Mejor por escrito, porque cuando hablamos no interpretas bien mis emociones y tiendes a pensar que estoy enfadada cuando sólo busco un punto de entendimiento.
No tengas tanto miedo al compromiso. Yo no voy a ir a ningún sitio.
No pienses más en que todo puede salir mal y, simplemente, déjate arrastrar por la vida un tiempo.
Tienes un montoncito de cosas regulares, pero la montaña de buenas las superan.
No insistas más en que no puedes darme lo que quiero, y dame lo que pido.
No tengas miedo al fracaso. Porque lo bueno de la vida es que se puede probar una y otra vez. Equivocarse es divertido porque puedes ir y venir.
No sé si lo has notado, pero te miro distinto. Me he quitado la venda que tenía en los ojos y he comenzado a comprenderte. Y entiendo que eres diferente a mi y que yo domino aspectos que tú desconoces. Entiendo que tú nunca me comprenderás a mí como yo a ti. Y es por ello que me toca demostrar fortaleza por los dos. Soy quien debe cuidarte, protegerte y quererte. Sin reproches. Sin exigir lo que no eres ni tienes porqué ser.
Ahora entiendo esa mirada brillante al vacío cuando hablo de mis frustraciones. Mis frustraciones que no sientes, pero que son las tuyas al no poder ofrecerme nada a cambio.
Es en este momento cuando ya he captado el mensaje. Cuando he visto en tus gestos lo que significan.
Tú ya eres fuerte saliendo a luchar contra todo lo que está fuera de ti, contra todo lo que no te compete, contra todo lo que no conoces ni entiendes.
Tú ya eres fuerte imitando un patrón social que no compartes pero que has aprendido a replicar sin hacerte más preguntas.
Tú, que encuentras demasiadas incógnitas, que te lo cuestionas todo y que has configurado tu cerebro a base de imágenes, has tenido que elaborar una caja en la que meter cada conducta para ofrecer una respuesta que los demás acepten.
Raro?? Raro es quien está fuera de la media.
Y, ¿a quién le interesa ser uno más pudiendo ser especial?
Todas y cada una de tus diferencias eres tú y tu eres, sencillamente, maravilloso...
CADA.
P.D. Para ti, porque luchas por la "sobrevalorada normalidad" cuando, en realidad, eres único. Y para todos aquellos a los que la media social os colgó una etiqueta titulada Asperger. Pensar diferente no es un síndrome, es otra mentalidad.
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