¿TENEMOS DEMASIADAS COSAS?

¿Os habéis dado cuenta de la cantidad de veces que pensamos que los niños de hoy en día lo tienen todo?

Así es. Además, tienen cosas increíbles, incluso para su edad. Cada vez les compramos antes su primer móvil o les ponemos tele en su habitación. Desde que nacen se rodean de tecnología. Para empezar, el primer aparato que llega a sus vidas es uno de esos radio – escucha que les vigila atentamente en la cuna y envía las frecuencias a otra parte de la casa. Y con ese inicio, la vida del pequeño/a de la casa se va llenando, casi sin darse cuenta, de más y más enseres electrónicos que se vuelven inseparables para él o para ella. Enseguida manejará el DVD del salón, en año y medio encenderá nuestro portátil y poco después pedirá su primera video – consola.

Cuando queramos darnos cuenta estará rodeado/a de luces, sonidos y botones que serán “imprescindibles” en su vida. Y si ya es tarde para cualquier otro replanteamiento, tenderemos a pensar que tiene demasiadas cosas, que no le hacen falta o, pero aún, que nosotros vivíamos con mucho menos y no nos pasaba nada.

Bueno, pero eso es un decir. Precisamente a este punto quería llegar. Voy a comenzar ilustrando dos ejemplos para que analicemos:

Ejemplo 1: Los niños y las niñas de hoy en día viajan en coches más rápidos, más seguros y mejor equipados. Un niño “actual” va sentado en un asiento de cuero, con climatizador y sus dibujos favoritos. Nosotros viajábamos en un coche viejísimo (siempre eran viejos, por lo que se ve nunca vendían coches nuevos), con la tapicería de color entre gris y marrón que producía mareos. En verano sudábamos como pollos y en invierno teníamos que taparnos con el abrigo de nuestra madre. Un viaje de 200kms duraba seis horas. Vale, no pasaba nada, pero si nos hubieran dicho que podíamos ir agustito, tardar dos horas y ver una peli, imaginad la cara de ilusión que hubiésemos puesto.

Ejemplo 2: El clásico tópico “los niños de hoy en día no juegan juntos”. Me ha dado por observar una práctica común entre los niños y niñas de ahora. Resulta que se sientan en línea con una video – consola portátil cada uno. Aparentemente no interactúan. Pero resulta que sí lo hacen. El juego está conectado en red y compiten unos contra otros. Entonces, no se trata de que no interactúen, sino de que lo hacen de forma diferente a cuando nosotros nos tirábamos al suelo con unas chapas.

Antes de “criticar” la cantidad de objetos, posesiones y costosas tecnologías que ostenta la infancia de nuestro tiempo, deberíamos recapacitar sobre dos cosas:

  1. Tienen exactamente lo que les proporcionamos. Y además, es lógico. De lo contrario no evolucionarían conforme al momento actual. No puedo imaginar a un niño de ahora jugando con un aro de cuero y un palo de madera.
  2. Nosotros tenemos cosas que no tuvieron nuestros padres.

Y este es el segundo quid de la cuestión. Quizá nuestro niño podría viajar en un coche viejo, sin climatizador y sin dibujos; pero eso nos obligaría a conducir con abrigo, tardar en llegar, etc. Nuestros padres iban así y “no les pasaba nada”. Siempre había una lata vacía en el maletero por si se quedaban sin gasolina y una manta por si hacía mucho frío. No había teléfonos móviles y “no pasaba nada”. Si te quedabas tirado en la carretera caminabas o hacías auto – stop. “Ambas cosas muy seguras, claro”.

En las casas no había conexión a Internet y “no pasaba nada”. Ibas a la biblioteca y consultabas una enciclopedia y listo. Sólo había un canal de televisión y “no pasaba nada”. Lo veías y punto. Y no pensabas en la pluralidad ni en la falta de libertad de los medios ni nada por el estilo. Y ni qué pensar de Blacberries, Ipods, Iphones, Htcs, o adicciones similares. Si necesitabas un informe lo esperabas dos o tres días por fax. Si tenías que hablar con alguien, ya lo harías al llegar a casa.

¿A quién queremos engañar? Lo que sucede hoy en día es que los adultos nos hemos rodeado de “juguetes tecnológicos”. Y la verdad es que nos facilitan el trabajo y la vida. Estamos en el siglo XXI y es una demencia cómo ha cambiado todo en muy poco tiempo. Negar que los niños y niñas de este período viven un momento diferente al que vivimos nosotros en su día y, por tanto, deben manejar aparatos distintos a los de nuestra época, sería una locura.

(Imagen: info100cia.blogspot.com)

Y mientras papá se descarga las news en la blackberrie, habla de su estado en el facebook y cocina carne asada en la thermomix, mamá termina unos informes en el netbook oyendo música con el ipod. Es lógico pensar que en esta situación, los niños estén jugando a un juego virtual proyectado en una pantalla plana táctil y hablando por el iphone con sus primos que, a su vez, están chateando con el msn y el whatsapp.

Algunos dicen que lo peor de la inundación tecnológica es la adicción. Sin embargo, los que peor pudieran sentirse son los que no se dejan invadir y están perdidos en una conversación acerca de qué versión de skype te has descargad en tu htc.

¿Qué podemos hacer? Supongo que dejarnos asaltar y asumir que lo que nos simplifica la vida, nos divierte, nos genera comunicación más rápida y eficaz, nos supone una buena herramienta de trabajo y nos acerca a los demás, no tiene por qué ser la peor de las adicciones.

Hoy nos vemos la cara con personas que están lejos. Hoy, nos acercamos al resto del mundo en un abrir y cerrar de ojos. Hoy, la infancia está dándose la mano continuamente. No caigamos en la controversia de pensar que son asociales, que no juegan juntos, pues precisamente los niños y niñas nos dan cada día lecciones de unidad…

CADA




                                                             

3 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo, CADA... sobre todo porque soy de esa generación que jugaba en el parque hasta que su madre bajaba al portal a llamarle, que tenía que pelearse para hacerse un hueco en el que poder jugar a la comba mientras los chicos jugaban al futbol, que comíamos bolsas de gusanitos de 15 pelas recien recibida la paga en lugar de las habituales de 5 pesetas, que merendaba con Espinete y Don Pimpón y que llamaba al timbre del vecino con las muñecas en las manos para pasar la tarde jugando...Ahora ya no paso horas en el banco sentada con las amigas y hablando de chicos, ahora lo hago a través del chat, y retoco las fotos que hago de vez en cuando con mi reflex digital, y utilizo diferentes programas informáticos para elaborar el material de clase. Trabajo con niños con edades entre 3 y 6 años, y es increible el manejo que hacen del ordenador y de las nuevas tecnologías, pero son los mismos que continúan con las mejillas sonrosadas cuando juegan al pilla-pilla en el recreo, o que te piden jugar "otra vez, por favor" a la zapatilla por detrás, o al escondite inglés. Las relaciones sociales han modificado el canal, pero siguen desarrollandose como lo han hecho siempre... aunque si soy sincera ¡como hecho de menos aquellos tiempos!
    Besitos para ti para EDU.

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  2. Estimada Verónica:

    Gracias por tu comentario y, sobre todo, gracias por haberte sumado a la familia de EDU y CADA. La verdad es que nos llena de satisfacción ver el interés que suscitan nuestros post y ser cada vez más Gente Edu - Cada.

    Feliz 2011

    CADA.

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  3. Pues yo quisiera quejarme de la frialdad que a veces producen estos nuevos canales de comunicación y a veces los malentendidos que produce, así como el exceso de cosas materiales...la vida me parece más auténtica y llena de sentido cuando nos relacionamos mucho más cara a cara sin máquinas de por medio...aunque es cierto que la tecnología nos facilita mucho la vida en muchos sentidos, pero quiero reivindicar otras formas de comunicación en mi opinión mucho más auténticas...incluso una llamada por teléfono resulta mil veces más cálida que un chat. Besos Cada

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