LAS RAÍCES DEL MUNDO

Ayer estuve comiendo con una amiga y entre las muchas cosas sobre las que versó la conversación hablamos de la necesidad de enraizarse, es decir, de esa necesidad que tenemos todos de construir de verdad en el mundo nuestras ideas y proyectos.

En medio de esta historia me lanzó una pregunta que no sé si fui capaz de responder, así que después de un poco de reflexión, comparto con vosotros y con ella estas ideas al respecto. La pregunta en cuestión es: “¿Cómo hago para enraizarme?” Y a ello vamos...

Lo primero que acudió a mi mente al escuchar esta pregunta fue una idea que aprendía hace algún tiempo de un gran Maestro que se llama Ken Wilber: El cuerpo no es todo lo que hay, pero sin cuerpo no podemos generar todo lo demás. Es decir, como me gusta decir, somos conciencia corporizada y si no fuera así, seríamos angelitos de luz cantando las glorias de la creación, pero puesto que andamos por esta Tierra, comiendo y haciendo cacas, algo tendrá que aportarnos el cuerpo.

Lo terrenal no es aquello de lo que hay que huir. A pesar de lo que hayamos aprendido en nuestra infancia acerca del infierno y de lo que significa el “crecimiento espiritual”, no puede haber crecimiento sin raíces. No hay más que darse una vuelta por el campo y admirar los árboles, esplendorosos de verde primaveral. Los más bellos, altos y frondosos, son los que tienen las raíces más profundas, hundidas en la tierra. Así que la primera enseñanza es clara. Para crecer hacia arriba hay que crecer hacia abajo, sin excepciones.

La segunda conclusión es también clara: primero hacia abajo y luego hacia arriba, porque si lo hacemos al revés ya podemos ir rezando para que no sople ni la más mínima brisa. A veces nos empeñamos en huir de la realidad porque sencillamente no nos gusta, pero en vez de ser sinceros con nosotros mismos, nos dedicamos a mirar el aura, a meditar largas horas delante del espejo y a justificarnos diciendo que hemos dejado atrás las “miserias del mundo”. Este comportamiento no es desarrollo, se llama huída. ¿Cuánta gente nos encontramos por la vida que en vez de dedicarse a cuidar su mundo va picoteando terapias y yendo de un lado para otro pensando “no, esto tampoco es lo mío”? Y así, evitan el verdadero conflicto creyendo que son más que los que pasean por su lado en la calle, por el hecho de haber realizado tropecientos cursos sobre “terapia energética psicomutante de la multidimensión astral superior”. Cuanto más esotérico y rimbombante, mejor.

El desarrollo personal no tiene nada de esotérico, empieza por dormir bien, comer bien y cagar bien. Y si después de todo eso aún nos quedan ganas de algo más, entonces ya podemos empezar a trabajar en relacionarnos mejor los unos con los otros, es decir, en amarnos más y mejor, sin excusas.

De ahí lo de “enraizarnos”, porque la raíz de todo lo que viene después es el cuerpo y al cuerpo hay que mimarlo, escucharlo y comprenderlo. Pero como a veces tiene la mala costumbre de decirnos las cosas a la cara, es mucho mejor hacer oídos sordos y empezar a buscar fuera para no tener que mirar dentro.


Imagen de circulomujernawal.blogspot.com
Muy bien, EDU, muy gráfico todo ésto y con un punto de humor ácido si me apuras, pero...¿cómo lo hacemos?

Pues en primer lugar yo creo que tenemos que salir de la idea de que somos víctimas de la situación, ya he hablado mucho de ésto, así que os remito a otros post, para no repetirme demasiado. En segundo lugar, tengo que empezar a pensar como si fuera un emperador, o una emperatriz. La idea del mártir que debe sacrificarse por los demás nos ha hecho mucho daño a todos. No somos mártires, somos emperadores. Mi cuerpo es sabio en el sentido de que sabe lo que quiere y cuándo lo quiere, la sabiduría del cuerpo se llama instinto y si seguimos sus dictados estaremos echando raíces verdaderas. Hay que comer bien, descansar bien, relacionarse bien y evacuar bien. Lo cual no significa hacer lo que me de la gana, sino escuchar qué es lo que quiero a cada instante y visto lo visto, no parece una tarea muy sencilla.

Porque no sabemos escuchar y antes de sentir, ya estamos pensando en si las cosas me gustan o no me gustan. Y el cuerpo no sabe de gustos, o sí, porque genera emociones para decirnos si una situación es agradable y hay que quedarse o es desagradable y hay que salir pitando para no terminar como la cena del león de turno. Pero en ningún momento se le ocurre ponerse a criticar al león y decirle que es esto o lo otro o lo de más allá por querer comerme. El chico hace lo que puede, desde luego. Así que me lleno de adrenalina para subirme al primer árbol que vea y santas pascuas, fin del proceso.

Ahora, en este mundo donde no hay leones ni árboles a los que subirse, una situación peligrosa la revivo una y otra vez en mi cabeza, volviéndome adicto a la adrenalina, o en vez de decirte “esto no me gusta, no lo vuelvas a hacer”, me callo hasta que exploto y me siento culpable y después no vuelvo a quejarme y más tarde todas esas hormonas y neurotransmisores que pululan por mi organismo sin ton ni son salen por donde pueden y vuelta al inicio del proceso.

Hay que quererse y quererse significa escucharse, comprenderse, cuidarse, darse algún capricho de vez en cuando sabiendo que es una excepción y sobre todo empezar a actuar desde la libertad del instinto y no tanto desde la prisión del convencionalismo. Es decir, enraizarse también significa tirarse un pedo y luego saber qué tengo que hacer para no tener flatulencias. Porque tampoco es plan de hacer lo que nos de la gana a cada momento, eso no es ser un emperador, es ser un caradura sin responsabilidad y son dos cosas muy distintas.

Desde que los chinos inventaron eso del Yin y el Yang sabemos que la vida es equilibrio, así que ajusta tu crecimiento a tus raíces (o aconsejo echar un vistazo a algún manual de Constelaciones Familiares para ver que dice lo mismo), utiliza tu energía, maravilloso, para crecer espiritualmente, pero también para crecer corporalmente. Evita los juicios acerca de la bondad y la maldad de las situaciones, porque todo es necesario y todo está conectado y sobre todo, escúchate un poco más y piensa un poco menos.

Feliz y corporizada semana para tod@s

EDU


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