Hoy es un día habitual, de esos en los que parece
que no pasa nada, una semana más cargada de cotidianeidad, de convivencia, de
solucionar esos pequeños inconvenientes de la vida…y llueve…
Ahora bien, mi pregunta es ¿Y…? Pues y nada…La vida
tiene estas cosas, que se degusta en los pequeños instantes y hoy es hoy. Sin
mucho más que añadir. Así que hoy es un día para recordarnos que cada momento
tiene su gracia y su oportunidad de ser feliz.
Es cierto que la lluvia puede ser incómoda en
algunos aspectos pero también es cierto que hace crecer las flores ahora que se
acerca la primavera, irremediablemente, fiel a su cita anual con el calendario.
Es cierto que todos tenemos pequeños inconvenientes que solucionar, pero si
dejamos de verlos como un simple problema y los observamos desde otra óptica,
descubriremos en ellos asuntos que podemos solucionar en nuestra vida, sólo
hace falta tener un objetivo claro y ¡Manos a la obra!.
Me gustaría compartir con todos vosotros una pequeña
anécdota acaecida a un amigo hace unos meses. Fue un revés económico, que le
hizo estar unas semanas apuradas desde el punto de vista adquisitivo. Es cierto
que hay ocasiones en las que nos podemos dejar llevar por la angustia, sobre
todo cuando creemos que no podemos hacer frente a nuestras necesidades más
básicas…
Lo interesante del caso es que este amigo del que os
hablo decidió que no quería que se volviera a repetir la situación. Evidentemente
no podía controlar algunas de las situaciones que le habían llevado a esa
posición financiera que podríamos llamar incómoda, así que me pidió un poco de
ayuda en forma de consejo.
Lo primero que tratamos de descubrir juntos era su
objetivo y muchas veces este no es un problema menor. Decidir lo que uno quiere
en la vida no siempre es una tarea sencilla. Aparentemente la respuesta era
sencilla: Más dinero. Pero muchas veces nos dejamos llevar por la apariencia.
¿Más dinero para qué? Le respondí.
Pues para estar tranquilo, me contestó como si fuera
obvio.
La tranquilidad es un estado de ánimo, que
evidentemente puede alcanzarse con dinero, pues eso hace que desaparezcan
muchas preocupaciones, pero el dinero era sólo
un medio para ese fin. Y la conclusión ya no era tan evidente. ¿Qué
otras cosas pueden ayudarte a alcanzar esa tranquilidad? ¿Cuál sería un grado
de tranquilidad aceptable para ti? ¿Cómo se manifestaría?
De aquella conversación mi amigo aprendió muchas
cosas que puso en práctica en su vida, muchas de ellas son demasiado personales
para compartirlas en este medio, pero lo más importante de esta experiencia es
que esta persona redujo su nivel de gastos, entendiendo como superfluas muchas
de las necesidades que hasta ese momento había considerado imprescindibles y
esa es la lección de vida que podemos extraer a modo de moraleja.
En más ocasiones de las que parece nos quejamos
tanto de las circunstancias que no observamos lo que esas circunstancias pueden
aportarnos desde el punto de vista del aprendizaje. Todos tenemos cositas que
aprender, todos podemos mejorar nuestra existencia un poquito cada día. Las
circunstancias son sólo pequeños campos de juego donde poner en práctica
nuestras habilidades, así que juguemos.
La siguiente conclusión es que casi nada en la vida es
demasiado trascendente, ese viejo adagio de que todo tiene solución menos la
muerte es completamente cierto. Y todo es todo. Porque cuando busco soluciones
no queda más remedio que encontrarlas, aunque a veces vengan disfrazadas de una
forma que no habíamos previsto. Lo importante es el estado de ánimo con el que
hago frente a esos pequeños inconvenientes, porque salir reforzado de los
reveses siempre es un buen motivo para encontrar alegría aun en las situaciones
más incómodas.
Sinceramente, creo que no somos del todo conscientes
del poder de nuestro estado de ánimo en nuestra vida, de cómo nos influye, de
cómo alimenta nuestras actitudes y por lo tanto nuestra forma de enfrentarnos a
la realidad. Aunque
es tema para otra entrada, bien podríamos concluir en esta que cuando miro a la vida cara a cara, no como
a un enemigo sino como a un compañero de viaje que me anima en cada instante a
hacer lo que tengo que hacer, más allá de mis miedos, de mis limitaciones, de
mis creencias…En esos momentos, empezamos a encontrar al verdadero Ser, no a la
persona limitada que nos han dicho que somos o que nos hemos creído, sino a la
persona valiente y decidida que es capaz de hacer frente a cualquier
circunstancia, porque en definitiva, la vida no es más que un juego y los
juegos es mejor enfrentarlos con una sonrisa.
Es cierto, en la calle llueve, es una semana más,
cargada de las pequeñas cotidianidades de cada día, ¿Y…? Pues que es un día
precioso para disfrutar, saltar en algún charco, ducharse con agua tibia al llegar
a casa y sonreír…
Feliz semana para tod@s
EDU
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