Estimados/as amigos/as de Gente Edu – Cada,
Se acerca el final del año y, por tanto, Edu y yo hemos pensado que sería una buena idea despedir el 2011 con nuestro querido público, hablando hoy acerca de ciertos propósitos y sentimientos que el Nuevo Año despierta en nosotros.
Esperamos que disfrutéis la lectura y, sobre todo, deseamos que el 2012 nos siga teniendo a tu lado y nos continúe haciendo crecer junto a ti.
Gracias por acompañarnos durante estos últimos 12 meses.
Feliz Año Nuevo,
CADA
Voy a salirme un poco del guión y no voy a hablar de proyectos concretos. Repasando el 2011 a raíz de mis post, me ha parecido mejor idea establecer una guía de viaje para aventureros de la vida, en función de lo que he compartido con vosotros y vosotras en este año que toca a su fin. Espero que os apetezca acompañarme, aunque claro, un viaje de aventuras exige que cada cual establezca sus propios hitos, senderos y atajos particulares.
Mi primera estación para el 2012 es perseverar en mis objetivos. No enredarme con las minucias y buscar oportunidades en cualquier circunstancia, por dura, difícil o ingrata que me resulte. Ser paciente cuando las cosas no salgan como yo quiero, con la firme decisión de buscar todo aquello que necesito para ir a donde me de la gana, confiando en todos los recursos de los que ya dispongo. Reconocer que todas las situaciones me enseñan a superarme y a saber cuáles son mis sueños y cómo conseguirlos.
El segundo gran hito de mi viaje es estar en paz conmigo mismo. Para esta etapa necesitaré cargar la mochila con coherencia y amor hacia mí mismo. Aceptarme tal y como soy en cada circunstancia, con mis fortalezas y las miserias que llevo, que de todo hay. Reconocer que me quiero, que puedo hacer cualquier cosa que me proponga, porque he elegido ser feliz a mi manera, una manera única e indelegable. Me prometo a mí mismo quererme a pesar de las caídas, porque tengo el derecho inalienable de caerme, levantarme, salir, entrar y sentir lo que quiera que sienta en cada instante concreto, haciendo con ello lo que me plazca, siempre y cuando sea consciente y responsable de las consecuencias de mis actos, aceptando incluso que de vez en cuando puedo ser perezoso, pararme en mitad del camino y simplemente, estar.
Ya estoy en la tercera etapa del viaje, que no es otra que la de la responsabilidad personal. Me hago responsable de mi propio bienestar y de mi propia felicidad. Así que en cada situación trataré de hacer algo, valorando mis opciones y eligiendo lo mejor en cada momento, seguir adelante y no echar de menos lo que tuve ayer. Pensar positivamente, sin culpas ni victimismos. Pues si yo soy responsable de mí mismo no puedo echar la culpa a nada ni nadie de lo que me sucede, al fin y al cabo mi libertad personal me hizo elegir en las encrucijadas concretas, así que no voy a renunciar a esa libertad. Libertad también para equivocarme si hace falta, sin dejar que el miedo coarte ni una sola de mis opciones. Dejar que la vida sea, se despliegue, sin imponerle ritmos, siendo generoso para decir adiós, incluso a mí mismo. Pues siempre tengo la opción de cambiar mis propias reglas y condicionamientos.
Si todo va bien, en algún punto de mi camino, es posible que nos encontremos. Es posible que andemos juntos, por un rato o por muchos, pero siendo conscientes de que yendo juntos cada uno vamos a donde queremos ir, sin renunciar al camino propio por el camino del otro. Así que me prometo vivir las relaciones sin renunciar a mí mismo, porque lo que he sido también forma parte de lo que soy. Ser amable con todos por el único hecho de que me gusta ser así e independientemente de que ellos decidan serlo conmigo (aunque espero que lo sean, claro). Tratar de conocerles sin juzgar, sin prejuicios y sin expectativas. Agradeciendo sinceramente que hayan decidido caminar un ratito junto a mí, pues de cada cual aprenderé algo que me ayude en mi propio devenir.
Voy a llevar mi propio ritmo, con la confianza de que tú llevarás el tuyo para que nos encontremos donde tengamos que encontrarnos. Hacer mi camino sin que nadie me diga con quien debo o no debo compartirlo. Buscarme a mí mismo de esa manera me ayudará a compartir lo que soy con todos sin abandonarme nunca. De esta forma estaré en disposición de dejarme llenar con lo que cada uno quiera, libremente, aportarme. Descubriré qué tienes de especial hasta que no me quede otra que aceptar que al lado de “este Otro” concreto y real yo soy “un Uno” completo más feliz, aunque ese otro no piense o sienta lo mismo que yo.
Aceptarte tal cual eres, sin condiciones, actuando en consecuencia, pero separando las verdaderas intenciones de los meros deseos. Reconocer el amor que seguro que está ahí, caminando sus propios pasos, para dar lo que soy y ser cada día un poco más para poder querer mucho y en consecuencia, que me quieran mucho, con la actitud de dar porque sí, compartiendo todo lo que soy, que incluye (lo he dicho, mas es fundamental que lo entiendas) todo lo que he sido. Aceptar también tus regalos porque tienes el derecho de quererme dar lo que quieras y yo tengo el derecho de aceptar esos regalos entregados desde la generosidad.
Reconocer, por último, que alcanzar mis propios sueños no es abandonarte sino salvarte, porque bastante tienes con ser responsable de tu propia felicidad. Aunque me empeñaré hasta la extenuación para ayudarte a llegar cuando nuestras metas coincidan, no puedo cargarte ni mis frustraciones ni mi equipaje. Así que voy a quererme mucho para quererte aún más, sin que tengamos obligación de hacerlo, para poder valorar así, en su justa medida, la opción de quedarnos el uno junto al otro, mientras los dos queramos.
Esta es mi hoja de ruta, quizá un año sea poco tiempo, lo bueno de estar en el camino correcto es que tarde o temprano llegas y puedes dedicarte a disfrutar realmente de estar en él, así que el año que viene te contaré cuánto he recorrido, aunque prefiero que vayas compartiendo mis pasos, si ese es tu deseo. Desde luego, ese es mi mayor deseo para el año que comienza: que lo finalicemos juntos.
Un abrazo enorme para tod@s y FELIZ AÑO 2012
EDU
LOS PROPÓSITOS DE FIN DE AÑO BY CADA
No sé si alguna vez os he llegado a contar, creo que sí, que en una ocasión un amigo me dijo que cuando se acerca el Fin de Año es bueno mirarse al espejo y tratar de recordar los momentos buenos y malos que ese año ha tenido. Si mirándote en ese instante, no eres capaz de llorar y sonreír, es que el año no ha valido para nada.
Durante mucho tiempo, ese me ha parecido un buen ejercicio, por lo que solía asistir a mi cita anual. Sin embargo, este año he pensado: ¡Qué absurdo! ¿Para qué hacer eso? ¿Qué sentido tiene el rato de auto-fustigación?
Es decir, de sobra sé cómo han ido las cosas. Pero en realidad, lo que sucede es que entre el 31 de diciembre y el 1 de enero sólo hay un segundo de diferencia.
Eso me ha hecho recapacitar sobre el rollo de los propósitos para el año nuevo y su estrecha relación con dos frases clásicas:
La primera: Este ha sido un mal año y por fin se acaba
La segunda: De este año no pasa
Analicemos un poco y volviendo sobre mis pasos: ¿un mal año que acaba va a cambiar en un segundo?
¡Claro que no! Por lo que no deberíamos dejar que la superstición nos invadiese. Cuando las campanadas concluyan no empezará una nueva vida libre de problemas salvo que hayamos cumplido bien con unos propósitos muy firmes y bien establecidos. De ahí la segunda frase: de este año no pasa.
Al final, no se trata de que hagamos una lista de auto-promesas que siempre vuelven a nosotros el 1 de enero. De lo que se trata es de que, en un punto de nuestra vida, decidimos parar, nos detenemos un minuto para mirar nuestro camino recorrido, para analizar la situación y para auto-proponernos el cambio. Esto sí es importante. La historia no va del momento, sino del hecho. Tomar una decisión que podría hacer que desde el 1 de enero a las 00:00:01 nos haga ver otro prisma.
Ahora sólo queda por concluir cuál es esa decisión…
CADA.
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