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LAS FERIAS DE EDUCACIÓN LLAMADAS A LA CRISIS

Entre los pasados días 22 y 26 de febrero asistimos a una nueva cita anual en Ifema con AULA. Éste es el salón con la mayor oferta educativa destinada a jóvenes que deben decidir qué hacer a partir de ahora y dónde hacerlo.

Para esta feria Ifema cuenta con la colaboración del Ministerio de educación. Los expositores presentaron al público las nuevas titulaciones.

Padres/Madres, estudiantes y profesores pudieron conocer la oferta educativa y compartir un espacio formativo común.

En esta ocasión hemos encontrado 216 expositores de 13 países diferentes. El Ministro de Educación, Cultura y Deporte, D. José Ignacio Wert inauguró junto a la Infanta Elena esta vigésima edición.

Pero AULA no estuvo sola. En Ifema acompañaron otras tres ferias educativas: EXPOELEARNING, FORO DE POSTGRADO Y EDUKETING.

Edu y Cada aprovecharon el "tirón" educativo para dar un paseo por las diferentes exposiciones. El panorama dejó entrever lo que ya va siendo una realidad en las ferias españolas. La crisis se hace patente también aquí.

AULA, es como todos los años. Es decir, se trata de una feria recorrida por estudiantes. Como tal, se caracteriza por el ruído y el movimiento juvenil. Como novedad digna de mención puede hablarse de los shows bailados y cantados que supusieron un gran atractivo para saber en qué dirección mirar. Los problemas económicos, ya patentes en el sector educativo, ponen de manifiesto que, incluso aquí, quien no corre vuela.




EXPOELEARNING, resultó ser una interesante llamada para la formación profesional online. La oferta era variada y bastante adecuada, centrada en Formación 2.0, Mobile Learning, Redes Sociales, Bonificaciones y Gestión del talento. Al grito de "expongo luego existo" 38 empresas trataron de reivindicar la personalización de la teleformación. A pesar de que la organización se encuentra satisfecha con el número de visitas recibidas, desde Gente EduCada señalamos la sensación de vacío que la feria produjo. Es una lástima que una oferta tan interesante y valiosa para la formación E-Learning se haya encontrado tan "sola". Pasear era tan sencillo que en unos escasos 20 minutos ya habías conseguido detenerte e informarte en todos los stands.

FORO DE POSTGRADO, tenía un objetivo muy concreto: educación de tercer ciclo. Aunque no es, ni con mucho, la feria más visitada, superaron al año anterior. Sin duda, el paro y la problemática de titulaciones llevan a muchos a plantearse esta alternativa.

EDUKETING, resultó ser la sorpresa de Ifema. En esta ocasión: un congreso en su segunda edición, con una serie de interesantes charlas enfocadas al marketing educativo. Cómo y con qué acceder a los centros educativos. La importancia de la pedagogía rompe el comercio tradicional.

Cabe mencionar que IQ Board cedió una pizarra digital a la sala VIP de profesores, donde se hicieron demostraciones de interesantes programas de Microsoft. Aquí los docentes disfrutaban de un espacio confortable y de entrada libre en el que actualizar sus conocimientos.


La decepción general más grande, sin duda, fue Ifema. Ser expositor empieza a ser sinónimo de ser millonario. Los precios que las empresas pagan por tener presencia resultan desorbitados en tiempos de crisis. Uno hace sus números y piensa en la compensación según las visitas recibidas y las cifras no cuadran. Pero ya se sabe el alto precio de mostrarse al público. Ahora bien, ¿qué sucede con la organización? ¿Por qué era tan difícil encontrar en qué pabellones estaba cada exposición? Eduketing estuvo escondida en los subsuelos y carente de ningún tipo de indicación. Microsoft que patrocinaba la zona VIP para profesores, tampoco se encontró con la señalización adecuada. Además, cabe añadir la suciedad que era patente, sobre todo, en Aula.

En fin, esperemos que posteriores ediciones dejen el sabor de boca que la formación se merece.


Feliz semana a tods/as!!!


Gente EduCada.

DORMIR CON CALCETINES

Nunca pensé que un par de simples calcetines pudiesen dar tanto juego como para tener que plantearme un post.

Todo empezó hace meses, cuando una amiga me hizo advertir los enigmas que se encierran bajo la misteriosa desaparición de los calcetines, desde que uno se los quita en el cuarto de baño y hasta que vuelven al cajón.

Sigamos por un momento todo el proceso. Me visto por la mañana y me planto mi par de calcetines limpios. Llego por la tarde a casa y me los quito en el cuarto de baño. Los tiro al suelo con el resto de ropa usada. Cuando salgo de la ducha recojo el montón de ropa y lo meto en el cesto de ropa para lavar. Al día siguiente vuelvo a vestirme con un nuevo par de calcetines que no son los de ayer (ya vamos por el segundo par), saco la ropa acumulada en el cesto y la introduzco en la lavadora. Ahí, los calcetines no están unidos pero se supone que andan por el montón. Repito la operación del día anterior quitándome los calcetines, llevándolos al cesto, etc. Saco la lavadora de la mañana y pongo la secadora. Saco la secadora y comienzo a doblar. ¡Maldita sea! ¡Falta un calcetín!

Como ya estoy acostumbrada a este fallo del sistema, cojo el calcetín desparejado y lo coloco, con esperanza, en el montón de los calcetines divorciados. Toda ilusa creo suponer que, algún día, en el camino entre baño – lavadora, lavadora – secadora, secadora – cajón, volverá a abrirse la ventana a la cuarta dimensión y podré meter la mano y recuperar todos mis calcetines perdidos.

Lo peor no es que haya desaparecido una prenda. Ni siquiera que fuese importante para mí. Lo más triste es que la operación, como se puede suponer, se va a repetir una y otra vez.

Vamos a ver: acaso nadie sabe cómo parar esto?!?!

Al principio de irme a vivir independizada me molestaba en doblar juntitos y bien avenidos mis calcetos y en colocarlos con ternura en el cajón. Después de unas cuantas burlas del destino, descubrí que es inútil. Por mucho amor con el que los trates, te la van a jugar en cuanto te des la vuelta.

Hay muchas teorías de científicos famosos tratando de explicar la causa. Pudiera ser que se los haya tragado la lavadora y estén en el filtro. Al parecer conviene mirarlo de vez en cuando.

No sé, yo lo intenté una vez y me dio mucho asco.

Igual, es por la cal. Nunca uso esos productos que anuncian contra la cal. Calcetín viene de cal; estoy convencida.

Pero la mayor sabia, siempre es una madre. Recordáis cuando decía: “recoge los calcetines!! O es que te crees que van a llegar solos al cajón??”

Pues mira, al cajón no llegan ni solos ni acompañados.

Si ella me hubiese explicado cómo conseguirlo, otro gallo nos cantaría ahora…

Pero la realidad es que nadie lo sabe.

La cantidad de incógnitas que pueden llegar a rodear a un par de calcetines son innumerables.


(Imagen de: loscuentosdelachina.blogspot.com)

La otra gran pregunta que todo el mundo se hace en torno a esta prenda, tiene que ver con si su uso es ridículo o no y cuándo procede llevarlos puestos.

La otra tarde, un amigo se cuestionaba sobre ello alarmado de por qué, en general, al sexo femenino le preocupa tanto su uso en la cama.

Vamos a ver – decía – si las mujeres saben que siempre tienen los pies fríos en la cama, ¿por qué no le ponen remedio?

Bueeenoo… Aquí entran ya múltiples factores. Desde luego está el tema de la estética. Ya se sabe: antes muerta que sencilla. Máxime si una va a la cama no a dormir precisamente. También pudiera ser que se hayan acuñado tradiciones de la infancia. En mi caso, mi padre no nos dejaba dormir con calcetines porque consideraba que eso era una guarrería.

No sé hasta dónde llegan los límites de esta prenda. Es decir, por ejemplo, las mujeres esquimales que duermen súper vestidas, ¿se quitan los calcetines dejándose el abrigo?

Y puestos a preguntar ¿por qué a todo el mundo le importa tanto quién, cómo y cuándo lleva esta prenda, sobre todo para dormir? ¿Por qué nadie habla de si llevas bragas viejas para dormir, por ejemplo?

Creo que ambos temas van a estar relacionados y lo más probable sea que las mujeres no usen calcetines para dormir, a pesar de sus pies fríos, porque han perdido uno y es muy difícil decidir qué pie va a calentarse solo.

Además, ¡qué más da ir a la cama con calcetines si seguro que se pierde alguno entre las sábanas mientras duermes!

Consejo para el fin de semana:

Sea como sea que te gusten los calcetines: más gruesos o finos, lisos, de rombos o con dibujos Disney, altos o bajos, de algodón o lana, llévalos con dignidad en todas las ocasiones: para trabajar, salir de fiesta o andar por casa; pero, por favor, quítatelos cuando sea necesario y, sobre todo, vigila sus pasos. Quizá seas el primero en descubrir dónde se esconden estos pequeños escurridizos.

De todas formas, si estás pensando en lo agustito que estás en la camita con tu par de calcetines viejales, ya se sabe: ande yo caliente…

CADA.

P.D.: Dedicado a ese seguidor preocupado por los calcetines y que cree que no le hago el caso suficiente... Ya ves! Cada siempre presta atención a sus fans!! Gracias por ser fuente de inspiración y apoyo


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*La metodología STL se basa en los principios del aprendizaje significativo, por lo que parte de los conocimientos iniciales de los participantes para provocar un verdadero cambio en los modelos mentales, de forma que les permita, de manera natural, poner en práctica lo adquirido durante la formación.
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ESTAR CONECTADO A TRAVÉS DE LA CASUALIDAD (¿O CAUSALIDAD?)

Hoy escribo desde un estado un poco distinto al que lo he hecho semanas atrás. De alguna manera podríamos decir que más conectado. La causa tampoco importa demasiado, lo importante de lo que nos sucede es el efecto que creamos en nuestra vida y en la de aquellos que nos rodean.

El caso es que últimamente he tenido distintas y variadas experiencias que tienen que ver con lo que normalmente llamamos la casualidad. Muchas tradiciones son las que dicen que la casualidad no existe, porque nunca sabemos adónde nos llevarán nuestros pasos.

No quiero entrar en ese tipo de disquisiciones, que por otro lado no me parece que conduzcan a ningún sitio pero…¿Podemos utilizar esas casualidades de la vida para tratar de ser más felices?¿Hay algo que podamos hacer para manejarnos con mayor flexibilidad y placer? Intentaré contestar a estas dos preguntas.

Existe un requisito previo para disfrutar de las casualidades y es no tomarse las cosas demasiado en serio. Por decirlo de una manera gráfica dejar que las circunstancias fluyan a través de nuestra vida, dejando un hueco para la sorpresa y por qué no, para la creatividad. Vivir en cada instante sin pensar en más allá de lo que hacemos ahora pero también dejar que la vida nos sorprenda.

Este requisito previo se consigue a través del abandono de las expectativas. Hace un tiempo alguien me contó la siguiente anécdota: Esta persona, un chico, hacía poco que se había inscrito en cierto grupo. Al poco tiempo apareció una chica con la que entabló fácilmente conversación, detectando que había un sentimiento mutuo de comprensión. En la siguiente reunión, quedaron para tomar algo juntos. pero la sensación de complicidad se había esfumado. Según pude averiguar más tarde, esas dos personas no tomaron nada. En realidad, sentados a la mesa de una típica taberna, se encontraron la impaciencia y la culpa, una frente a la otra. Y es que en vez de disfrutar tranquilamente de la conversación y un par de vinos, el uno se dedicó a evaluar si quien tenía enfrente podía ser la mujer de su vida y la otra sólo trataba de defenderse de los continuos ataques seductores de aquel.  Hay un tiempo para sembrar y otro para recolectar, difícilmente cosecharemos nada que no hayamos sembrado antes. Así que lo mejor es respetar cada tiempo y circunstancia.



Una vez abandonadas las expectativas estamos en disposición de aceptar las sorpresas de la vida, aunque para ello tenemos que dejar a un lado las prisas y las urgencias propias del reloj. Tenemos que permitirnos cierta dosis de placer únicamente porque sí. Evidentemente todos tenemos responsabilidades. Lo que no es sano es dejar que responsabilidades autoimpuestas nos conduzcan, como autómatas de un lugar a otro, sin ser conscientes de nuestros pasos porque no hacemos nada más que pensar en lo que haremos cuando lleguemos. Entre dos puntos hay muchas experiencias intermedias, si nos permitimos vivirlas todas, el camino será mucho más entretenido y gratificante. Está claro que no batiremos ningún récord, pero al fin y al cabo, la vida no se mide en segundos sino en vivencias, de lo contrario se llamaría tempura y hasta donde yo sé eso es sólo una técnica culinaria japonesa.
Probablemente la confusión radica en nuestra concepción de la responsabilidad. Tenemos la idea de que ser responsable significa dejar de lado nuestros intereses. Pero la responsabilidad implica concentrarse en lo que estoy haciendo y hacer exactamente lo que hago, sin distraerme con lo que voy a realizar dentro de una hora. Responsabilidad implica decidir hacer lo que hago aunque podría hacer cualquier otra cosa, pues aunque no me gusta lo que realizo, sus consecuencias me benefician.

Al asumir esta concepción de responsabilidad me responsabilizo también de mis emociones, mis gustos, mis perezas, mis miedos y mis angustias. Me responsabilizo de mi vida completa, de mi tiempo de ocio y de mi trabajo, de mis tiempos en soledad y mis momentos de compartir, de mi inspiración y también de mi expiración. Y sobre todo, me permito a mí mismo cambiar el guión que yo mismo he establecido para mi vida y que en vez de un guión se ha convertido en una cadena.

Tras el ejercicio de flexibilidad responsable, promover y disfrutar las casualidades implica cierta dosis de inocencia, entendida como la capacidad para sorprenderse ante todas las experiencias. Si la vida se constituye de instantes, respetar cada uno de ellos es fundamental para valorar y honrar nuestra vida. No es sólo disfrutar el momento, sino adoptar una postura de aceptación de cada uno de esos momentos. Estoy aquí, estoy ahora, estoy en el sitio que tengo que estar, haciendo lo que tengo que hacer para ser lo que tengo que ser. De pronto, comenzamos a encontrarnos con personas que nos guían, regalos inesperados, sorpresas maravillosas, encuentros insospechados y en medio de toda esa magia cotidiana, nos damos cuenta de la cadena de causalidades que nos traen la felicidad, porque ya vivimos instaurados en ella y el corazón se sabe contento, capaz de exclamar:

¡Bendita casualidad que me trajo a este lugar!

Os deseo una semana repleta de benditas causalidades

Un fuerte abrazo para tod@s

EDU

SAN VALENTÍN Y SUEÑOS DE GALLETAS

Hoy es un día especial, por eso hemos decidido publicar una entrada especial. Por un lado es bonito eso de celebrar el amor. No necesariamente el amor romántico de pareja, sino el amor de sentirnos vivos y cercanos a todos los que nos rodean.

Quizá por eso, hoy nos han hecho un regalo muy especial para Gente Educada: Nuestra amiga de “El sueño de una tarde de galletas” nos ha alegrado la mañana con sus galletas.

Probablemente los obsequios más hermosos son los que llegan sin esperarse, los que nacen de la genuina generosidad de dar sin esperar más a cambio que, quizá, una sonrisa.

Desde luego, hoy hemos tenido unas cuantas de esas en la oficina. Quizá el mundo está falto de gestos de amor, quizá el mundo está falto de sonrisas. Cuando la educación está más preocupada por gastar cuanto menos mejor en vez de simplemente educar desde y con el corazón, viene bien un mensaje de esperanza que nos recuerde que el dinero no puede comprar la felicidad que se desprende de la generosidad más inalienable.

Esta es pues una entrada con un doble sentido, o mejor dicho, una entrada con un doble sentimiento: De un lado la esperanza, de otro lado el agradecimiento.

Gracias a los sueños convertidos en galletas de nuestra amiga, que son capaces de recordarnos que la esperanza es posible y que el mundo se mueve en base a los latidos del corazón y no al tintineante repiqueteo de las monedas en el bolsillo.
Al menos, el mundo que merece la pena vivirse y ser compartido, que del otro ya tenemos suficiente en los medios de incomunicación social.

Gracias también a todos los que creéis en que un sueño es posible, a todos los que confiáis en vuestras posibilidades, en vuestras intuiciones, en vuestra creatividad y en vuestro trabajo para hacer un poco más dulce la vida de los que están a vuestro alrededor o simplemente de aquellos que nos cruzamos por un instante en el camino.

Gracias a los que son capaces de mirar a la cara aunque sea para decir no, o por lo menos no en este momento, que mañana ya se verá.
Gracias a los que creen que es posible seguir construyendo un mundo mejor y lo comprueban en la cara de esos personajitos, los ciudadanos y ciudadanas del mañana, que son capaces de dar el mayor gesto de amor en el peor de los dibujos.

Gracias a todos los que dedicáis un ratito de vuestro tiempo a leer, compartir y/o comentar las sencillas ideas e ilusiones que constituyen nuestro quehacer diario.

Gracias, de nuevo, por hacer que unas galletas (preciosas y que están buenísimas, eso sí) nos recuerden todo esto.

Un abrazo muy fuerte para tod@s

EDU y CADA

COACHING EDUCATIVO EN UN COLEGIO SEVILLANO

El pasado 7 de febrero se impartió el curso “Coaching educativo en el aula” en el colegio La Inmaculada de Morón de la Frontera (Sevilla).



Tal y como se anunció en el Congreso de Escuelas Católicas 2011, el colegio citado fue el ganador del concurso que le otorgaba una sesión presencial de tres horas de duración.

Beatriz De La Riva, directora de formación en AGC, compartió la jornada con los docentes del centro educativo.

La tarde del martes supuso un acercamiento al mencionado sistema de formación individualizada y a algunas de sus posibles herramientas. Básicamente, se pretendió la reflexión.

En nuestra práctica docente diaria no dedicamos tiempo suficiente para pararnos y pensar. Reflexionar sobre lo que hacemos, sobre las consecuencias de nuestros actos, sobre el por qué de ciertos aspectos y sobre todo: el para qué. ¿Dónde están los valores que de verdad importan? ¿Quién decidió que era más importante enseñar raíces cuadradas que enseñar a pensar?

Los temas que se trataron fueron: Finalidad del Coaching educativo. La realidad en nuestro centro. La nueva escuela. Calidad. Perfil docente (de profesores a entrenadores). Metodología. Motivación. Herramientas para el cambio. Puesta en marcha de un proyecto.

La gran acogida por parte del centro destinatario ha llevado a los docentes al inicio de un reto propio acometido por todo el equipo.

Desde Gente Edu – Cada, queremos agradecer al colegio La Inmaculada su cálido acogimiento, su espíritu de lucha y, sobre todo, su volcado interés por aquellos que llenan cada día sus aulas.

Te dejamos aquí algunas de las frases más significativas de la jornada, para que tú también puedas empezar hoy reflexionando:

Un profesor se convierte enseguida en un viejo profesor (Daniel Pennac, 2006)

Habría que cerrar las escuelas para poder pensarlas, para inventarnos de nuevo como profesores (Bazarra et al, 2004)

El aficionado hace bien las cosas cuando está de buen humor. El profesional trabaja bien independientemente de las circunstancias (Ribeiro, 2000)

(…) Sólo tengo mis sueños; he extendido mis sueños bajo tus pies; pisa suavemente, pues pisas mis sueños. Cada día, en todas partes, nuestros niños extienden sus sueños bajo nuestros pies y debemos pisar suavemente (Sir Ken Robinson, Bring on the learning revolution)


Feliz semana!!

CADA

HACE FALTA VALOR PARA MIRARTE Y DECIR NO

Estimados/as amigos/as:

Hoy, mi post semanal es una reflexión verbal. Para estar más cerca de vosotros y vosotras, he decidido hablaros directamente.

En el enlace aquí debajo, encontraréis mis reflexiones. Pínchalo. Sólo son tres minutos que espero que os agraden tanto como para mí ha sido poder dirigirme al público en directo.

Por si lo que os gusta, realmente, es leer, os he añadido el post por escrito.

Ya me contaréis vuestras preferencias para la próxima.

Feliz final de semana!!










HACE FALTA VALOR PARA MIRARTE Y DECIR NO

Creo recordar que nunca he comprado pañuelos en un semáforo. Hace un par de días, estaba parada con mi coche en un cruce y se me acercó la clásica vendedora ofreciendo tisúes. El gesto es ya un clásico. Se acercan a tu ventanilla, te insisten un poco y tú sigues a lo tuyo: ajustar el volumen de la música, revisar un correo en el móvil, mirar para otro lado… lo típico!

Pero el otro día, fue un poco diferente. Vinieron a mi cabeza dos ideas repentinas. La primera, recordé mi adolescencia. En una ocasión íbamos cuatro amigos en un destartalado coche. Probablemente más de la mitad ni teníamos la mayoría de edad. Detrás, una pareja discutiendo. Nos detuvimos en un semáforo y apareció el amable vendedor. La chica le recordaba al chico que era un maleducado y, enzarzados en su disputa él le dijo a ella: “y tú? Que ni siquiera has mirado a los ojos al señor de los pañuelos para decirle que “NO””.

¿Por qué había recordado, de pronto, aquel estúpido suceso sin importancia?

Porque era cierto. Ni siquiera sabemos ya mirar a los ojos para decir NO.

Estamos tan metidos en nuestro quehacer diario que nos hemos vuelto fríos y distantes con el prójimo que comparte calle, transporte o cafetería.

Durante un tiempo, aquel comentario me había calado tan hondo, que siempre miraba a la cara de los vendedores ambulantes para decir “no”. Dejé de hacerlo cuando descubrí que con ese amable gesto estabas condenado. Ya no había forma de quitártelos de encima.

Con el tiempo, hasta olvidé la anécdota.

La segunda idea repentina que vino a mi cabeza tiene que ver con el valor.
Hace falta mucho valor para vender pañuelos en un semáforo. Al menos, son más valientes que cada uno de nosotros: saben mirar a la cara. Saben utilizar sus mejores estrategias, sin duda. Probablemente, esto les haya convertido en los mejores comerciales. No tienen miedo a nada y, probablemente, arrastren una historia detrás cargada de intereses tan profundos como sorprendentes.

Ahora que todas las empresas buscan buenos comerciales capaces de vender cualquier cosa en las peores condiciones, deberían replantearse la contratación de estas personalidades. Cuando no se tiene nada que perder, se puede apostar fuerte.

Todo este discurso, enlaza muy bien con una frase que captó mi atención y que escuché en el cine viendo una película sobre un conocido libro. La sentencia venía a decir algo así como: “la gente tiene más miedo a ofender que al dolor”.

Las personas, en general, tenemos dificultades para decir no, sobre todo si debemos mirar a los ojos para hacerlo. Preferimos sufrir que quedar mal con el otro. Rechazar algo, aunque no lo queramos, cuesta si eso implica hacer que la otra persona pueda sentirse ofendida, aunque no nos importe. La naturaleza humana es así de estúpida y poco pragmática.

Parece que uno podría terminar recluido en su casa si se le acusase de haber dicho que no por el simple hecho de inapetencia y no por una razón que fuese lógica para la mayoría.

Ahora la vida en sociedad va de eso: para rechazar hay que justificar. Sin embargo, en la aceptación todo vale. Por este motivo no puedo mirarte a los ojos cuando te digo que no quiero comprar pañuelos ilegales.

Por esta razón, te estoy contando este post mirándote a la cara…    

CADA.

DEJAR ESPACIO EN EL ALMACÉN

¿Alguna vez os habéis mudado de casa?¿O habéis hecho alguna reforma? Entonces tendréis la experiencia de haber tenido que decidir tirar algunas cosas de las que sin querer vamos almacenando porque nos da miedo o pena tirarlas. Los objetos, como los recuerdos, suelen ser testigos de nuestra vida, y en pago por aquello que pasó, muchas veces son el anclaje perfecto para recuperar una esquinita de nuestro pasado o simplemente para regodearnos en las nostálgicas tardes lluviosas de domingo.

El otro día, una amiga de esas que la vida parece ponerte como por casualidad, me dijo algo que me pareció interesante compartir con vosotros: El mundo cada vez cambia más deprisa, así que cuanto menos equipaje llevemos, mucho mejor. Además me dio varios ejemplos de que esto es así y si no, pensemos en los muebles. Hace cincuenta años uno amueblaba su casa con los mejores muebles posibles para que le duraran hasta la próxima reforma. Ahora, nos gastamos 30 euros en una estantería de nombre impronunciable que, eso sí, sea fácil de montar y desmontar (aunque siempre es más complicado de lo que dicen las instrucciones), porque nunca sabemos cuando tendremos que repetir de nuevo la operación.

Así que al hilo de todas estas cosas, más nos valdría desechar todo aquel equipaje que no por bonito, deja de ser molesto. Quién no guarda aquellos recuerdos lejanos de un primer amor, aunque el paso por la vida le demuestre que de ese primer enamoramiento no quedan ni las cenizas (en aras de amores más maduros, por supuesto) o decenas de papeles de aquella época dorada de nuestra existencia.

No me gustaría reincidir en el tema de dejar atrás los recuerdos, ya sabéis que para mí son dignos de agradecer y no desprestigiarlos. Pero corremos el absurdo riesgo de quedar anclados en el pasado, con sus fracasos y sus victorias, que de procurarnos un futuro que mal que nos pese, es el que nos toca vivir. No sé vosotros, pero si tengo que saltar un desfiladero, prefiero hacerlo lo más libre posible, en las piernas, las manos y el pensamiento.

Cada uno sabe cuáles son los desfiladeros que tiene o ha tenido que saltar en la vida y quizá no nos venga del todo mal entender por qué el salto lo hicimos con elegancia felina o con una pesadez más propia de un oso polar. Si nos atrevemos a ser sinceros, no será difícil descubrir que hay veces que tratamos de ir hacia los cambios con las viejas herramientas y los viejos hábitos. Cargados de decenas de “por si acaso” que si acaso estarían mejor en el cubo de la basura.



¿A qué nos aferramos cuando nos aferramos? ¿Qué es lo que nos impide soltar los objetos de nuestra niñez, adolescencia o temprana juventud? Sinceramente, yo diría que tratamos de encontrar un espacio para reencontrarnos a nosotros mismos. En un mundo de cambio siempre existe el miedo de perderse, de forma que dejamos esos objetos como miguitas de pan por si tenemos que volver sobre nuestros pasos. Por suerte o por desgracia, el intento es poco menos que estéril, pues no es que las miguitas sean comidas por los pájaros, sino que simplemente cuando uno se da la vuelta, descubre que no hay sendero. Si alguno se perdió, no queda más remedio que buscarse en lo que queda por venir.

Por supuesto que tanta incertidumbre da miedo (en lenguaje vulgar hay una expresión exacta para tal subida de testosterona) y ya sabemos que cuando a uno le entra la temblequera, siempre le resulta más fácil aferrarse a lo que le da seguridad, aunque sea aquella aspiradora vieja que casi no funciona pero que sigo guardando por si se estropea el último modelo.

Quizá de tanta publicidad enmarcada en el “eres según lo que tienes” nos hemos olvidado que “ser” y “tener” son dos verbos absolutamente independientes, hasta tal punto que sigue existiendo gente tan pobre que sólo tiene dinero. Nos han hecho creer que la felicidad consiste en acaparar, cuando un pequeño examen nos demuestra que felicidad rima con libertad y ser libre es inversamente proporcional al cúmulo de cajas que guardamos en el trastero.

Tampoco creo que sea cuestión de apologizar por una bucólica vida pastoril, en mitad de ningún sitio y una economía de supervivencia, aunque respeto profundamente quien haya elegido ese tipo de vida (elegido ojo, no obligado a). La moraleja de toda esta historia es que al final, lo que nos sucede cumple una función en nuestra vida y cuando esa función está realizada, de nada sirve mantenerlo. Alguna dirá que es una visión utilitarista, pero nada más lejos de la realidad. Dejar que las circunstancias fluyan, también supone la generosidad de saber que este pantalón que ya no me sirve (y espero que entendáis que pantalón puede también ser una metáfora) es perfectamente válido para otro. Dejar que las circunstancias fluyan también supone aceptar, con la misma generosidad, que haya pantalones que sin saber muy bien cómo, decidan cambiar de armario.

Si esto nos sucede, tenemos dos opciones, o añorar indefinidamente el espacio vacío o aprovechar la bonita percha libre para colocar un par nuevo, más lustroso y que incluso puede que nos siente mejor. No sé vosotros, pero en vez de aferrarme a la nostalgia incontrolada, el resentimiento y el dolor, yo prefiero elegir pasar una maravillosa tarde de tiendas probándome pantalones nuevos.

Espero que tengáis una feliz semana

EDU

La imagen es de caspiroletablog.blogspot.com