REGÁLATE UN TESORO: TÚ MISMO (CURSILLO ACELERADO DE AUTOESTIMA)

Es curioso como en muchas ocasiones dejamos pasar las oportunidades de la vida por el simple hecho de creer que no las merecemos. Lo más curioso es que ni siquiera nos damos cuenta de ello.
Ves a una chica (o un chico) que te gusta, miras una oferta de trabajo interesante, tu empresa convoca una promoción interna…Observas, te das cuenta de lo maravilloso que ese chico (o chica), ese trabajo o ese ascenso sería para tu vida, evalúas tus posibilidades y…un hilito de sudor recorre la espalda al paso que el corazón bombea, a doscientas pulsaciones por minuto, mensajes parecidos a estos:”Para qué voy a intentarlo, si no soy el más guapo, no soy el más listo, el puesto ya está dado, no merece la pena”.
Esta situación se produce con mucha más frecuencia de la que nos gustaría o aún de la que estamos dispuestos a aceptar, por eso hoy me gustaría dar un empujoncito a eso que se suele llamar AUTOESTIMA.

El mundo actual suele definirse como egoísta, debajo de este cartel se esconden ideas tales como que cada cual va a lo suyo, que no nos fijamos en los demás, que antepongo mis intereses a mis obligaciones y calificativos por el estilo. Con estos mimbres es bastante lógico que un rasgo caracterizado por “quererme a mí mismo” no goce de la mejor prensa. Démosle la vuelta al argumento, si el egoísmo fuera erradicado, nos fijaríamos en los demás, siempre estaría dispuesto a ayudar y mis obligaciones estarían por delante de mis necesidades. Ahora bien, ¿dónde encontrar la fuente para llevar a cabo todo eso?. En cierta ocasión una persona me dijo: “la vida sólo es posible cuando inspiramos y expiramos. Si sólo inspiramos, morimos. Si sólo expiramos, morimos también”. La generosidad es la expiración del alma, la inspiración es consecuencia del amor por nosotros mismos.

Si recordáis el artículo acerca del optimismo (entrada de 04/11/2010), comentaba allí que el optimista no es un lelo que se inventa la vida para evitar los problemas. De igual forma, la autoestima no supone creerse más de lo que somos. Cuidar de mí mismo es la forma de aceptarme tal y como soy, con mis defectos y mis grandezas, sin creerme más ni menos que nadie. Éste punto es importante porque en numerosas ocasiones o bien nos hacemos ciegos a la viga en el ojo propio o bien hacemos una viga de lo que no es más que una esquirlita sin importancia. Ser consciente de mis fortalezas y debilidades, entenderme y comprenderme es el mejor paso para quererme. Además, cuando soy capaz de observarme sin juzgar, también aprenderé a no juzgar a los demás, lo cual es el primer paso hacia el amor.
En resumidas cuentas, el egoísmo bien entendido, la aceptación incondicional de uno mismo, no es un obstáculo, sino el mejor puente hacia los demás.

Hay que tener claro que esta aceptación en ningún caso es una excusa para justificarse o para eludir nuestras responsabilidades. En efecto, cuando observo mis defectos también puedo, de una manera razonable y coherente, promover los cambios necesarios para pulirlos. Obsérvate, quiérete, cámbiate. El mundo no sería tal cual es si no estuvieras en él, por eso el mundo necesita tu aportación individual de mejora. Como en el viejo chiste “Voy a hacer algo que nadie más puede hacer por mí”, nadie, absolutamente, puede vivir tu vida por ti. Eres responsable de tus pensamientos y tus acciones, precisamente ese es el mayor regalo y también la máxima oportunidad.

Conozco muchas personas que viven esta responsabilidad de un modo “antinatural”. Son personas que sólo se fijan en el aspecto negativo de su persona, que sólo contemplan sus obligaciones y responsabilidades. Personas que juzgan con un doble rasero su comportamiento y el de los demás, siempre dispuestos a explicar y justificar los errores ajenos mientras que su propia conducta es observada con lupa, a la búsqueda y captura de un “error” que no sólo es humano, sino perfectamente comprensible.

Si el concepto de autoestima tiene algunos enemigos, puede deberse a los que se sitúan en el polo opuesto del continuo. Mi amigo Francisco solía poner como excusa a la autoestima para justificar sus propias faltas de responsabilidad. A propósito de esto recuerdo una anécdota en particular. Habíamos quedado para tomar algo y charlar puesto que hacía mucho que no nos veíamos. Cuando le pregunté qué tal le iba todo, empezó a contarme que había cambiado el trabajo que inició hacía seis meses. Al parecer, sus compañeros no hacían nada por integrarlo y se sentía fuera de lugar, además, sus responsables aprovechaban cualquier ocasión para apropiarse de sus ideas. Al cabo de los tres meses, ya había vuelto a cambiar de trabajo, por motivos que nunca me quedaron del todo claros…Lo curioso de la anécdota es que al preguntarle por qué creía que le pasaban estas cosas siempre me decía que tenía una autoestima muy alta y por eso no podía hacer determinadas tareas…Curioso, cuando menos.

Así pues, ¿qué es eso de la autoestima? En realidad no es más que una construcción que nos hacemos de nosotros mismos. Dicho de forma sencilla la autoestima es la respuesta que le damos a la pregunta ¿Quién soy yo? y nuestros sentimientos y conductas asociados a esa respuesta. Desde esta perspectiva, mejorar nuestra autoestima no supone engañarnos al observarme, sino sentirme mejor con lo que veo y actuar en consecuencia. Si lo entendemos así, la autoestima no tiene nada que ver con pensar sólo en mí, sino una manera más amable de relacionarnos con la única persona con la que me tengo que levantar todos los días: Yo mismo.

¿Y cómo puedo mejorar esa idea que tengo acerca de mí? A mí suele funcionarme realizar un análisis de aquello que soy en varios aspectos. Fíjate en que es un análisis de lo que soy, no un juicio acerca de lo que me gusta o deja de gustarme. Así pues, sería una especie de revisión acerca de mi físico, mis relaciones, mi personalidad, mis intereses y necesidades. Hecho este primer análisis ahora tendría que decidir si hay algo de esos aspectos que me gustaría cambiar. El tercer paso sería realizar una guía que me ayude a alcanzar esos objetivos. Una sencilla idea es coger un papel y dividirlo en tres columnas: Qué soy, qué quiero cambiar, cómo lo puedo cambiar. Es importante tener en cuenta que la primera columna debería estar llena de datos objetivos y no de valoraciones. La segunda columna también debe tener objetivos claros, de forma que sea más fácil decidir cómo cambiar esos aspectos con los que no termino de encontrarme a gusto. Pongamos un ejemplo que aclare un poquito la situación


¿Qué soy?
Me gustaría cambiar…
Proyectos
  • Físico. Peso 84 kg



  • Relaciones
  • Personalidad
  • Intereses
  • Necesidades
  • Otros
Quiero pesar 75 kg en Junio
Ir al dietista para comenzar una dieta.
Andar 1 hora los martes, jueves y domingos.


Como veis es un ejemplo sencillo relacionado con lo físico (siempre es más fácil empezar a cambiar el aspecto), pero lo podéis extrapolar a cualquier situación. Evidentemente los puntos que os aconsejo son meramente orientativos, pero cada cual puede añadir los que considere convenientes, trabajo, pareja, familia, amistades, aficiones…La lista puede ser tan larga o tan corta como cada cual quiera.

Reflexionar así sobre el autoconcepto (otra palabra casi sinónima de autoestima) me ayudará a no dejarme llevar por el desánimo. Poco a poco, teniendo claros mis proyectos e ilusiones, ir consiguiendo objetivos me ayudará a mejorar la imagen que tengo de mí, lo cual redundará en una visión más realista de mi persona y un mayor compromiso con mis necesidades. Además supone un empujoncito a mi responsabilidad, dándome cuenta de que si pretendo realmente adelgazar no bastará con sentarme delante del televisor deseando ser como esos modelos que aparecen en la tele (lo cual, dicho sea de paso, tampoco tiene por qué ser el ideal), es necesario coger mi vida por los cuernos y hacer. A medida que vayamos finalizando nuestros pequeños (o grandes) proyectos, echaremos un día la vista atrás y nos daremos cuenta de que mucho más importante que la distancia recorrida es la satisfacción de poder decir que soy el actor principal de mi existencia y no un mero comparsa en el gran teatro de la vida.

Antes de cerrar este post, quisiera animaros a emprender este viaje precioso que tiene hoy su primera etapa, no importa quién seas, qué has hecho o qué has dejado de hacer en el pasado. El mundo, siempre, está repleto de oportunidades para seguir creciendo. De nuevo, tu verdadera historia empieza en este instante y eres la única persona que tiene el derecho y la obligación de escribirla.

Gracias a todos nuestros lectores y seguidores. Gente EDU-CADA no sería posible sin vosotros.

EDU

2 comentarios:

  1. Me gusta, esta tarde empiezo con mi cuadro...

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  2. Muchas gracias...No olvides comentarnos tu experiencia. Un saludo fuerte

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