SIETE A TRES: LA SOBERBIA

La soberbia es la Altivez y apetito desordenado de ser preferido a  otros (Real Academia Española).

La soberbia es un pecado que me causa contradicción. Siguiendo la definición… “de ser preferido a otros”… suena hasta lógico. Cuántas veces nos hemos dicho que para querer a los demás debemos empezar por uno mismo?

Grandioso y magnífico son sinónimos de soberbia. Sin embargo, la palabra “soberbia” nos patina en el oído. La asimilamos a “orgullo”, pero a un orgullo malo, podrido. No al orgullo de sentirse bien por haber hecho algo grande...

Cuál es la diferencia? Tan mala es la soberbia?

Heredé de mi abuela una frase que me ha acompañado desde mi adolescencia y que, durante mi vida adulta, en las aventuras y desventuras que me ha tocado vivir, he acuñado como oro en paño. Ella solía decir que la humildad no sirve para nada. Y por soberbio que esto pueda parecer siempre le encontré una lógica indiscutible, como si abrirse paso en el mundo de los negocios y en la propia vida tuviese que teñirse de la pizca justa de soberbia que se traduce en el amor propio suficiente para tener la fortaleza necesaria que, primero te hace levantarte cada día, segundo te lleva a sonreír creyendo que lo que tienes no es malo y, tercero, te pone ante el reto de poder con todo. Un día sabes que te levantarás y podrás mirar a tu legado diciéndote lo bien que lo has hecho; a pesar de la cantidad de maleza que tuviste que eliminar, lo lograste. Y ésta es la verdadera soberbia en la que muchos vivimos sumidos.

Para ser soberbio con los demás primero hay que serlo con uno mismo. Te lo tienes que creer, porque de lo contrario no funciona. Te tienes que mirar al espejo diciéndote “qué bueno soy”. Para salir a la calle pisando fuerte es necesario tener muy claras las propias fortalezas y minimizar las debilidades.

Cuando ya se han salvado todas las inseguridades sólo queda soberbia.

A partir de ese instante, hay que vivir. Y vivir no implica el mero hecho de dejarse llevar. Has salido a la calle con la cabeza bien alta, así que vas a romper la pana. Vas a tomar decisiones estando muy seguro de lo que haces. Pero la vida es como un gobierno. Hagas lo que hagas no todo el mundo está de acuerdo y, sin embargo, tienes que seguir adelante.




A veces darás un traspiés y sentirás que el proyecto te viene grande, pero eres demasiado soberbio para reconocerlo. Lo mejor en estos casos es aferrarse al sentido de pertenencia.

El sentido de pertenencia es ese que si no se tiene te dice que estás sobrando, que toca cambiar de sitio, de gente… Bueno, ese que si no se tiene, en realidad, no puede decirte nada…

Lo que sucede es que no has tenido una vida fácil. Para un soberbio la tarea no es sencilla porque mantenerse en el candelero constantemente es arduo y agotador. No puedes tomarte un respiro o te estarías siendo infiel a ti mismo. Infiel con tu propia creencia de lo bien que lo haces todo y de lo importante que eres para tu desafío personal.

Es lógico suponer que los efectos negativos del duro pasado tarden en desaparecer.

Sigues viviendo deseando que llegue el momento en el que los que te hicieron sufrir se quiten el sombrero.

Yo también me pregunto por qué vivimos más por el cuándo y el cuánto que por el qué y el cómo. Yo también me pregunto por qué. La pregunta siempre es por qué…

Pero igual que tú, querido soberbio, alardeo de mi propia soberbia. Y creo en mí. Me doy tanta fe ciega a mi misma que entiendo la mentira de los otros como la protección de sus propias creencias. Todos mentimos porque todos tenemos algo que ocultar.

La soberbia no puede ser un pecado. Ser soberbio no te hace menos bondadoso. Ser soberbio no te vuelve injusto. Aunque, en cualquier caso, da lo mismo. La bondad y la justicia no tienen nada que ver la una con la otra. Y la soberbia comienza a ser esa agotadora tontería que haces cada día.

Reconozco, igual que tú, mi soberbia. La soberbia desde el punto de vista de la creencia en mí. Pero qué voy a decir yo… La persona que hizo de su capa un sayo y del sayo la bandera que exhibir. La que miró a los demás para recordarles que cada uno de nosotros está exactamente donde ha elegido estar. Pero qué voy a decir yo…

Siempre fui más de embrague que de freno…


CADA.

curso PROGRAMACIÓN POR COMPETENCIAS EN EL MARCO DE LA LOMCE

Nuestros amigos de FORMACIÓN EN LA NUBE ya tienen disponible el curso PROGRAMACIÓN POR COMPETENCIAS EN EL MARCO DE LA LOMCE.




Cualquier centro docente del territorio español puede solicitar esta formación, que se desarrolla a medida y puede realizarse Presencial, OnLine o Mixta.

Además, los centros privados y concertados podrán bonificarla a través del sistema de bonificaciones de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, sin coste adicional.

Los centros públicos podrán acogerse al nuevo sistema diseñado por Formación en la Nube, de tarificación especial.

Aquí os adelantamos el interesantísimo programa:

UNIDAD 1. EL MAPA DE LA LOMCE
1.1.  CALENDARIO DE IMPLANTACIÓN
1.2.  DOCUMENTACIÓN LEGAL ACTUALIZADA
1.2.1.PRECEDENTES
1.2.2.CÓMO ASENTÓ LA LOE EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS
1.2.3.LAS COMPETENCIAS BÁSICAS EN LOS CURRÍCULOS DE EDUCACIÓN PRIMARIA Y SECUNDARIA
1.2.4.ACTUACIONES ESCOLARES HASTA LA LLEGADA DE LA LOMCE PARA LA ADQUISICIÓN DE LAS COMPETENCIAS BÁSICAS
1.2.5.CON LA LLEGADA DE LA LOMCE…
1.3.  QUÉ ES DIFERENTE CON LA NUEVA LEY
1.4.  LAS NUEVAS ASIGNATURAS

UNIDAD 2. COMPETITIVIDADES DEL PROFESORADO
          2.1. ADAPTACIÓN DEL DOCENTE

UNIDAD 3. COMPETENCIAS CURRICULARES
          3.1. CAPACITACIÓN EN COMPETENCIAS
          3.2. COMPETENCIAS LOMCE
 3.3. COMPETENCIAS Y PRÁCTICA EDUCATIVA

UNIDAD 4. DISEÑO DEL TRABAJO DOCENTE. LA PROGRAMACIÓN CURRICULAR
           4.1. PLANIFICACIÓN DIDÁCTICA BAJO LA LOMCE
           4.2. EVALUACIÓN EN EL MARCO DE LAS COMPETENCIAS
                               - Evaluación integral del alumno/a
                               - Evaluar la práctica docente
           4.3. DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

UNIDAD 5. LA RAÍZ DEL CAMBIO
           5.1. INFORME PISA


APUNTES PARA CONSIDERAR
RELACIÓN ENTRE INTELIGENCIAS MÚLTIPLES Y COMPETENCIAS CURRICULARES

MATERIAL ADICIONAL Y DE APOYO
  • Artículos
  • Programaciones
  • Cuadros para rellenar
  • Objetivos generales estatales
  • Referencias de interés




NO POR MUCHO MADRUGAR...

En nuestra andadura particular por los pecados capitales, hoy le toca el turno a la pereza y a los perezosos y aunque pudiera parecer lo contrario, es un tema complicado. Porque cuando uno piensa en un perezoso, se imagina a una persona más bien oronda tirada en un sofá y sin hacer nada...pero debe haber muchos perezosos por ahí que precisamente lo que hacen es trabajar en cualquier cosa con tal de no estar ni medio minuto sentado a solas consigo mismo y en sentido del desarrollo personal, esto es la pereza, un no querer trabajar en el propio desarrollo de uno mismo.

Quizá después de leer esta entrada cambie un poco tu visión de la pereza y puede incluso que te reconozcas un poquito en estas líneas, ya sabemos que tampoco es el fin del mundo y que tan malo, o tan bueno, es ser perezoso como cualquier otra cosa. Lo primero que me sorprendió de la pereza a la luz del eneagrama es que más que una pereza física, como he comentado arriba, se trata de una pereza psicológica. He conocido a algún perezoso en mi vida, que con tal de no discutir, es capaz de hacer casi lo que sea y efectivamente, siempre hay alguien que trata de sacar provecho de tamaña tajada.

Es fácil vivir con un perezoso, aunque no lo parezca, aunque sinceramente, me parecería tristemente aburrido. Si tu pasión estructural es la pereza probablemente te reconozcas más como una persona que se adapta a todas las situaciones, pero esto amigo mío, no conduce a una vida más confortable, sino sólo a una vida más aburrida, para ti y para los que te rodean, aunque no lo parezca.

Dicho sea desde el más profundo de los amores, pero tienes que despertar un poco a esa vida que está ahí fuera. Sí, sé que en ocasiones duele, pero el dolor también forma parte del placer y si estamos tan enconados en evitar el dolor, es más que probable que nunca nos deleitemos con las mieles del placer de sentirse vivo: respirar, caminar, moverse y alcanzar a un otro, que te muestra que no eres perfecto, pero que a pesar de todo está ahí, contigo, porque algo hay en ti que merece la pena.

Es probable que a ti estas lindezas del amor y el placer te resulten superfluas, por eso quizá necesitas ir un poco más allá de tus habituales apariencias para empezar a disfrutar la vida en todo su sentido. No te gusta explorar demasiado y por eso tienes esa imagen de pachón, que no consigue olvidar de todo una resignación apática que, lo sabes, palpita en tu interior, como una llamada molesta de que en el fondo, tiene que haber algo más.

También es probable que necesites que otros te digan lo que tienes que hacer, o al menos te sientas a gusto declinando la responsabilidad de tu vida y asumiendo lo que otros deciden, al fin y al cabo, ¿qué más da?. Por eso te animo a que cojas las riendas de tu vida y empieces a explorar qué pasa cuando comienzas a hacer lo que realmente quieres. Mírate al espejo y hazte la promesa firme de que al menos hoy, vas a ser tú, sencillamente tú.

Es probable que las personas que están a tu alrededor se enfaden un poquito contigo, pues al fin y al cabo es muy cómodo mandarte, pero de lo que estamos hablando aquí es de tu vida, así que los demás que se apañen como puedan, de momento. Y no es egoísmo. O sí, tal vez. Pero es un egoísmo que necesitas. Te necesitas. Es el resumen más importante de estas dos páginas de hoy. TE NECESITAS. Necesitas sentirte, necesitas aceptar que también tienes deseos y que tienes todo el derecho del mundo a ir a por lo que quieres. Que cuesta, sí. Que te descubre un mundo de posibilidades que quizá ni sueñas ahora mismo, también.

Imagen de vistodesdemiasiento.blogspot.com

Porque cuando te des cuenta de que la única persona que necesitas eres tú, ya no debes aguantar nada de nadie para que al menos, esté a tu lado. Vales mucho, querido perezoso. En ti hay un potencial de enormes posibilidades esperando pacientemente a que enciendas el interruptor de ti mismo, pero eso es algo que sólo puedes hacer tú. Lo bueno es que lo puedas hacer cuando quieras, ahora mismo. Respira. Suavemente. Llena tus pulmones y siente. Observa qué sucede en tu nariz, en tu pecho. Observa cómo esa oleada de oxígeno recorre tus arterias hasta llegar hasta la célula más alejada del sistema más alejado. Es posible que tengas ganas de llorar un poco o de darle un puñetazo a alguien. Es normal, permítetelo, golpea la cama con los puños o llora todo lo que quieras. Es un gran ejercicio. Y sigue respirando.

Es normal que consideres que no puedes hacer esto solo, al fin y al cabo es tu forma habitual de relacionarte con los demás. Puedes buscar ayuda en alguien que te escuche pero que no te aconseje, que te comprenda pero que no te juzgue y que te cuide sin decirte lo que tienes que hacer. También puede ser de utilidad tomar “calcarea”, una sustancia homeopática que tiene que ver con las ostras y con tu ostracismo interior.

Porque el tesoro que buscas constantemente fuera de ti es una perla, una perla brillante, pulida y hermosa que has cuidado segundo a segundo en ese caparazón interior que no has atrevido, aún, a mostrar al mundo. Pero una perla es un tesoro y si miras y aceptas y sientes de verdad que te necesitas, no te quedará más remedio que admirar con asombro ese tesoro que palpita en tu interior. Sé que no te gustan las metáforas, que no te llevas bien con ellas porque no las entiendes. Prefieres los hechos concretos, lo que puede tocarse y palparse, está bien.

Atrévete a decir “no” aunque te cueste. Una relación no es más beneficiosa porque no tenga conflictos. No hace falta que te sacrifiques, ni por amor ni por nada. Eres una persona generosa, que te gusta dar tu tiempo y recursos a los demás, con simpatía y cordialidad. Pero es una imagen un poco fingida y a veces, los otros te toman el pelo. Tu solicitud es un regalo y eres tú quien tiene derecho a ofrecerlo a los demás. Es muy bueno ofrecer lo que tienes, siempre que seas tú quien decida, cuándo, dónde y a quién. No es necesario estar siempre de guardia 24 horas.

Entiende, querido amigo, que el contacto con los demás es un algo más que estar juntos. Estar en contacto significa también exponer las diferencias, mostrar nuestros lados conflictivos y hacer algo para solucionarlo. Estar juntos no es una cuestión de coincidencia espacial, sino una cuestión de Ser, de disfrutar de la vida en función de lo que quieras y no de lo que otros te dicten, aunque se enfaden, pero eso es un problema suyo, no tuyo. Tienes todas las capacidades que necesitas, porque ya lo has demostrado, para ser una persona auténtica y maravillosa. Demuéstralo y verás como las personas que tienes a tu alrededor empezarán a quererte de verdad en vez de aprovecharse (inconscientemente, claro) de ti.

Un abrazo y mucho ánimo para ser tú mismo, tú misma.

Os quiero


EDU

SIETE A DOS: LA PEREZA

Continuando con la saga de Pecados Capitales, hoy hablaremos de la Pereza. En estas fechas estivales y con este calor, lo que más apetece es tirarse bajo un árbol, sobre una tumbona y con un margarita en la mano.

Os habéis fijado que la palabra pereza se parece mucho a la palabra apetecer?

La pereza, según la RAE, es flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos.

Sin embargo, la pereza como tal, es un pecado al que tendemos a darle muchas justificaciones. De hecho, cuando estamos flojos, descuidados y lentos nos premiamos con unas vacaciones.

Cuánto aguante tiene el cuerpo humano y por qué? Es necesario eso que llamamos “desconectar”? Sabemos, de verdad, realizar esa desconexión?

En mi experiencia personal, cuando se mantiene una actividad intensa durante un tiempo prolongado y sostenido, el cuerpo es como una goma elástica que lo soporta todo. El problema viene cuando se para y la actividad cesa repentinamente, Entonces, comienzan los achaques que, son pequeñas llamadas de atención de nuestro organismo para recordarnos que debemos cuidarle.

En una ocasión decidí dar ese premio a mi propio bienestar y desaparecí, literalmente, durante cuatro días. Poco tiempo, pero el suficiente para un cara a cara conmigo misma. El primer reto fue desprenderme completamente del móvil, las tarifas de datos y cualquier otra conexión con el “mundo civilizado”. Al principio, tenía el síndrome de abstinencia propio de haber tenido demasiado tiempo al móvil como una prolongación de mi mano; sin embargo, poco a poco fui viviendo una especie de purificación que me dejó como nueva.

Pero, independientemente de conectarnos y desconectarnos como máquinas, nuestra sociedad ha tendido, hasta lo insaciable, a provocar que el hecho de descansar cuatro días tenga que tener justificación y, aún más, deba justificarse a personas concretas.

La pereza es el pecado de tener que justificar a otro lo que hago con mi cuerpo y mente, cuando me da la gana y donde más me apetece.



Y da igual que el resto del tiempo hayas trabajado 15 horas diarias y lleves dos años sin vacaciones. Si desapareces cuatro días, alguien se creerá con derecho a criticar tu decisión.

El problema no son los cuatro días. El problema es que tú mismo has vivido siempre justificando demasiado a todos. Olvidándote de que tú eliges siempre y, por tanto, debes aprender a tomar esa decisión sonriéndote a ti mismo y eliminando totalmente los comentarios ajenos vengan de quien vengan.

La pereza es el pecado de sentirse mal por merecer algo.

Pero la pereza también existe en términos generales. Llevada al extremo es el clásico al que todos conocemos y que no hace nada con su vida. Y nada, es nada. Excepto vivir a la sopa boba de otros. Es el prototipo ni-ni (ni estudia – ni trabaja).

Como ese tipo de personas me dan una rabia inmensa, porque hasta pienso que no son merecedoras de haber ganado un pase por la vida, tiendo a pensar que la culpa no es sólo de ellas, sino también de todos los que les consienten semejante despropósito.

La pereza es pues, el pecado de los que permiten que existan perezosos.

Pero de perezosos está el mundo tan lleno, que todos nosotros lo somos cada día un montón de veces. Lo somos cuando estamos sentados en la terraza de un bar y le indicamos a nuestro acompañante que vaya a pedir dentro por nosotros. Lo somos cuando se nos cae algo al suelo y lo señalamos para que otro lo levante. Lo somos cuando resoplamos porque el ascensor se ha estropeado y vamos al primero...

Yo, además, reconozco que tengo una serie de tareas inevitables y que me aburren sobremanera. De esas que siempre te dices a ti mismo que cuando seas rico te hará otro, como hacer la cama o quitar el lavaplatos; pero también, y mucho peor, tareas que nadie puede hacer por ti y a las que le buscarías una solución. Por ejemplo, yo detesto cortarme las uñas y, para colmo, he de hacerlo dos o tres veces todas las semanas. Me lleva muchísimo tiempo porque soy una Friki que se piensa que siempre queda algún pico sin limar… Me pregunto millones de veces por qué tienen que crecernos y por qué no se inventa algo ya para tenerlas siempre cortas.

Recordando el principio de este post donde se asimilaban las palabras pereza y apetecer y, sabiendo que “apetecer” es tener ganas de algo, es curioso cómo desear hacer lo que sea es tan contradictorio de no mover ni un dedo por hacerlo.

Pensando, profundamente, en cómo de llena está nuestra existencia de obligaciones que debemos satisfacer nos gusten o no, empiezo a cuestionarme cuánto del paseo que damos por la vida es realmente placentero y si no podríamos intentar plantearnos que todo lo que NO obliga, debería ser, sin duda, apetecible…


CADA.

¿PEDIR O NO PEDIR?

Hace un par de semanas, poco antes de escribir mi última entrada, CADA me lanzó uno de esos retos que a ella tanto le gustan y como no podía ser de otra manera, le dije:Sí, claro”. El reto en cuestión es escribir una serie sobre los siete pecados capitales, ella lo desarrollaría desde su estilo personalista y yo me dedicaría un poco más a la psicología del asunto. Así que allá vamos, a ver qué sale de todo ésto y esperando que disfrutéis del resultado.

CADA eligió la codicia para la primera de las entradas de esta serie. Parece que pecados y psicología no se llevan demasiado bien, porque aparentemente entra dentro de la moralidad, la ética y la religión. Sin embargo, desde la psicología de los eneatipos, los pecados capitales tienen una importancia central, puesto que conforman el núcleo de pasiones profundas sobre las que se estructura nuestra personalidad. Pues sí, amigos míos, todos llevamos un pequeño pecado dentro de nosotros y en nuestro intento por no verlo, por reprimirlo y por defendernos de él, desarrollamos una serie de estrategias que todo junto, conforma nuestra personalidad, entendida como esa visión única de percibir y relacionarnos con el mundo y nosotros mismos”.

La pregunta entonces está clara, ¿cómo se relaciona un codicioso con el mundo y con sí mismo? Fundamentalmente desde dos puntos parecidos. En realidad la codicia está presente en dos pasiones básicas, que son la ira y sobre todo, la avaricia, y se define como el impulso para retener, en la falsa creencia de que lo peor que puede pasar en esta vida es quedarse sin nada.

El codicioso, o el avaricioso, está apegado a todos y todo y por lo tanto desarrolla una especie de economía interior donde lo único que puede hacer es perder. ¿Te imaginas lo doloroso que tiene que ser vivir en un mundo donde lo único que puedes ver es pérdida? Pierdes cuando algo se va, pierdes al prestar, pierdes al pensar que lo que tienes sólo es un préstamo y pierdes mientras retienes aquello que temes perder. En definitiva, pérdida por todas partes.

Visto así parece algo horrible y nadie se sentirá identificado con esta pasión, pero recordemos que es algo inconsciente, es decir, es nuestra manera natural de relacionarnos y observar el mundo, pero no está accesible directamente y en la mayoría de los casos incluso, cuando alguien nos lo señale, nos enfadaremos y pondremos mil justificaciones para no enfrentarnos al hecho de que sí, que efectivamente, soy codicioso.

Cualquiera de las nueve pasiones básicas nos aleja de nosotros mismos, lo importante no es el error concreto en el que caemos, sino darnos cuenta de que, en mayor o menor medida, todos estamos equivocados. Es un buen punto de partida para empezar a ver al codicioso con unos ojos un poquito menos criminales y empezar a tratar de comprenderlo mejor.


Imagen de politiquiando.com
Si eres codicioso o codiciosa, tampoco te preocupes demasiado, no es cuestión de martirizarse por no ser perfecto. Si estás enganchado a esta pasión, como cada cual estamos a la nuestra, es posible que seas solitario, indiferente y que la gente te considere mezquino. Probablemente tengas problemas físicos de estreñimiento y te cueste disfrutar de las relaciones cercanas. Parecen palabras feas, pero por favor no te dejes llevar por las connotaciones del lenguaje popular. No tiene nada de malo ser mezquino, al menos, no es peor que ser cualquier otra cosa en esta vida. Por cierto, la homeopatía si tomas “sepia”, te puede ayudar, al igual que la “Silica”. Consulta con un homeópata si te llama la atención el tema.

Lo que le pasa a nuestro amigo codicioso es que en realidad siente que no tiene nada, ni a nivel físico ni mental y por supuesto espiritual. Así que al pobre no le queda más remedio que tratar de acaparar todo lo que puede. Sean posesiones o relaciones. Evidentemente, esto les dificulta un poquito el compromiso porque siempre puede estar perdiéndose algo.

Pero claro, este blog no está pensado para criticar y si hemos dado un par de claves acerca de la codicia psicológica no es para hundir a nadie sino para indicar algunas de las cositas que se pueden ir haciendo (además de visitar a un terapeuta, cosa que como vemos, nos viene bien a todos y a mí el primero) para salir de tan ingrato sentimiento.

Por su propia configuración el codicioso tiende a la autonomía y también, de la misma forma que le cuesta dar, le cuesta pedir, porque en buena lógica, pensará que se lo van a negar. Si la visión que tengo es de pobreza interior, la solución, pasa, necesariamente, por empezar a darme cuenta de todo lo que tengo. La vida no es un juego de estatismos y contabilidades. La vida es un juego sí, pero de dinámicas lúdicas donde por cada cosa que doy, me son devueltas muchas más.

Sé que es posible que sientas que en tu casa no te dieron todo el amor que necesitabas o que tuvieras una madre posesiva y manipuladora. Bueno, está bien. Todos tenemos problemas con nuestras madres. Pero demos un paso más y empecemos a ver que no te las puedes arreglar sólo en la vida. Hace tiempo escribí sobre la necesidad y la debilidad. Probablemente te sientas débil al pedir algo. Pero si estamos convencidos de que la vida es dar y recibir, al darme la oportunidad de darte, me estás dando la oportunidad de seguir recibiendo. Así que por favor, ¡pídeme! Todo lo que quieras. Lo único que quiero a cambio es que me des la libertad necesaria para darte lo que pueda en cada momento sin manipulaciones. Sé que ésto es lo más complicado, porque al fin y al cabo, es lo que te han enseñado que es el amor. Pero tú eres capaz de sobreponerte a todas esas circunstancias adversas.

Hay un mundo por descubrir en cada uno de nosotros, todos tenemos algo que aportarte y sobre todo y mucho más importante, todos necesitamos eso que sólo nos puedes dar tú. Si la vida es una fiesta es precisamente porque todos contribuimos con nuestros únicos dones al ágape común. Así que si me ofreces tu “tú” te ofrezco a cambio mi “yo”, sin reservas. Ya verás que es mucho más divertido y que nos lo vamos a pasar de maravilla juntos.

Sé que parece mejor que te dejen solo, que el tren del amor ya pasó para ti y que al fin y al cabo todos están contigo para conseguir algo. Pero en el fondo de tu corazón, palpita una luz que grita, escúchala. No podemos ser felices en soledad, pero para vivir de verdad al lado de los demás, necesitamos mostrar lo que somos, aunque a veces duela, es la vida. La otra cara de la moneda, es que a medida que observes cómo el mundo está deseando darte todo aquello que anhelas, descubrirás cómo la cárcel de pesimismo y retención no es más que humo, un humo que sólo tú has permitido que creciera y por tanto, una cárcel que se abre sólo con que tiendas la mano hacia fuera, rompas los barrotes y sientas la confianza de mi mano que está esperándote, sin reservas, desde el otro lado.

Feliz semana para tod@s

Os quiero
EDU