A veces me da por pensar en cómo ha cambiado la vida en muy poco tiempo. Me refiero, sobre todo, a los avances tecnológicos. Hace veinte años no había ordenadores en las casas. Los paneles informativos del aeropuerto eran de claquetas. Las cocinas de gas. Las bombillas de filamentos. Los teléfonos tenían cables y estaban en las casas...
Internet, la informática y la tecnología en general, han cambiado nuestro modo de ser, pensar y actuar. Y todo se debe a un descubrimiento casual que hizo un simple mono, al que denominamos Homo Erectus para no faltarle al respeto, hace 500.000 años. Ese fue el inicio de toda esta revolución. Este tipo chascó dos piedras para hacerse una lanza y le pegó un chispazo que le tuvo que dejar atónito. Señoras y señores: ya tenemos fuego.
Ese fuego sirvió a aquellos primitivos para calentarse, iluminar la cueva por las noches y asar animales.
Hoy, aquel fuego del cavernícola intrépido, se ha convertido en calefacción de gas natural, bombillas de led y vitrocerámicas.
Cuesta creer que el que podría ser el descubrimiento clave de la humanidad, hubiese podido ocurrir sin más, por pura casualidad.
Pero eso no lo sabemos. No podemos estar seguro de qué había en la pequeña mente de aquel homo cuando chascó las piedras. Lo más probable es que hubiese chascado para pulir y aquella primera chispa pudo captar su atención y, sin saber su consecuencia exacta, se hubiese empeñado en darle más y más.
Puede que fuese menos casual y más por su insistencia.
En cualquier caso, gracias al fuego, existe Internet. Ya no puedo imaginarme un siglo XXI en ausencia de paneles luminosos, máquinas expendedoras, programas informáticos, redes sociales y comunicación por doquier.
Allá donde mire veo fuego. Fuego en la bombilla de bajo consumo de mi despacho. Fuego en la pantalla de mi ordenador. Fuego al meter la llave en el coche y hacer el contacto. Fuego al calentar la leche en el microondas. Fuego al encender el televisor…
Aquel pequeño ignorante, insignificante mono del pasado, es el mayor tecnópata de la historia. Pero como era muy feo para los cánones de belleza actuales, no hemos hecho logos con su cara para representar grandes marcas informáticas.
La reflexión de hoy pasa por dos temas:
- Pensemos sobre si es bueno aplicar parte de casualidad y parte de tesón para sacar adelante un proyecto que algún día podría ser revolucionario.
- Pensemos sobre qué le debemos a quién, para poder lanzar sobre aquello nuestras propias ideas.
Hoy, buscamos las fórmulas mágicas para crear con imaginación y convertir nuestras creaciones en útiles y valiosas. Nos fijamos en los predecesores que han hecho grande nuestro planeta. A veces, en ese pequeño rincón hay una persona trabajando en un proyecto nuevo e inquietante. A veces, la mayor simpleza es la más grande de las creaciones…
CADA.
A veces, cuando peor están las cosas, un chispazo de genialidad nos ayuda a salir adelante. Me ha gustado lo de agradecer las grandes creaciones, sobre todo porque como no somos independientes siempre tenemos a alguien al que le debemos algo. Yo hoy quiero agradecer la sinceridad y la confianza, que son básicas para tener ese punto de perseverancia que nos haga encontrar la genialidad. A quién...ya lo sabe...espero
ResponderEliminarGracias a ti
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