Durante
las últimas dos semanas han ocurrido tantas cosas que resulta difícil escoger
sólo una para escribir y por otro lado, me da la sensación de que son de tanta
importancia, que cada una de ellas se merece una entrada. Pero como hay que
elegir alguna, podemos hablar de un tema que no he visto publicado en muchos
sitios, de hecho puede resultar hasta un concepto relativamente original: Ese
concepto es el de sincronicidad
emocional.
Llevo
mucho tiempo pensando en temas relacionados con el amor, la pareja, la esencia
de ese sentimiento que a veces nos abruma y otras nos fascina pero que es, como
decía San Juan de la Cruz, el único
examen que nos harán al final de nuestra vida.
Y
dentro de todo lo que se puede hablar sobre el amor, a muchos de vosotros quizá
os preocupe el tema del enamoramiento,
¿por qué nos enamoramos? O mejor dicho, ¿por qué nos enamoramos de quien nos
enamoramos? Y aquí es donde creo que entra la sincronicidad emocional. Por
resumir, cuando dos personas sienten una
sincronicidad de sus estados emocionales, esas dos personas se enamorarán.
Esto puede parecer una perogrullada, lo reconozco. Pero démosle una vuelta al
asunto. En la mayoría de las ocasiones, consideramos que nos enamoramos de
alguien por sus cualidades o encantos. Esto puede ser cierto, pero no explica
toda la gama de posibilidades, pues entonces sería verdad que nos enamoramos
siempre del mismo tipo de personas y esto no es así. Lo que sí sucede es que nos enamoramos de quien nos permite
resolver nuestros propios conflictos.
Es
decir, el otro de quien me enamoro es a
la vez reflejo y solución a mi propio problema. Y quizá no lo veas así,
puede incluso que te moleste leerlo, pero si miras un poco más allá del enfado
y haces un mínimo examen de ti mismo, habrás de reconocer que la persona de la
que estás enamorando te permite ser de determinada manera.
Pongamos
un pequeño ejemplo. Supongamos que me llevo mal con mi madre. Quizá no te
parezca un problema, pero la “madre” también es el símbolo de todo lo que nos
da vida, es decir, el dinero, la autonomía, la seguridad personal…Así que un
conflicto con mi madre supone también un conflicto con todas esas cosas. Si no
llegas a fin de mes y no sabes la razón, quizá podrías echarle un vistazo a
esto… Quizá no tenga nada que ver, pero el ejercicio de reflexión siempre es
conveniente.
Ahora,
si me llevo mal con mi madre, entonces andaré buscando una “madre” que me quiera
como me gustaría que me quisiera la mía y estaré en sincronicidad emocional con
todas esas “madres” que están buscando un hijo a los que querer. Es sólo un
ejemplo. Conviene decir que “madre” no es exclusivo de mujer, hay muchas
“madres”-hombres por ahí.
Así
que conviene saber la frecuencia
emocional desde la que me relaciono con los demás, porque este proceso no es
precisamente consciente. De hecho, creo que se puede aplicar a todas las
relaciones, ya sea de dolor o de placer. Si odio a alguien, también tengo una
sincronicidad emocional, de hecho, está reflejando esos aspectos de mí mismo
que no reconozco, a modo de “paja en el ojo ajeno”. Pero es un poco triste
estar unido a alguien que no quiero, además de modo inconsciente, por lo que me
parece mucha mejor idea trabajar el tema de la sincronicidad que ponerme a
despotricar contra aquellos a los que odio. ¿Y esto como se hace?
No
me queda mucho espacio y la idea de esta entrada era presentaros el concepto,
pero por de pronto, empezar a mirarse a
uno mismo cuando alguien nos despierta una pasión desmedida podría ser un buen
punto de partida. Volviendo al ejemplo anterior, si estoy buscando a una
madre, me comportaré como un niño pequeño y por mucho que sienta que estoy
enamorado y ojo, eso es algo precioso, necesario y espectacular, también será
un mensaje muy claro de que más me vale empezar a tomar las riendas de mi
propia vida y comenzar a mostrarme y relacionarme como el adulto que soy. Y si
odio a alguien, lo mismo.
Así
pues, la sincronicidad emocional es ese proceso
inconsciente por el que las emociones de dos personas vibran en sincronía.
Sincronía que hará que aparezca la persona adecuada en el momento adecuado para
solucionar el conflicto que tengo que resolver en ese instante. Como todo
conflicto, sólo puede resolverse a través del símbolo, pero ese es tema para
otra entrada, pues de simbología hay mucho de lo que hablar.
Espero
que si esta entrada toca algo dentro de
ti, no te quedes en el dolor, no es la idea. Simplemente piensa qué es lo que llevas dentro para que
resuene en ti con esa sincronía emocional… Aunque por supuesto, estaré
encantado de que si consideras que merece debate, hagas todos los comentarios
que creas oportuno.
Feliz
y sincrónica semana
EDU
Querido Edu,
ResponderEliminarTengo una duda vital... Qué pasa cuando nos enamoramos perdidamente de quién no debemos? Por qué yo siento la sincronía que el otro no siente? Creo que la respuesta está en que el otro es solución a "mi problema", pero yo no debo ser su solución...
Gracias
Querid@ Amig@:
ResponderEliminarEnamorarse es una cuestión que no tiene que ver con el deber, pero creo que tú mism@ te has dado la respuesta...Todos los conflictos son conflictos propios, el otro tendrá que tomar sus decisiones, sólo desde ahí puede nacer el propio amor. Lo importante es fijarse en qué frecuencia está vibrando cada uno, qué atrae a su vida, para poder cambiarlo. Si me enamoro de "quien no debo" es probablemente porque "no me quiero como debo". Muchísimas gracias por tu comentario...De todas formas, quizá te gustaría enviarnos un mail a gente educada para comentar tu caso más ampliamente. Estaremos encantados de leerte. Un abrazo. EDU