NO RENUNCIES A TUS SUEÑOS

Hubo una vez un psicólogo llamado Maslow, que harto de ver cómo la psicología se centraba en adaptar el individuo a la sociedad, decidió crear una teoría de la motivación humana, para responder a la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que de verdad nos hace felices? Y llegó a la conclusión de que en función de las circunstancias de la vida la felicidad se basa en unos principios distintos. También descubrió que el espíritu humano está creado para subir cada vez más alto, para superar las dificultades hasta llegar a lo que denominó “Autorrealización”. Su teoría de la motivación es famosa porque ha sido tergiversada hasta reducirla a una simple receta de cómo mejorar la productividad humana, pero en realidad, él quería decir mucho más: El hombre está creado para soñar, pero mucho más aún para alcanzar sus sueños. Maslow nos descubrió las escaleras para subir al cielo.

Paulo Coelho nos recuerda en “El Alquimista” que cuando una persona busca su sueño el Universo se confabula para que lo alcance. Hoy también me gustaría recordaros esta máxima.

El confort es un estado placentero que se alcanza cuando conseguimos un objetivo determinado, sin embargo, al poco tiempo nuestro inquieto caminar nos recuerda que en realidad siempre hay un algo más, un tesoro escondido que está esperando a que lo descubramos. Un tesoro que se encuentra aquí y ahora aunque a veces tengamos que realizar un largo trecho para empezar a excavar.

Se da la curiosa paradoja de que la búsqueda de nuestros sueños está un poquito alejada de lo que la sociedad quiere para nosotros. En efecto, a los soñadores se les suele dar la etiqueta de “inadaptados”, las consultas de los psicólogos están llenas de personas que quieren ser felices en sus circunstancias actuales, sin que esos mismos profesionales se den cuenta de que la verdadera salud consiste en buscar cada vez más profundo, alcanzar nuevas cotas.

Para complicar aún más la situación, este proceso no está exento de peligros y dificultades. El primero de ellos es considerar que ninguna de las circunstancias actuales nos ayudará a alcanzar la realización que soñamos. Este pensamiento hace que nos asalten las dudas y los temores, pues nos hace elegir entre una existencia plena y carente de sentido o entre un salto al abismo más radical.

Sin embargo, como casi todo en la vida, existe un punto intermedio que es capaz de superar e integrar la aparente ambivalencia de nuestra decisión. A pesar de que haya circunstancias que nos oprimen y nos recuerdan que “aquí se está bien”, también hay otras que son capaces de evolucionar y acompañarnos en nuestra propia evolución. Crecer es un proceso complejo, pero siempre hay quien está dispuesto a crecer a nuestro lado, sin que por ello tengamos que renunciar a nuestros propios sueños.



La segunda dificultad estriba en confundir un sueño existencial con un deseo momentáneo. Es cierto que los deseos son pistas nada desdeñables para descifrar nuestros sueños, sin embargo, los deseos se basan en pasiones instantáneas, que nos pueden hacer cometer errores. La búsqueda existencial es un proceso largo y en ocasiones, costoso. La compulsiva búsqueda del placer (tenga éste la forma que tenga) sólo nos puede dejar con una insatisfactoria sensación de vacío. Precisamente el compromiso no radica en establecerse en la zona de confort, sino en distinguir lo que es mero deseo pasional de un verdadero descubrimiento existencial.

Ante la tentación, el discernimiento no siempre es fácil, pero hay una recomendación que quizá pueda ayudarte si te encuentras en esta tesitura. Obsérvate a ti mismo, a ti misma, en esa situación que deseas tanto. Imagínate que ya lo has conseguido, imagínate qué sientes, qué ves, qué oyes…lo más fielmente posible. En esa situación, vuelve a replantearte si en efecto eso es lo que necesitas, si realmente vas a alcanzar la felicidad con esa situación. Después, decide qué circunstancias actuales pueden ayudarte o perjudicarte para llegar hasta ahí. Quizá descubras que lo que parecía un cambio radical se soluciona con un “pequeño lavado de cara”, quizá puedas apoyarte en el ahora para saltar hacia ese lejano futuro, que no es más que otro paso en el camino.

Por último, guíate también por tus intuiciones, por tus sueños nocturnos. En ocasiones, el miedo nos hace quedar estancados y la consciencia nos juega malas pasadas. No soy fan del inconsciente, pero hay que reconocer que la mente es algo más que el interlocutor ruidoso de nuestra fase de vigilia y conviene escuchar todo lo que tiene que decirnos. La búsqueda del verdadero yo no es fácil, a menudo está plagado de dificultades y obstáculos, pero cuando conseguimos aceptar las tormentas como pasos hacia nuestra visión vital, cuando reconocemos los signos que nos guían cuando la luz parece haberse extinguido, también reconocemos, en ese lejano yo interior, el que nos habla desde el silencio, un grito de ánimo inconfundible.

La búsqueda siempre es de valientes, de aquellos que decidieron que más allá de los dragones, existía un continente repleto de nuevas perspectivas, de aquellos que un día dejaron de escuchar los “eso es imposible” y empezaron a soñar que viajar a la Luna no tenía nada que ver con estar en ella. Recuerda que tú eres el único artífice de tus pasos, el único medio y el único director de tu existencia. Y recuerda, por último, que cuando las fuerzas flaqueen y el mundo grite a tu alrededor que vuelvas, que te has equivocado, habrá un otro, único y valiente como tú, que te ofrezca la mano para seguir adelante.

Mil gracias por ayudarnos con esa mano amiga a hacer realidad Gente EduCada.

EDU

HITACHI GALARDONA DOS CENTROS EDUCATIVOS EN MADRID COMO CENTROS DE EXCELENCIA


El pasado 7 de noviembre de 2011, Hitachi, de la mano de su partner español Charmex Internacional, tuvo el gusto de ofrecer unas jornadas educativas gratuitas en un colegio de la Comunidad de Madrid.




Con motivo de la inauguración de dos centros de excelencia en dicha comunidad, Hitachi nos descubrió nuevas soluciones centradas en el uso de la pizarra digital. En el evento, Gerard Uson, responsable de interactivos de Charmex Internacional nos presentó el nuevo software de la FXTrío. Por otro lado, Michele Conwall (Cambridge – Hitachi) realizó una demostración práctica con actividades novedosas. Al final de la sesión, Beatriz De La Riva, directora de AGC Formación, expuso algunas razones reales para apostar por la pizarra digital en los centros educativos.


Los colegios galardonados, Antonio Machado y María Auxiliadora, compartieron la sesión con el resto de asistentes.


Este tipo de eventos es, sin duda, una apuesta por la información y la formación. Convertir las aulas españolas en aulas digitales no es sólo un reto interactivo, sino más bien, formativo. Concienciarnos por la integración de la tecnología como herramienta docente supone un giro en nuestra manera de pensar y actuar y, mucho más importante, una adaptación a la generación presente.



Desde este blog queremos agradecer la iniciativa y animar a la sociedad educativa, en general, a formar parte de este tipo de eventos, pues programas como estos llenan nuestras aulas de novedad, de recursos prácticos y, sobre todo, de pedagogía…



CADA.

HOY HE ELEGIDO SER FELIZ

Llevo mucho tiempo dándole vueltas al tema de la felicidad, ¿qué significa ser feliz?¿dónde está esa sensación?¿qué puedo hacer para alcanzarla? Y después de lanzar miles de respuestas a la papelera (de reciclaje, por supuesto) he caído en la cuenta de que la felicidad no es una circunstancia sino una decisión.

Más allá de la bibliografía al respecto, aunque el que esté interesado puede leer el precioso libro de Victor Frankl: El hombre en busca de sentido, es una cuestión de experiencia emocional. Experiencia en dos sentidos, dejar que las cosas sucedan y observarlas tal y como son y por otro lado, experimentar nuevas formas de afrontar la vida, puesto que al fin y al cabo, la realidad no es más que una construcción personal.

No hay nada que asegure la felicidad, hay quien dice que se encuentra en el Éxito, otros en el Dinero, algunos pocos que en la Fama…sin embargo podemos acercarnos a alguna de estas situaciones con tanto deseo de ellas que cuando rascamos verdaderamente, descubrimos un pozo sin fondo que a modo de agujero negro nos hace desear más y más y nunca quedamos satisfechos.

Así pues el secreto de la felicidad, como casi todo en esta vida, no es una cuestión de situaciones, sino una cuestión de decisiones. Sé que parece un poco paradójico, pero por más dura que sea una situación siempre podemos elegir ser felices. Y aunque me tachéis de loco, quiero hacer hincapié en el verbo de la frase: Ser. ¿Por qué si buscamos ser felices, tratamos de encontrarla en tener algo? La historia está plagada de personajes ricos, exitosos, famosos y encantadores, que podían tener todo lo que quisieran con solo un gesto y sin embargo han acabado en la más profunda de las decepciones personales.

Así que hoy, por siempre, elijo ser feliz y te animo a elegir lo mismo, en cada situación, en cada momento, en cada instante. Y alguno me diréis que es muy fácil decir eso cuando las cosas te van bien, tienes trabajo, tu pareja te entiende, apoya y quiere, no hay problemas, etc. Es cierto que no puedo quejarme en muchos aspectos pero hay otros muchos de mi vida donde mi situación actual dista kilómetros de ser la que me gustaría. Pero no me importa, porque puedo elegir vivir, vivir el momento con la esperanza de que si hago lo que tengo que hacer ahora, las recompensas llegarán, o al menos no tendré que echarme nada en cara, pues hice todo lo que tenía que hacer. Elijo vivir y buscar más encuentros con la vida, profundizar en las raíces de quién soy y qué quiero, elevar las ramas para sentir la savia por mis venas y tocar a otros que quizá están esperando mi contacto.



Elijo ser feliz porque todo, absolutamente todo lo que vivimos es sólo una excusa para acercarnos a quienes realmente somos, esa es la auténtica felicidad. A lo largo de estos meses os he escrito acerca de optimismo, coherencia, amor, paciencia…Ciertamente son actitudes importantes, pero todas esas actitudes se basan en la única y definitiva decisión: ¿Quieres ser feliz? Sólo tienes que gritar un auténtico y gran SÍ.

Así pues os invito, os invito a contemplar a las personas como son y no como os gustaría que fueran, os animo a encontrar en ellas ese rasgo que las hace únicas y por las que merecen la pena ser conocidas. Os invito a redescubrir en la rutina cotidiana del trabajo (o del paro si desgraciadamente estás en esa situación) ese instante que hace que hoy no sea el mismo día que ayer, porque consigues cambiar, de alguna forma, lo que siempre parece igual. Os invito a descubrir, en la tristeza de los reveses de la vida, el muelle que te hace saltar para salir del pozo, os invito a descubrir la oportunidad cuando todas las puertas parecen cerradas.

Y también os invito a crecer. Como lo he dicho tantas veces parece que sea mentira: crecer duele. Enfrentarse con los aspectos indeseados de uno mismo duele, pero no hay forma de limpiar un estanque si no hundimos nuestras manos en el fango del fondo. Pero el dolor es otra circunstancia más y por supuesto no dura eternamente. Explorar los límites de mi experiencia, arriesgarme a equivocarme, a caer, a llorar, a romperme. Es la única forma de descubrir que el cielo está justamente en este momento, aquí, ahora y en mí. El conformismo es absurdo, porque la tibieza no es calor. El fuego quema, de acuerdo, pero también alumbra y purifica y nos ayuda a explorar la negrura impenetrable de las cuevas.

No tengas miedo del dolor, aunque tampoco hay por qué buscarlo con espíritu masoquista. No tengas miedo a la soledad, aunque tampoco niegues un abrazo sincero. No tengas miedo a saltar al vacío, porque el vacío es sólo una construcción de ese yo enfermo y pequeñito que nos dice que estamos bien como estamos. Pero hay otra posibilidad, una posibilidad grandiosa, una posibilidad de seguir siendo más yo en todo lo que vivo, una posibilidad de hacer más grandes a las personas que nos rodean, una posibilidad de mirar sin filtros, de sentir sin plásticos emocionales, de oler todas las partículas que llegan a mis sentidos, de escuchar sin otro ánimo de decir que estoy aquí contigo, no para rebatirte, no para convencerte, no para quedar por encima de ti, sino para en mi silencio poder comunicarte que estoy haciendo todo lo posible por entenderte, comprenderte, aceptarte y aceptarme en ti, con los ojos con los que me miras.

Hoy elijo ser feliz, a pesar de las lágrimas que vendrán, a pesar de las carencias que tendré, a pesar de las necesidades que aún no he visto cumplidas. Hoy elijo ser feliz porque sé quién soy y a dónde voy y porque más allá de lo que tengo, lo que tendré y lo que tuve, lo único que importa, realmente, es que estoy, sincera y comprometidamente, vivo.

Un abrazo enorme

EDU

EDUCACIÓN EMOCIONAL EN LAS AULAS

Hace unas cuántas semanas estuve hablando con un director de un centro educativo. Me comentaba, con razón a mi entender, que el sistema educativo español está mucho más preocupado por la educación de contenidos y mucho menos (por no decir nada) por la educación emocional de los alumnos y alumnas.

¿Qué estamos haciendo mal? Desde la ley se aboga por una educación integral de la persona que le permita desarrollar competencias para ser ciudadanos que conformen una sociedad democrática, plural, respetuosa con los derechos humanos y por la igualdad. Si esto es verdad, ¿por qué luego seguimos valorando casi exclusivamente el éxito académico basado en las competencias lingüísticas y matemáticas?

Quizá alguno pueda abogar por el tan manido recurso de que la educación emocional no corresponde al aula sino al ámbito de la familia. Pero en el desarrollo de las capacidades intelectuales también son fundamentales las competencias emocionales. Sin un adecuado autocontrol, es difícil conseguir la atención necesaria para desarrollar el aprendizaje, sin una buena estabilidad emocional, el alumnado estará más preocupado por sus estados internos que por resolver una determinada tarea. Y estas competencias, lo queramos o no, son parte de la educación emocional, una educación que, aquí sí estoy de acuerdo, debe ser consensuada tanto desde la familia como desde la escuela.

A tenor de esto me ha llamado mucho la atención un estudio ya clásico, donde se ahondaba en las causas del fracaso escolar entre el alumnado con familias de barrios marginales (y marginados). Al parecer, la variable que más influía en el fracaso escolar era la falta de comunicación entre la escuela y la familia. Así pues, quizá una de las patas por las que se cae el sistema educativo sea precisamente este.

Cierto es que muchos centros educativos cuidan y miman la participación de los padres y madres de alumnos, tanto a través de los distintos AMPA como a través del intercambio directo con los responsables-tutores, sobre todo en las etapas de la educación primaria. Sin embargo, en la mayoría de los casos estos contactos y sus compromisos son más iniciativa de docentes que encuentran que su labor está también en cuidar lo emocional que en un proyecto educativo planificado, organizado y evaluado.



La educación emocional no puede ser un agregado al currículum, una “asignatura” más, que elimine tiempo para sobrecargar aún más un programa donde se sigue dando preferencia a la transmisión de conocimiento por encima del aprendizaje de habilidades. El primer requisito fundamental es una buena inteligencia emocional en los profesores y profesoras. Llama considerablemente la atención que entre las distintas pruebas para la oposición al cuerpo de maestros no se valore adecuadamente esta perspectiva. A los docentes les exigen en su desempeño profesional competencias intelectuales, pedagógicas, emocionales e institucionales. Sin embargo, nadie les enseña ni les valora las capacidades más destinadas a las relaciones, primando el conocimiento sobre los contenidos de diversas materias. Incoherencias de un sistema que exige lo que no da y pide esfuerzos sin recursos adecuados.

Un segundo requisito fundamental es desempolvar la educación emocional más allá de las clases de tutoría. Todo lo que hacemos en el aula, nuestras comunicaciones verbales y no verbales, nuestros premios y nuestros castigos, nuestras atenciones o desatenciones, es absorbido por los alumnos con el propósito de aprender cuál es la conducta adecuada, qué es lo que tienen que hacer para recibir el cariño de esa figura tan importante en sus vidas como será el maestro, la maestra.

Si sólo premiamos a quien resulta más esforzado en las actitudes conceptuales, si sólo atendemos a quien está orientado a la tarea y no valoramos en su justa medida los intentos emocionales de los alumnos, para encauzarlos, respetarlos y educarlos, no podrá extrañarnos que sigamos viviendo en una sociedad que valora más los resultados que la forma de obtenerlos, una sociedad marcada por el objetivo en vez de marcada por el proceso.

Autoconocimiento, empatía, control emocional, expresión de emociones, autoestima…Deberían ser conceptos clave en la dinámica del aula. Aunque no quería cerrar este post sin agradecer a todos y todas esas profesoras y profesores que día a día, a través del ejemplo, consiguen sacar adelante niños y niñas que son ejemplo de madurez, estabilidad, alegría y responsabilidad. Maestros y maestras que aún mantienen una fe inquebrantable en el ser humano, aunque esté en desarrollo, o precisamente por eso.

A TOD@S VOSOTR@S, GRACIAS!!

EDU

DE OCA EN OCA Y TIRO PORQUE NO ME QUEDA OTRA

Parece que los últimos días de noviembre estaban abocados a sumirnos poco a poco en la tristeza y, así, un día 1 de diciembre me he levantado pensando que era mejor quedarse en la cama. Cuando me ocurre esto siempre intento dos cosas. La primera de ellas es analizar la causa exacta para darle un sentido. (Odiaría pensar que no hay causa lógica y que las hormonas pueden ganar alguna batalla). La segunda decisión que tomo es buscar algo que me guste en ese mismo momento y, que sirva para decirme: eh! Ves como no está tan mal??

La causa la he encontrado rápido. Varias personas que me importan están tristes hoy. Una por abatimiento, otra por mezcla entre desazón y desesperación y la tercera por ver batirse un duelo desde la barrera.

Quizá soy demasiado empática. Quizá estoy involucrada.

Cuando venía hacia el trabajo me he dado cuenta de que me encanta esa imagen de las cuatro torres al fondo del horizonte, con el resto de edificios a sus pies. Hoy se veían perfectamente. Es un día frío y despejado. Al doblar la esquina, las majestuosas se quedan a mi espalda y las puedo, aún, vislumbrar por mi retrovisor. Al mismo tiempo, el sol débil de estas fechas me pega de lleno en la cara. Esta sensación también me hechiza. Sentir su luz acariciando mis pestañas. Al final del camino siempre elijo una canción adecuada para escuchar, cantar y quemar adrenalina. Esta tarde tocaré con mi grupo; el ensayo es pertinente.

Hoy, la media hora que separa mi hogar del trabajo no ha estado nada mal.

Ayer, uno pensaba que se le acababan las razones para creer que hubiese esperanza.



Me gustaría ser capaz de decirle a alguien que no tengo nada mejor que hacer que dedicarle mi tiempo. Pero el tiempo es eso que creemos poseer y que, sin embargo, nunca tenemos. Al parecer, ahora es lo único que necesito y pido: dame tiempo. Pero la palabra encierra algo más. No se tratan de minutos, horas ni días. En el fondo es tiempo para escapar. ¿Acaso para huir es necesario estar lejos? ¿Cómo se sale del agujero si no se conoce la dirección en la que se está orientada? Cuando crees que has tocado fondo ya no puedes bajar más, así que lo peor que le sigue es seguir allí indefinidamente. La pregunta, entonces, que uno debe hacerse es: ¿a qué estoy esperando? La peor respuesta es la que no se sabe.

Seguir caminando. Puede que un poco más despacio. A lo mejor hoy es un buen día para andar tan lento que sea aprovechable observar el camino.

¿Ya has agotado los recursos? ¿Ya has quemado las opciones? ¿Ya te has cansado de esperar sin saber qué? Y, sin embargo, continúa el miedo a dar otro paso. Puede que estés, incluso, harto/a de esperar una señal, de esperar que pase algo.

Con el paso de los años he terminado por descubrir que sólo en extrañas ocasiones si no haces nada pasa algo.

Sigue dándote tiempo. Pero que ese tiempo que te das sea el suficiente para echarle valor. Que ese tiempo sirva para afrontar…

CADA.