Hace semanas un completo desconocido me dijo que en mí veía el valor.
De vez en cuando se pasea alguien nuevo por tu vida y, esa novedad te sorprende y agrada. Así es como unas simples cañas, un jueves por la noche, se convierten en una conversación intensa que termina por vislumbrar si la valentía humana está en la capacidad para retirarse a tiempo o en la lucha sin cuartel.
Y, ¿dónde está la sorpresa?
Lo auténticamente admirable es observarse ante el espejo y descubrir que eres exactamente la persona que quieres ser. No la que querrías. No la que hubieses soñado. Eres, precisamente, todo lo que ansías. Y es ese desconocido, con una simple afirmación, quien te lo ha hecho ver.
Tras las cervezas y el complejo diálogo en el que le relatabas la experiencia de alguien que para tí demostró valía, te miró a los ojos perplejo y convincente para decirte que el verdadero valor lo demuestras tú cada día.
Sin duda has reflexionado mucho desde semejante elocuencia. No sabes por qué te empeñaste tanto en lo que hacías ni de dónde sacaste las fuerzas para seguir adelante. No entiendes por qué convertiste el asunto en una cuestión de amor propio. A veces sientes que las razones para continuar se enturbian y ves cercana la necesidad de abandono. Ya no sabes en quién confiar. Percibes la soledad y, sin embargo crees que debes continuar con tu plan. Mejor no creer a ninguno, pero no cesar en el empeño. Ya nadie está cerca; nadie. Aquellos que estuvieron te abandonaron. Les diste un margen y desaparecieron. Se sumergieron en su cobardía o, quizá, te dieron donde dolía porque ese era tu merecido.
Hubo un tiempo en el que sentiste cerca a la gente. Pero eso dura, más o menos, mientras el barro te llega a las rodillas. Cuando va por la cintura ya quedan muy poco dispuestos a tirar con fuerza.
Ya no te basta con pensar que cada uno se merece lo que le haya sucedido, porque no es suficiente con entenderlo y aceptarlo. Además, la pena hay que purgarla.
La pregunta, muchas veces, es por qué para alcanzar un sueño es necesario ignorar a personas que te importaron en el pasado y que ahora parecen empeñadas en ponerte la zancadilla.
La respuesta podría estar en aquella canción que decía: "naces y vives solo"
Hoy los mayores amigos se están disfrazando y los enemigos continúan al acecho...
CADA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario