Raúl nos dio en facebook la idea para hacer un post sobre este tema.
En realidad, muchas de las ideas que hemos desarrollado en el blog servirían para superar un despido, o cualquier otra circunstancia adversa, pero voy a intentar contextualizar esas ideas en el mundo laboral.
Uno de los peligros que encierra el despido, como si de una ruptura de pareja se tratara, es que uno recuerda con cierta nostalgia el trabajo que dejó atrás (sin hablar del sueldo que deja de percibir, pero ese es otro tema). Ya sabemos que cualquier momento de crisis se asocia con cierta tristeza, porque el cuerpo nos pide pensar más que actuar. Si unimos la nostalgia por el pasado con la tristeza por la imposibilidad de ver el futuro podemos caer en la tentación del “cualquier tiempo pasado fue mejor” y “nunca voy a ser tan feliz como cuando…” Este tipo de ideas y no las circunstancias del mercado laboral, son las que realmente me impiden hacer cosas y las que me pueden impedir observar la vida como realmente está, con sus amenazas y oportunidades.
Como cualquier otra circunstancia de la vida, un despido también lleva encerrada su parte de oportunidad. Cuando una persona lleva un tiempo determinado realizando las mismas funciones y solucionando problemas parecidos, es normal que al principio le invada una especie de miedo y que el pensamiento más habitual sea “¿Y ahora qué voy a hacer yo?” La respuesta más sensata y realmente la única que existe es: “Exactamente lo que tú quieras”. En muchas ocasiones nos quejamos de nuestras circunstancias laborales, horarios, clientes, tareas, rutinas…Pues ha llegado la hora del cambio. Quizá los cambios son más fáciles cuando los decidimos nosotros mismos que cuando son forzados, cierto, pero ahora puedes decidir lo que hacer, exactamente igual que si hubieras cambiado de trabajo por motivos propios.
En este contexto lo primero que tengo que preguntarme no es ¿a dónde voy a ir?, sino ¿a dónde quiero llegar? Y aquí es cuando empezamos a hablar de la autoestima.
La confianza en mis posibilidades me permitirá plantearme más y mejores metas.
Una vez que he decidido dónde quiero ir, es decir, el tipo de trabajo que me gustaría realizar, las empresas que me interesan, las capacidades que me gustaría poner en marcha en el futuro, es el momento de analizarme, de descubrir con sinceridad mis debilidades y fortalezas. Aquí todo vale, toda mi vida, no sólo el aspecto laboral de ella, me ha enseñado miles de habilidades, de las cuales una pequeña parte he tenido la posibilidad de desarrollarlas en el trabajo. Es el momento de sacar, limpiar y pulir todas mis armas, de darme cuenta de todo mi valor, de ser consciente de lo bueno que en realidad soy.
La labor de encontrar trabajo es un camino no exento de desencuentros, en muchas ocasiones ni siquiera tenemos la oportunidad de defendernos o valorar qué aspectos tenemos que mejorar, en esta situación es fácil caer en la frustración. Es una emoción peligrosa, puesto que nos hace dudar de nuestras posibilidades y el fantasma del tedio puede hacer mella en nosotros. Es en estos duros momentos cuando más necesitamos de los otros. Siempre podemos contar con los amigos, no para llenarles la cabeza con nuestros problemas, pero sí para que nos recuerden que somos personas válidas, que tenemos muchas capacidades que demostrar, que somos capaces de vivir y luchar y sobreponernos a las caídas. En ocasiones, cuando la sombra negra de la tristeza acecha, una palmada en la espalda puede ser suficiente para recordarme que soy capaz.
Otro de los peligros que encierra la situación de despido y que está relacionada con la frustración es el daño que produce en la percepción que tenemos sobre nosotros mismos. Cuando nos definimos, en muchas ocasiones lo hacemos pensando en el trabajo: Soy carpintero, soy soldador, soy operario de la fábrica tal. Es el momento de darnos cuenta de una gran verdad: El trabajo es únicamente una circunstancia más en nuestra vida y por absurdo que pueda parecer, tampoco es la más definitoria ni la que más peso tiene. Es ahora cuando debemos poder satisfacer todas esas necesidades que conforman nuestro entramado vital. Somos carpinteros, de acuerdo, pero también somos padres, madres, hijos, hermanos, compañeros, amigos…Un largo etcétera de papeles que no están condicionados por nuestra circunstancia laboral.
Uno de los peores pensamientos cuando perdemos el trabajo, o nos despiden, puede ser el de “no sirvo para nada”. A parte de ser categóricamente mentira, es una trampa peligrosa. Evidentemente uno sirve para muchas cosas, pero además, este pensamiento deja el amargo regusto de que no voy a servir para nada, nunca. Y si hay dos palabras que debiéramos extirpar de nuestro vocabulario son, precisamente, nunca y nada. Porque siempre podemos hacer algo. Esto es tan importante que lo voy a repetir: SIEMPRE PUEDES HACER ALGO.
No voy a negarlo, cualquier situación de ruptura es dolorosa y requiere de un proceso de duelo. Siempre deseamos salud, trabajo y amor y cuando alguno de estos tres apoyos falla, nuestra vida se tambalea. Pero ese inestable y momentáneo desequilibrio sólo es una oportunidad más. Una oportunidad para mejorar, una oportunidad para aprender, una oportunidad para seguir, una oportunidad para descubrir las verdaderas fortalezas de mi vida.
Desde aquí, mucho ánimo a todos los que estáis en la desagradable situación del desempleo. Recordad que no es un punto final, sino sólo un punto seguido. Recordad todo lo bueno que lleváis, agradeced lo aprendido, seguro que os sirve en el duro peregrinar hasta un nuevo puesto de trabajo. Ojalá este post os traiga un rayito de esperanza, porque ciertamente, el sol sigue brillando en el cielo aunque esté oculto tras las nubes.
Un gran abrazo para tod@s
EDU
Mil Gracias EDU y CADA.
ResponderEliminarLo difundiré
Raúl
Gracias a ti por la propuesta y porque la situación no consigue quitarte el buen humor y las ganas de seguir mejorando. Un abrazo muy fuerte, espero que te haya gustado y te ayude en algo, a ti y a los que se enfrentan a la situación del despido. EDU
ResponderEliminarGracias por este blog, me ha ayudado de sobremanera para analizar esta dificil situacion; no es facil y cada una de las palabras que mencionas aca son tan ciertas! muchas veces me he sentido de esa manera, imposibilitado y "creyendo" que el pasado es el mejor tiempo, no viendo que lo que esta por venir podrá ser lo !mejor de mi vida!. Gracias sinceras!
ResponderEliminarGracias a ti por leernos. Mucho ánimo. No te haces una idea de lo necesarios que son los cambios. A veces no se generan cómo hubiésemos deseado, pero algo bueno está por llegar. Un abrazo de tus amigos Edu y Cada
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