Para
los más asiduos a esta sección del blog, no os habrá pasado
desapercibido el tema principal de mis últimos escritos: enraizar
con el propio Yo, confiar en uno mismo, volver al corazón y
encontrar en él la verdadera creatividad, que nos ayuda a expresar
un talento único con una consecuencia clara: la atracción de la
abundancia en nuestra vida.
Repasando
las últimas entrasas, a pesar de que consideraba que el mensaje
estaba claro, echaba de menos algunas estrategias mentales
para llevar a cabo esa transformación en nuestra vida.
Evidentemente, las estrategias que encontrarás aquí exigirán algún
pequeño cambio en tu forma de ver la vida, al hilo con la filosofía
de vida que tanto CADA como yo pretendemos compartir con todos
vosotros.
La
primera estrategia es un lugar común de nuestro blog: nosotros
creamos nuestra propia vida. Este es el punto de partida
fundamental. Tenemos que empezar a genera aquellas situaciones que
deseamos, sin victimismos y sin culpabilizar a otros de las
circunstancias que vivimos, pues tenemos control sobre ellas, en la
medida en que tenemos poder para controlar las emociones que nos
generan.
La
segunda estrategia es menos general: para generar abundancia hay
que vivir en la abundancia. Todos hemos oído eso de que el
dinero genera dinero. A parte de las leyes económicas que
evidentemente rigen estos temas, existen otro tipo de leyes. Así que
lo primero es ahondar en qué significa la abundancia para mí.
Visualiza qué significa un estado de abundancia, siente cómo llega
hasta ti, cómo te hace sentir tener todo aquello que anhelas y
descubre qué es lo que realmente te hace feliz. En muchas ocasiones,
nos pasamos la vida deseando un chalet en la Sierra y cuando nos
vemos allí, realmente, descubrimos que no merecía la pena tanto
esfuerzo y dedicación.
La
tercera estrategia, como consecuencia de la anterior, es marcarnos
una serie de sueños, objetivos, en nuestra vida y a la vez, darnos
cuenta de todo lo que ya está presente, esto es primordial. Pues
todo, absolutamente todo, es un paso encaminado hacia el horizonte
de nuestro mayor bien. El agradecimiento es la respuesta
emocional adecuada. Al despertarnos cada día, podemos dedicar cinco
minutos a agradecerlo que tenemos, sin miedo y sin envidia. Quizá no
tengamos todo lo que queremos, pero todos tenemos “algo”. Desde
ese algo, mucho o poco, es sobre lo que podemos construir nuestros
sueños, no existe otra manera.
Recuerdo
ese anuncio de algunos años, donde una persona empezaba a hacer
trueques con un céntimo hasta que conseguía canjear una casa. Un
céntimo no me permite acceder a una casa, pero cada paso del camino
me acerca más hasta su puerta. Esta es la actitud de abundancia y
agradecimiento que os propongo. Todo está en nuestra vida por
algo, no lo desechemos por pequeño o alejado que parezca estar de
nuestro estado ideal. Quizá no tenga el último modelo de Audi
en la puerta, pero agradezcamos el pequeño utilitario que nos
transporta allá donde nos proponemos, o el transporte público que
me acerca a mi destino o incluso, ese amigo que se brinda a
acompañarnos para poder disfrutar de las maravillas de un paraje
perdido.
Reconozcamos que el dinero es una energía sobrevalorada, pero también reconozcamos que es una energía que merecemos y que hay suficiente de todo para todos. A lo largo de muchas horas de terapia me he encontrado con personas que se quejaban de lo poco que ganaban, de las deudas que tenían, de lo injusto de su situación, mientras sus esquemas mentales estaban anclados en la absurda idea de que no se merecían la misma felicidad que anhelaban con tanto deseo.
Cuando
decimos que la abundancia es un estado mental, lo que estamos
diciendo es que sólo desde el amor a uno mismo viviremos esa
abundancia que tanto echamos de menos. El psicoanálisis hace
mucho hincapié en la distinción entre objeto y sujeto. Sin estar de
acuerdo con todos los estudios psicoanalíticos, tengo que reconocer
que esta distinción es fundamental y en sí misma constituye otra
estrategia para atraer la abundancia a nuestra vida.
El
amor, la abundancia, la felicidad, la alegría...son capacidades del
sujeto. Son estados mentales, son estados del Yo, del sujeto que
piensa, del sujeto que siente, del sujeto que anhela, que gana y que
pierde. Son decisiones personales (no siempre conscientes, por
supuesto). Los objetos no significan nada por sí mismos, a menos que
interioricemos su significado. Cualquier cosa que esté fuera de
nosotros (a efectos de este argumento, las personas también son
objetos, en el sentido en que recibe los deseos de un sujeto) no deja
de ser un símbolo, un signo para comunicarnos con nosotros mismos,
incluyendo los números de nuestra cuenta corriente, los kilos que
indica nuestra báscula o el medio de transporte que utilizamos cada
día.
Cuando
consideramos que los objetos limitan nuestra capacidad como sujeto es
cuando sobrevienen los problemas. ¿Cuántas veces pensamos que
la belleza está ahí fuera, porque es lo que marca alguien a quien
queremos parecer bello? ¿Cuántas veces pensamos que la riqueza está
ahí fuera, porque queremos compartir el ambiente de quien
consideramos rico? Por eso el amor a uno mismo es tan importante,
porque no hay absolutamente ningún objeto que me pueda dar lo que no
tengo. Porque si no me siento rico, si no me siento bello, si no me
siento digno de amor y abundancia, ya podré escalar la pirámide que
forman mis lingotes de oro, que nada en este mundo podrá saciarme.
Así
que con vuestro permiso, voy a cerrar esta entrada agradeciéndoos
vuestro precioso tiempo, agradeciendo el café que me puedo tomar
mientras escribo estas líneas, agradeciendo las miles de visitas con
que nos regaláis vuestro cariño, agradeciendo a CADA el enorme
privilegio de compartir comentarios e ideas que cristalizan en este
blog y en una amistad tan impagable y agradeciendo, en fin, a la vida
por darme tantas y tantas cosas que no dejan de ser una expresión de
todo lo que yo mismo llevo dentro de mí. GRACIAS.
Os
deseo a tod@s una semana llena de felicidad y abundancia, una vida
colmada de regalos
EDU
Ya sabes cuánto comparto lo bueno q es agradecer, pues yo misma escribí una entrada llamada Gracias. Ahora soy yo, querido amigo, quien está agradecida. Pero sobre todo, por haber descubierto en este post una gran clave: no se puede ser feliz si no crees q mereces toda esa felicidad.
ResponderEliminarCada