EL SECRETO DE LA PERCEPCIÓN LÚCIDA

Ya sabéis que en este blog abogamos muchas veces por un “cambio de conciencia”, una nueva forma de percibir la vida que nos ayude a todos a ser más humanos, lo que significa ser más emocionales, vivir mejor, tener mayor control sobre nuestras circunstancias y ante todo, como resumen de lo anterior, ser felices, que en definitiva es lo que todos queremos.

El cambio de conciencia supone que no estamos en el momento correcto, que hay algo que podemos mejorar, que aún no hemos alcanzado el clímax de nuestras capacidades y de eso me gustaría hablaros hoy, de que nuestras capacidades humanas pueden todavía mejorar más de lo que pensamos.

No es una noticia nueva que cada vez con mayor frecuencia aparecen programas, entrevistas y documentales sobre aspectos como la intuición, la inteligencia emocional y otras que pueden considerarse más esotéricas, como terapias energéticas, que en realidad no tienen nada de esotérico si uno comienza a experimentar con ellas mediante prácticas validadas por, en muchos casos, siglos de experiencia.

¿Y qué hace un psicólogo viejo y quizá un poco loco hablando de estas cosas? Pues porque hace ya un tiempo que he ido constatando un hecho curioso que me gustaría compartir con vosotros al igual que comparto con los clientes que aparecen por mi consulta.

Cuando una persona aparece por una consulta de cualquier tipo, debajo de una serie de demandas, aparecen incuestionablemente dos problemas: uno, más evidente, es que la persona quiere realizar un cambio en su vida, otra, más sutil, es que quiere ser feliz pero no sabe cómo hacerlo. Estos dos “problemas” están relacionados y pueden ser, de hecho, considerados dos caras de la misma moneda: no soy feliz y por lo tanto quiero cambiar para serlo.

Después de mucho pensar en las circunstancias de estas personas y de otras que te vas encontrando por el camino he llegado a una conclusión: los seres humanos percibimos bloques de información que se van desarrollando línealmente en el tiempo. Y este aparente galimatías está en la base de muchos de los conflictos que veo tanto en mi vida profesional como en mi vida personal, incluyendo, por supuesto, la mía propia.

Percibir bloques de información es un mecanismo realmente maravilloso de nuestro sistema nervioso, alguna vez ya os he comentado que somos un organismo especialmente diseñado para el procesamiento de patrones. El problema es que esos patrones o conjuntos de información no pueden manifestarse en nuestra vida con la misma claridad que se dan a nivel perceptivo, porque existe la variable del tiempo.

A modo de ejemplo, he aprendido un determinado patrón o guión, que se llama “desayunar” y que incluye una serie de actos, pensamientos y emociones, incluyendo alimentos que me gustan o no me gustan para el desayuno. Y para el cerebro “desayunar” es una información global y determinada. Pero para desayunar necesito tiempo, tengo que ir realizando acciones una detrás de otra hasta concluir el guión. Así, aparentes decisiones tomadas a las 8:30 de la mañana ya están decididas desde el mismo momento en que me despierto, y aquí está el problema.

Imagen de 6sentido.blogia.com

Cuando queremos cambiar, necesitamos generar un guión nuevo y para eso no basta hacerlo sobre la marcha. El “cambio de conciencia” por el que abogaba en un principio nace de la comprensión de que mis acciones van en bloque aunque haya una diferencia temporal entre ellas. En el ejemplo, de minutos, pero que pueden llegar a ser de horas, días o incluso años. El trabajo de desarrollo personal es un trabajo de libertad permitido por el descubrimiento de esos patrones y las circunstancias de su inicio. Porque ahora mismo estoy desarrollando un guión ya escrito que no sé cuándo se disparó.

Y aunque parezca un planteamiento filosófico, esto tiene mucho poder en nuestra vida y sobre todo mucho poder para el cambio. Si dedicáramos la mitad de recursos a percibir nuestros patrones de comportamiento en vez de luchar contra las conductas individuales habríamos ganado mucho, entre otras cosas porque cuanto más nos acostumbramos a ver la vida “en bloque” más fácil es descubrir esos “disparos” alejados en el tiempo pero que siguen muy vigentes en nuestra vida actual.

Cuando después de unos pequeños ejercicios de autodescubrimiento, ponemos sobre el papel patrones de vida, la mayoría de las personas te miran entre asombradas y agradecidas, muchas veces incluso sorprendidas de comprobar que decisiones aparentes no son más que repeticiones de circunstancias y esas repeticiones no generan libertad y por lo tanto no generan felicidad.

Cambiar de conciencia supone mirar desde arriba mi propia vida, alejarme un poco y tomar el papel de “observador”, identificar guiones repetidos y empezar a aplicar decisiones en cada uno de los instantes de mi vida. A esto muchas personas le llaman “iluminación” pero también “lucidez”, que al fin y al cabo es lo mismo. Una de las definiciones que más me gustan de lucidez es de Paloma Cabadas y dice: “la persona lúcida es aquella que sabe lo que tiene que hacer y lo hace”. El conocimiento, en forma de autoconocimiento, me permite descubrir cómo me veo forzado a las repeticiones y así, puedo valorar si quiero hacer algo y por encima de todo, me deja un espacio de libertad para tomar decisiones. Cuando nos liberamos, empezamos a ser felices, porque al fin y al cabo esa es la naturaleza motivacional de todos los seres humanos. Estamos diseñados para la felicidad, estamos entrenados para buscarla.

La famosa “zona de confort” no es más que la repetición de las mismas ideas, emociones y conductas relacionadas en una red que se activa de una sola vez, aunque se manifieste linealmente y aunque parezca un concepto denso en realidad no es más que el descubrimiento de que siempre existe una opción, siempre hay otra forma de hacer las cosas, si me paro a pensar cómo se desarrolla mi vida.

Recuerdo la primera vez que tuve esta “percepción en bloque”, pude ver mi vida en un segundo, no como en una película, sino a la vez, de golpe. Probablemente sea una de las experiencias más maravillosas que he tenido en la vida, probablemente sea una de las experiencias más reveladoras y felices. Os invito a observar la vida desde este punto de vista, no como una sucesión de acontecimientos sin relación, sino como la sucesión temporal de bloques de información. Empezad por algo sencillo, el guión de cómo vas al trabajo, el trabajo mismo, qué haces cuando llegas a casa, los programas que ves o los libros que lees, trata de identificar el comienzo de ese guión y simplemente, haz algo distinto y observa las consecuencias. Ahí empieza la felicidad

Feliz y lúcida semana para tod@s


EDU 

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