Estamos
casi de pleno en las festividades propias del mes de diciembre, con
la celebración de la Navidad, el Año Nuevo y demás y durante estas
semanas el mundo parece sumirse un poco en el caos de la organización
de los grandes eventos familiares.
Un
caos al que no hemos sido ajenos ni CADA ni yo y por ello os pedimos
disculpas, por no haber tenido la oportunidad de compartir con
vosotros la entrada de cada jueves. Esta vez la publicamos en
domingo, qué se le va a hacer.
Y
ya que hablamos de oportunidades, me gustaría que empezáramos a
pensar en este año que va llegando a su fin. Es cierto que cuando
uno mira para atrás, en muchas ocasiones no encuentra lo que le
gustaría y parece que los proyectos del ya lejano año nuevo se han
quedado , una vez más, en agua de borrajas. Pero yo soy de los que
pienso que en realidad la vida es más sabia que nuestros proyectos
humanos. Hay muchas oportunidades en los sueños incumplidos o por
mejor decirlo, hay sueños incumplidos que en realidad son la piedra
angular de la materialización de nuestros sueños, porque muchas
veces, sabemos lo que queremos pero no tenemos que despreciar el modo
concreto en que se suceden los acontecimientos para llegar a alcanzar
nuestros objetivos.
En
las últimas semanas, curiosamente, estoy recibiendo muchas noticias
de personas cercanas que ven cómo, poco a poco, sus sueños se
convierten en realidad aunque las circunstancias concretas distan
mucho de ser las que hubieran imaginado. Yo mismo estoy viviendo una
especie de catarsis profesional, que por vericuetos nunca pensados,
me están llevando mucho más cerca de lo que quiero de lo que
hubiera pensado en un principio. Y esto es lo que quiero compartir
con todos vosotros en esta lluviosa tarde casi invernal.
El
otro día estaba charlando con una persona a este respecto y le
comenté que, efectivamente, hay dos formas de enfrentarse con los
imprevistos. Una es la mirada miope del que se queja porque las cosas
no son como le gustaría. La otra opción, más interesante y desde
mi punto de vista hasta más inteligente, es que realmente las cosas
que nos suceden se van alineando y tenemos que ir un poco más allá
de las circunstancias actuales para ver qué oportunidades nos ofrece
esa situación en principio indeseada.
La
magia, dicen, es el resultado del agradecimiento y el agradecimiento
por las circunstancias no deseadas es la mejor manera de llegar a
donde queremos. Cualquier cosa en la vida, cualquiera, es una
oportunidad para crecer, para desarrollarnos, para limar esa
habilidad que no sabemos cuándo vamos a necesitar. Si pasamos por
alto estas oportunidades de crecimiento, encabezándonos en que el
camino debe ser el que esperaba, nunca disfrutaremos de paseos quizá
ingratos, pero que en ocasiones suponen verdaderos atajos hacia
nuestros sueños.
El
consejo de hoy es bastante sencillo y sin embargo, por mi propia
experiencia y la de otras personas que conozco, muy complicado de
llevar a cabo: vive cada situación como un nuevo escalón hacia tu
bien más preciado, aunque aparentemente suponga un paso hacia atrás.
Aunque
pueda sonar a conformismo, me he dado cuenta, a tenor de las últimas
vivencias que he tenido, que en la vida no hay pasos hacia atrás, o
al menos no los hay si aprovechamos todo lo que la vida nos ofrezca,
si bien en principio esa circunstancia concreta carece de sentido
para nosotros.
Imagen de tekuidamos.com
Es
por ello que he llegado a la conclusión de que efectivamente, no
podemos tener la percepción de la realidad si nos centramos sólo en
nuestros deseos. Cuando abandonamos o nos desapegamos del deseo,
empezamos a ver, con mayor claridad, que las circunstancias son una
oportunidad en la medida en que nosotros pensamos que lo son.
Uno
puede pensar que cocinar es un tostón, pero también puede ser una
oportunidad para enseñar a otros cómo llevar una vida más
saludable, con el ejemplo y la formación adecuadas. A esto me
refiero cuando digo que la felicidad es una cuestión de decisiones,
como ya anuncié en una de las entradas clásicas del blog. Sólo tú
puedes decidir la actitud con la que te enfrentas a todas las
acciones que realizas, sólo tú puedes encontrar la gratitud y la
magia escondida entre los fogones, o entre el aparente trabajo
rutinario o entre las mismas discusiones de siempre.
Atrevámonos,
ahora que empieza la navidad, a crear en nosotros algo nuevo.
Atrevámonos a dejar crecer la semilla de la creatividad en cada
momento de nuestras vidas. Atrevámonos, de una vez por todas y para
siempre, a Ser lo mejor que podemos Ser en cada circunstancia, sin
importar lo que esa circunstancia nos demande.
Hay
algunas personas, me he encontrado con algunas estos días, que
esperan a que la vida cambie para empezar a dar lo mejor de sí.
También me he encontrado con algunas que sólo esperan a dar lo
mejor de sí mismas para hacer que las circunstancias se conviertan
en la gran oportunidad que estaban esperando, también,
afortunadamente, he tenido ese ejemplo en la persona menos esperada
del mundo.
Los
ángeles a veces, tienen formas muy extrañas de manifestarse, en
apariencia no son cándidos, ni bondadosos y desde luego no tienen
nada de angelicales, pero aparecen en tu vida para traerte el milagro
de un aldabonazo. El milagro de hacerte ver lo que necesitas ver en
cada momento exacto, el milagro de acompañarte por un momento en tu
vida y desaparecer, habiendo sembrado en el alma el germen exacto, ni
un minuto antes ni un minuto después.
Los
ángeles aparecen, en formas a veces muy extrañas, para llenar el
mundo de luz en los momentos en los que parece que la oscuridad es
más impenetrable que nunca. No busquemos alas ni miradas candorosas,
porque quizá no es lo que necesitamos ahora, sino un taco bien dicho
a tiempo para hacernos espabilar. Encontremos en cada circunstancia
el toque mágico que nos puede hacer superarnos en cada instante y
desde la confianza de que el mundo está dispuesto para nuestro mayor
bien, comenzar a ser las mejores personas que podemos ser ahora, en
este instante. No hay otro secreto.
Feliz
y mágica semana para tod@s
Os
quiero
EDU
P.D.
Dedicado a R. un extraño ángel en el camino de la vida, pero un
ángel al fin y al cabo. Con mi más sincera admiración, respeto y
agradecimiento.
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