Llevo mucho tiempo dándole vueltas al tema de la felicidad, ¿qué significa ser feliz?¿dónde está esa sensación?¿qué puedo hacer para alcanzarla? Y después de lanzar miles de respuestas a la papelera (de reciclaje, por supuesto) he caído en la cuenta de que la felicidad no es una circunstancia sino una decisión.
Más allá de la bibliografía al respecto, aunque el que esté interesado puede leer el precioso libro de Victor Frankl: El hombre en busca de sentido, es una cuestión de experiencia emocional. Experiencia en dos sentidos, dejar que las cosas sucedan y observarlas tal y como son y por otro lado, experimentar nuevas formas de afrontar la vida, puesto que al fin y al cabo, la realidad no es más que una construcción personal.
No hay nada que asegure la felicidad, hay quien dice que se encuentra en el Éxito, otros en el Dinero, algunos pocos que en la Fama…sin embargo podemos acercarnos a alguna de estas situaciones con tanto deseo de ellas que cuando rascamos verdaderamente, descubrimos un pozo sin fondo que a modo de agujero negro nos hace desear más y más y nunca quedamos satisfechos.
Así pues el secreto de la felicidad, como casi todo en esta vida, no es una cuestión de situaciones, sino una cuestión de decisiones. Sé que parece un poco paradójico, pero por más dura que sea una situación siempre podemos elegir ser felices. Y aunque me tachéis de loco, quiero hacer hincapié en el verbo de la frase: Ser. ¿Por qué si buscamos ser felices, tratamos de encontrarla en tener algo? La historia está plagada de personajes ricos, exitosos, famosos y encantadores, que podían tener todo lo que quisieran con solo un gesto y sin embargo han acabado en la más profunda de las decepciones personales.
Así que hoy, por siempre, elijo ser feliz y te animo a elegir lo mismo, en cada situación, en cada momento, en cada instante. Y alguno me diréis que es muy fácil decir eso cuando las cosas te van bien, tienes trabajo, tu pareja te entiende, apoya y quiere, no hay problemas, etc. Es cierto que no puedo quejarme en muchos aspectos pero hay otros muchos de mi vida donde mi situación actual dista kilómetros de ser la que me gustaría. Pero no me importa, porque puedo elegir vivir, vivir el momento con la esperanza de que si hago lo que tengo que hacer ahora, las recompensas llegarán, o al menos no tendré que echarme nada en cara, pues hice todo lo que tenía que hacer. Elijo vivir y buscar más encuentros con la vida, profundizar en las raíces de quién soy y qué quiero, elevar las ramas para sentir la savia por mis venas y tocar a otros que quizá están esperando mi contacto.
Elijo ser feliz porque todo, absolutamente todo lo que vivimos es sólo una excusa para acercarnos a quienes realmente somos, esa es la auténtica felicidad. A lo largo de estos meses os he escrito acerca de optimismo, coherencia, amor, paciencia…Ciertamente son actitudes importantes, pero todas esas actitudes se basan en la única y definitiva decisión: ¿Quieres ser feliz? Sólo tienes que gritar un auténtico y gran SÍ.
Así pues os invito, os invito a contemplar a las personas como son y no como os gustaría que fueran, os animo a encontrar en ellas ese rasgo que las hace únicas y por las que merecen la pena ser conocidas. Os invito a redescubrir en la rutina cotidiana del trabajo (o del paro si desgraciadamente estás en esa situación) ese instante que hace que hoy no sea el mismo día que ayer, porque consigues cambiar, de alguna forma, lo que siempre parece igual. Os invito a descubrir, en la tristeza de los reveses de la vida, el muelle que te hace saltar para salir del pozo, os invito a descubrir la oportunidad cuando todas las puertas parecen cerradas.
Y también os invito a crecer. Como lo he dicho tantas veces parece que sea mentira: crecer duele. Enfrentarse con los aspectos indeseados de uno mismo duele, pero no hay forma de limpiar un estanque si no hundimos nuestras manos en el fango del fondo. Pero el dolor es otra circunstancia más y por supuesto no dura eternamente. Explorar los límites de mi experiencia, arriesgarme a equivocarme, a caer, a llorar, a romperme. Es la única forma de descubrir que el cielo está justamente en este momento, aquí, ahora y en mí. El conformismo es absurdo, porque la tibieza no es calor. El fuego quema, de acuerdo, pero también alumbra y purifica y nos ayuda a explorar la negrura impenetrable de las cuevas.
No tengas miedo del dolor, aunque tampoco hay por qué buscarlo con espíritu masoquista. No tengas miedo a la soledad, aunque tampoco niegues un abrazo sincero. No tengas miedo a saltar al vacío, porque el vacío es sólo una construcción de ese yo enfermo y pequeñito que nos dice que estamos bien como estamos. Pero hay otra posibilidad, una posibilidad grandiosa, una posibilidad de seguir siendo más yo en todo lo que vivo, una posibilidad de hacer más grandes a las personas que nos rodean, una posibilidad de mirar sin filtros, de sentir sin plásticos emocionales, de oler todas las partículas que llegan a mis sentidos, de escuchar sin otro ánimo de decir que estoy aquí contigo, no para rebatirte, no para convencerte, no para quedar por encima de ti, sino para en mi silencio poder comunicarte que estoy haciendo todo lo posible por entenderte, comprenderte, aceptarte y aceptarme en ti, con los ojos con los que me miras.
Hoy elijo ser feliz, a pesar de las lágrimas que vendrán, a pesar de las carencias que tendré, a pesar de las necesidades que aún no he visto cumplidas. Hoy elijo ser feliz porque sé quién soy y a dónde voy y porque más allá de lo que tengo, lo que tendré y lo que tuve, lo único que importa, realmente, es que estoy, sincera y comprometidamente, vivo.
Un abrazo enorme
EDU
No hay comentarios:
Publicar un comentario