos que debiera ser importante, realmente lo es.
Por qué nos fijamos en que un niño de tres años que acaba de iniciar su andadura por el mundo escolar aprenda a ser disciplinado, controle sus impulsos y emociones, sea correcto con los compañeros, desarrolle su autonomía, haga caso a su profesor, se coma lo que le pones en el plato y haga sus fichas. Por qué es negativo que sea muy movido o muy impulsivo o excesivamente curioso. Por qué vamos encaminando a ese niño al aprendizaje de la lengua, las matemáticas y los idiomas y no fomentamos en él el arte, la creatividad o el desarrollo de sus intereses personales, donde sin duda destacaría.
No digo que lo que hacemos esté mal. Sólo planteo que es insuficiente.
Si partimos de la base de que los seres humanos son diferentes y han nacido para brillar en aspectos diferentes, por qué pretendemos enseñarles a todos igual como si creásemos niños en serie en una producción tayloriana???
Por qué somos incapaces de entrar en nuestra clase llenos de energía, con una explosión de dinamismo y, dispuestos a querer a todos igual y a valorar lo que cada uno podría ser y no lo que el sistema nos dice que deben ser.
¿Qué día los educadores perdimos el ideal de utopía que envuelve la enseñanza?
¿Por qué el sistema nos ha agotado a todos tanto?
No podemos pegarnos de cabezadas contra las paredes, pero podemos ser enérgicos, podemos estar al pie del cañón y, sobre todo, podemos creer.
Si ni nosotros creemos en ellos, ¿quién lo hará?
Ojalá terminara esta lucha sin cuartel que sitúa en una permanente tensión todo lo que tiene que ver con la palabra educación. Entre tanto, unos pocos elegidos se levantan cada mañana con una misión: dejar con la boca abierta a 25 alumnos/as. Y esa persona, afortunadamente, cala tan hondo que, si todo va bien, dejará una huella que llevara a alguien al éxito.
Suerte con tu misión…
CADA.
Buenas tardes CADA, hoy tengo un sentimiento agridulce en tu post, por un lado estoy totalmente de acuerdo en que no solo debemos fomentar la disciplina y el respeto a las normas fundamentales, y digo no solo porque si he aprendido algo con los años es que ser diferente es bueno, te hace ver las cosas desde otro punto de vista y si has tenido la suerte de haber tenido profesores que te han permitido y comprendido como eras... con el paso del tiempo tus aptitudes se han fortalecido y te has convertido en un hombre de provecho para esta sociedad...
ResponderEliminarPero en tu post veo algo amargo y es que muchos de los profesores (no digo todos) que actualmente dan clases son profesores porque la paga no está mal, el horario es cómodo, las vacaciones extensas y no se dan cuenta que se les paga por educar y convertir a críos en personas de provecho para la sociedad, explotando sus habilidades y encauzándoles hacia lo que destacan sin olvidar una mínima base en el resto de materias...
Donde se ha perdido la filosofía del profesor? En muchos sitios… ahora un profesor entra suelta su asignatura y pone una hora de tutoría de 13:00 a 14:00, con lo que un padre de familia que trabaje jamás podrá cruzar impresiones de su hijo con el profesor, los profesores se quejan porque dicen que tienen a 25 niños en clase… cuantos éramos nosotros??? Y alguno se ha muerto? Si somos casi todos universitarios…
Soy maestra y si de algo estoy orgullosa es de serlo de INFANTIL; esa gran etapa donde todo es diferente. Aprender por descubrimiento, experimentar, jugar, sentir, vivenciar....
ResponderEliminarPara mí son palabras básicas de mi día a día.
Este curso estoy de tutora de los de 3 años y varios días me ha tocado sustituir en 6º de Primaria, donde en este Centro, las clases siguen siendo como eran hace 20 años cuando yo iba al cole. El profe suelta su charla, los niños trabajan individualmente, subrayan, hacen los ejercicios, memorizan y al poco tiempo un control....
La sociedad ha cambiado y, sin embargo, algunos profesores siguen utilizando las mismas herramientas y recursos de antaño(que a mi personalmente ya me aburrían cuando era pequeña).
¿Donde están las teorías de grandes pedagogos del S. XX? Montesori, Freinet, Froebel, etc etc?
Aún así no generalicemos, hay coles que trabajan por verdaderos Proyectos, sin libros, implicando a toda la comunidad educativa, despertando el interés y la curiosidad de los alumnos, me quedo sin palabras porque hay que verlo. Y hablo de infantil y también de Primaria. Eso si, el trabajo de preparación que requiere por parte del profesor es mucho más grande y no todos están dispuestos a eso. Es más fácil leerles la lección y en el caso de infantil es triste pero para algunos sigue siendo más fácil ponerles a leer el "ma me mi mo mu" en vez de fomentar el gusto e interés por la lectura: aprendizaje significativo.
¿Será que aún están muy recientes las Grandes Teorías del S. XX?
Os dejo un vídeo que ví precisamente ayer y aunque largo merece totalmente la pena verlo:
http://www.youtube.com/watch?v=AZ3JmuaUrxs
Un saludo Cada, un placer compartir opiniones.
PD: Mi grupo es bastante movido....¡¡y me encanta!!:-)
Estimado seguidor anónimo:
ResponderEliminarYo también tengo una sensación agridulce. Es la contradicción que se siente entre lo que creemos que debería ser y lo que, en ocasiones, vemos.
Supongo que no queda otra que seguir en el camino!! La pregunta es, si muchos de nosotros creemos en ello, ¿por qué nunca ocurre nada?
Gracias por seguir ahí.
CADA.
Estimada Morelina,
ResponderEliminarConocía el vídeo. De hecho, le recomiendo a todos nuestros lectores que sigan de cerca a Sir Ken Robinson. Sus ideales pueden ayudarnos a seguir adelante, a luchar, a motivarnos.
Evidentemente, no todos los maestros son iguales. Claro que no. Pero produce desazón encontrar un sector que, un jefe de estudios de un colegio calificó el otro día como insolidario. ¿No es triste ser los primeros en pensar que algo no puede hacerse?
El valor de educar debería ser más fuerte que la política.
Nos echamos a la calle cuando nos recortan los sueldos, pero no recuerdo protestas contra los dinosaurios del sistema que no abogaban por el aprendizaje significativo.
Cuando queremos empezar a apostar por algo en este país, ya lleva 10 años pasado de moda en Finlandia.
Qué razón tienes amiga!! ¿Dónde están los grandes pedagogos del s.XX?!?!?! Es más, dónde se esconden lo buenos pedagogos del s.XXI?!?!?! Que seguro que los hay. Pero ya nadie escucha?
Un saludo,
CADA.