En
las últimas semanas hay un tema que me está dando vueltas por la cabeza y de
alguna manera ha sido recurrente en mis
últimas actuaciones profesionales. A nadie se le escapa que la familia es
un factor importante para nuestras neurosis y nuestras felicidades futuras, que
de todo hay en este mundo.
Evidentemente,
el tema de la orientación familiar excede con mucho los objetivos de una
entrada en un blog, pero hay un aspecto que ha demostrado ser fundamental y
sobre el que quiero compartiros aquí mis reflexiones, ese aspecto es el hecho de estar disponible.
Dicen
los entendidos que para desarrollar un
apego seguro (la base de la estabilidad emocional y el primer motor de cómo
vivamos el amor en el futuro) son
necesarias dos condiciones: la disponibilidad de las figuras adultas de
apego y la ayuda de los mismos hacia una mayor autorregulación. Del segundo
CADA podría hablar mucho mejor que yo y de hecho lo hace en sus escuelas para
padres. Al primero se le da menos importancia porque parece más sencillo o se
le da por sentado.
Una
vez más tenemos que definir bien a lo que nos estamos refiriendo, porque aunque
todo el mundo admite de alguna manera que una de las claves para estar a gusto
en nuestras relaciones es que el otro esté disponible para mí, probablemente si preguntamos a diez personas, cada una de
ellas nos responderá a la pregunta de la disponibilidad de forma distinta,
en función de sus experiencias y expectativas.
La
mayoría de las relaciones que conozco, amigos, parejas, familias,
cliente-proveedor, hacen agua en este aspecto, porque cada cual tenemos en la
cabeza cosas distintas cuando hablamos de estar disponible, o lo que viene a ser eso que llamamos “estar ahí”.
Efectivamente, si pensamos en el mejor amigo que hemos tenido, en los momentos
más felices con nuestra pareja o los familiares con los que mejor nos llevamos,
uno de los secretos es que “están ahí”.
Pero,
¿qué significa realmente estar ahí? Porque la
queja continua de que el otro “no está” es una de las más habituales cuando uno
se enfrenta al maravilloso mundo de las relaciones personales. Y da lugar a
no pocos juegos y chantajes de carácter emocional de difícil resolución. Estar
disponible significa estar “por si me
necesitas”, lo cual no quiere decir que me vayas a necesitar constantemente,
entre otras cosas porque si comparto mi vida con alguien que no puede vivir sin
mí, que me necesita para realizar cualquier cosa, es porque no estoy fomentando
ni su autonomía ni su autorrealización.
Es
curioso cómo muchas veces fomentamos esa
falta de autonomía, sea por la causa que sea, haciendo del otro un adicto a mí
para tomar cualquier pequeña decisión, generando autómatas temerosos a que
cualquier mínimo desliz desencadene una tormenta de reproches y caras
malhumoradas.
Probablemente
luego nos quejemos de la falta de espacio personal que esta situación provoca,
pero en parte somos responsables de
generar perritos falderos en vez de personas seguras y autónomas.
Estar
disponible no significa preguntar a cada momento para qué me necesitas ni
resolver tus problemas, estar disponible no es adivinar cualquier cosa que se
te pase por la cabeza. Estar disponible es sencillamente que sé que puedo contar contigo y de vez en
cuando me cercioraré de que así sea.
Cuando
uno observa un niño seguro, le vemos hacer sus cosas con autonomía, aunque de
vez en cuando echa un ojo a su madre para asegurarse de que está ahí. De cómo
observe a su madre dependerá mucho su seguridad. Si su madre se muestra
inquieta y temerosa por lo que hará el niño, éste volverá inmediatamente a
ella, buscando su protección. Si se muestra tranquila y relajada, seguirá con
sus actividades como si cualquier cosa.
Estar disponible supone el
amor confiado de que las cosas están bien, de que el mundo no está atentando
contra ti ni contra mí.
Estar disponible es vivir mi vida sabiendo que puede sonar el teléfono, pero
sin mirarlo a cada instante. Estar disponible supone libertad para decir me voy, o para decir vete, sabiendo que hay un
espacio al que regresar cuando termine aquello que me alejó, sin reproches,
sin preguntas.
Estar
disponible significa que te ayudaré a
resolver tus problemas pero éstos en último término son responsabilidad tuya,
eres tú el que tiene que aprender las habilidades necesarias para resolverlos,
de forma que mañana no me necesites de nuevo para esa situación.
Estar
disponible genera
libertad, afecto, sinceridad, comunicación y una expresión de las propias
necesidades basadas en la confianza y no en el miedo o la dependencia.
Estar disponible significa decir “aquí estoy”, pero estoy en mi vida, no en la tuya.
Estar disponible es darse cuenta de que la función de las relaciones humanas no
es la posesión ni el poder, sino el compartir sencillo y sincero de dos vidas
que por el momento tienen objetivos comunes.
Feliz
semana, Feliz Navidad y mil gracias por “estar ahí”. Os queremos,
EDU
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