LENGUAJE Y COMUNICACIÓN DE 0 A 3 AÑOS

El desarrollo del lenguaje sigue tres áreas

Fonética: la adquisición de los fonemas del lenguaje adulto se hace progresivamente    desde que el niño nace. Esta adquisición depende de
          Desarrollo del oído
          Complicación de los fonemas
          Claridad de pronunciación de los que hablan

Semántica: los niños, cuando utilizan una palabra, no conocen el significado total, sólo algunos rasgos. A medida que el significado se va enriqueciendo, el lenguaje del niño se va pareciendo al de los adultos.

Morfosintáctica: sigue varios pasos:
  Olofrástica: para el niño una palabra lo dice todo.
  Frases de 2 palabras.
  Frases telegráficas.


(Imagen de: http://apoyoalainclusionitagui.wordpress.com/actividades-especificas-del-lenguaje/)



Aprendizaje mediado. El cuenta-cuentos


      Si bien los padres les señalan y leen a los niños los carteles escritos, lo que más favorece la adquisición de conocimientos sobre el lenguaje escrito es la lectura frecuente y repetida de libros de cuentos.


      Durante la lectura, al producirse cambios en la entonación, caracterizar un personaje, crear suspenso, mantener la atención, generar un intercambio verbal alrededor de la historia, se promueven estrategias de comprensión y producción de textos, que contribuyen al aprendizaje de la lectura y la escritura.

      
      En la construcción grupal de un relato se utilizan estrategias del discurso narrativo y se favorecen los procesos de comprensión, porque para respetar la coherencia del relato, es necesario atender a la información importante y, a las relaciones temporales y causales de los sucesos del cuento.

      La lectura frecuente de cuentos contribuye al desarrollo del vocabulario, a la adquisición de conocimientos sobre el libro y su manejo y a la orientación de la escritura; promueve el reconocimiento de palabras escritas y el desarrollo del esquema narrativo.



En la lectura de cuentos es fundamental la forma en que el adulto mediatiza el texto.


CÓMO LEE EL CEREBRO

      El cerebro está formado por dos hemisferios; derecho e izquierdo. El hemisferio izquierdo tiene un peso importante en el control del lenguaje mientras que el derecho trabaja con imágenes y procesa la información espacial.

      En el acto de leer ambos hemisferios trabajan conjuntamente. El hemisferio derecho, utilizando sus técnicas viso-espaciales, toma la palabra en su conjunto y la ve íntegramente en un solo golpe de vista. El hemisferio izquierdo decodifica los símbolos uno por uno, construyendo las palabras a partir de letras.

      El niño pequeño, menor de 5 años, es capaz de reconoces palabras completas y de irlas asociando poco a poco a sus imágenes y a sus sonidos. Por esta razón, éste es un buen método de enseñanza en educación infantil.

      Hacia los 6 ó 7 años, la parte del hemisferio izquierdo encargada de la decodificación de los fonemas es lo suficientemente madura como para empezar a trabajar con letras de forma individual y utilizar sistemas de enseñanza de la lectura tradicionales.

LA MADURACIÓN

      En el proceso de aprendizaje de la lectoescritura intervienen diferentes factores que pueden conocerse como habilidades básicas. Entre ellas influye la maduración del niño o la niña. Este componente se explica como una interacción entre la herencia biológica y las condiciones ambientales (Jiménez, 1983).


¿Cuál es la relación entre la lateralidad y el lenguaje?

      El 98% de los diestros tienen el lenguaje lateralizado predominantemente en el hemisferio izquierdo. En los zurdos los datos son más contradictorios, y la relación con la lateralidad manual es menos concluyente.

      Si consideramos diferentes condiciones patológicas de desarrollo del lenguaje encontramos algunas aportaciones interesantes:

Los niños multilingües, comparados con los monolingües, en pruebas de escucha dicótica, tienen una mayor ventaja del oído izquierdo para estímulos verbales por lo que se supone que una localización más bilateral.

Los niños sordos expuestos desde el nacimiento al lenguaje de los signos, tienen una diferenciación hemisférica comparable a la de los oyentes. Pero si la exposición ha sido tardía (más allá de los 8 años), no tienen tanta dominancia del hemisferio izquierdo.

      En los zurdos parece existir una mayor variabilidad en la lateralización del lenguaje, pero no se ha podido encontrar una relación directa entre la lateralidad y los trastornos del desarrollo del lenguaje.


Propuesta de actividades de aprendizaje previas a la lectura

Vinculación social
Habla / Hablar mucho
Prácticas sobre las necesidades físicas (igual que en los tableros de               comunicación)
Educar el oído: sonidos de ruidos, de instrumentos, de letras
Distinguir grande y pequeño
Afectividad
Masaje infantil
Reproducir sonidos (además de reconocer)
Cualidades comparativas de los objetos
Ejercicios de coordinación motora
Imitar
Dibujar
Permitir la exploración


Propuesta de actividades para pre-lectores

Comparar palabras con objetos físicos reales
Clasificar
Distinguir las letras por el tacto. Recorrer con pintura de dedos
Unir palabras a objetos
Lenguaje gestual (se traducirá en que las letras tienen rasgos concretos, al igual que cada gesto)
Realizar grafismos. Escritura espontánea
Tener libros
Desarrollar oportunidades lectoras y escritoras
Construcción grupal de un relato
Orientación
 Hablar mucho
Dejar que exploren según sus intereses individuales
Rodearles de libros
Llevarles a ambientes lectores

Recomendaciones para la familia

      Rodearse de libros y papel impreso. Los ambientes lectores estimulan a leer. Los hijos que ven leer a sus padres y madres les imitan. Tener libros y permitir que los utilicen cuando deseen. Manejar mucha cantidad y variedad de material impreso: revistas, propagandas, libros, periódicos, recetas, poesías…

      Dedicar un tiempo semanal a actividades compartidas. Leer, dibujar, escribir, asistir a cuentacuentos, visitar bibliotecas…

     Interesarse por las producciones de los hijos/as y valorar positivamente su esfuerzo

    Ofrecer un modelo de habla correcto, claro y pausado

    Compartir amplios momentos de comunicación
    
    Leer solo y leer a los hijos

   Motivar, apoyar y reforzar. Apoyar la ilusión y no desmotivar los intereses individuales. No agobiar y ser pacientes


BEATRIZ DE LA RIVA
PEDAGOGA


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