LA BÚSQUEDA DEL PLACER

Escribir este artículo hoy, me ha resultado más complicado de lo habitual, por tanto la gula es un pecado con el que me siento identificado. Ya he repetido cada quince días que cada cual llevamos nuestro pecado a cuestas y claro, algún día tendría que tocar el mío.

Como muy bien señalaba CADA la semana pasada, la gula no tiene nada que ver con atracones indiscriminados, al menos, no lo define del todo. El problema fundamental de todo “glotón” que se precie es una pasión desmedida por el placer.

Esto, en principio, no debería ser algo malo. La cuestión empieza a complicarse cuando el deseo de placer es compulsivo. El glotón entonces, busca la novedad y sin querer cae en una espiral hedonista donde cada nueva aparición en su vida parece mucho mejor que la anterior. Consecuencias de una psique orientada a la intuición.

No es fácil ser un glotón, aunque claro, tampoco es fácil subsistir con cualquiera de las pasiones básicas. El glotón desarrolla su gula como demanda a un mundo que no le acogió del todo bien, unido a una alta capacidad para el lenguaje. Al fin y al cabo, un glotón come por la boca pero también vomita por el mismo sitio.

Es complicado comprometerse con uno mismo cuando uno busca constantemente llenarse, de comida, de bebida, de conocimientos, de amor...Cualquier excusa es válida para caer en la tentación y cualquier novedad es una tentación que tienes que ir sorteando por el camino. Quizá parezca complicado sentarse delante de un ordenador a decir que uno es narcisista, insaciable y en ocasiones, charlatán. Pero mucho peor es ser todas esas cosas y caer en la cuenta de que muchas veces las decisiones de tu vida no las has tomado tú, sino la pasión que late dentro de ti.

Tomar conciencia de quien eres, de la estructura de tu ser, no es un juego. Supone tener que mirar tu propio culo. Si añadimos que el trasero es la única parte de la anatomía que no es accesible a los ojos de uno, no queda más remedio que empezar a confiar en los demás cuando te informan sobre tu propia inmundicia y si quieres caer bien, como el glotón quiere, pues es difícil tapar tanta basura egoica, transformada en más de una ocasión en diarrea emocional.

Si tuviera que decir qué es lo peor de ser glotón, probablemente elegiría la labilidad afectiva, dependiendo de cada cual, será más o menos acusada, pero siempre aparece. En un momento estás eufórico y al siguiente no tanto, especialmente cuando los resultados no acompañan. Aquí hay un aprendizaje importante que todo glotón debe hacer en su busca de la felicidad: “El éxito o el fracaso están en el camino, no en la meta”. Para una persona gobernada por la gula, no hay posibilidad de fracaso y si hace falta, se lo inventa. No es que sean mentirosos patológicos, pero de alguna manera se ven forzados a maquillar la realidad, porque son incapaces de enfrentarse al fracaso y a la frustración. El deseo es tan grande que o consigo lo que quiero o me lo invento, no está mal como mecanismo de defensa, pero la realidad no tiene ninguna prisa en demostrarte una y otra vez que para conseguir lo que deseamos, es necesario esfuerzo, compromiso y una dosis de confianza.

Imagen de "El lobo de Wall Street"

La gula acelera y orienta hacia el futuro, de alguna forma es lógico pensar que si la realidad es algo que no quiero enfrentar, es muy posible que cuando las circunstancias varíen, también lo hagan mis sentimientos. Esto no es cierto, pero muy a menudo no es fácil entender cómo esta creencia se instala subrepticiamente en la vida de uno. Hay que fracasar bastantes veces, mirar agradecido a esos fracasos y tratar de extraer la conclusión de que la única felicidad que existe está aquí y ahora. El placer no es una promesa que se cumplirá con el próximo coche, la próxima casa o el próximo trabajo. Esto que para otro carácter es fácil de ver, para el glotón no lo es tanto. La cabeza del glotón está llena de ideas, de buenas ideas, no te creas. El problema es encontrar el tiempo y la energía para materializarlas. Así que parece que hay que perseguir siempre esa nueva idea en apariencia más genial que la anterior.

Esta facultad de la gula para enlazar una idea tras otra en un festival de intuiciones sorprendentes, es realmente muy divertida. Si tienes que elegir con quién irte de fiesta, elige un glotón. Te lo vas a pasar fenomenal. Si necesitas a alguien creativo en tu empresa, estás de suerte, el glotón es tu hombre o tu mujer. Si además de buenas ideas, necesitas trabajo duro, átale en corto. Y no te cortes en traerle de vuelta a casa, se va a despistar con facilidad.

La disciplina no es algo que vaya con la pasión de la gula. Si hay un refrán que se ajuste como un guante a este carácter es el de “deja para mañana lo que puedes hacer hoy”. Siempre habrá una buena excusa para solucionar ese aspecto práctico de la realidad y siempre habrá mil justificaciones buenas y válidas para convencerte, así que no te dejes engañar. Aunque al principio se enfade, luego esta persona te lo agradecerá.

Esta falta de disciplina no es sólo ante uno mismo, también hacia los demás. El glotón no se toma la vida demasiado en serio. Está aquí para disfrutar. Esto tiene mucho de bueno, porque la orientación al placer es precisamente la base de una vida plena y feliz. El problema es cuando se lleva al otro extremo, como he comentado más arriba. De un glotón no te lloverán muchas críticas, quizá se encabezone en alguna ocasión por algo sin importancia, pero es más un juego intelectual que una verdadera discusión.

No todo es malo en la vida del glotón, al estar orientado hacia el placer, también buscará complacer por el placer a aquellos que trata de seducir, si le añadimos a este cóctel una relativa indulgencia hacia tus problemas y una inteligencia bastante afinada, estar con un glotón es definitivamente una experiencia enriquecedora y placentera.

Amigo glotón, la vida no es sólo placer. También hay que pasar etapas de desierto, etapas de esfuerzo y etapas de dolor. No se puede vivir en la imaginación constantemente y aunque sé que te cuesta enfrentarte a esas etapas más duras de la vida también sé que cuando consigues realmente poner en práctica eso que siempre has soñado, sin dejarte atrapar por la maraña de grandes y nuevas ideas que te asaltan por el camino, la felicidad es mayor de lo que te puedas imaginar. Sé de lo que hablo, créeme.

El placer y el dolor son las dos caras de la misma moneda y ambas, están inscritas en el cuerpo. No podemos tener una sin arriesgarse a sufrir la otra, pero la vida es así, de momento, mientras el deseo nos gobierne. No es necesario cambiar, pero la próxima vez que tengas una idea genial, piensa en escribirla y posponer su satisfacción hasta alcanzar el logro que te traes actualmente entre manos. Este es el auténtico secreto para transformar tu vida en magia.

Un abrazo a tod@s y feliz quincena
Os quiero


EDU

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