EL REGALO DE LA AMISTAD (O GRACIAS A MIS COMPAÑER@S DE CAMINO)

Si hay una relación que nuestra sociedad potencia, demanda y atesora con verdadero afán, es la relación de amistad. Tenemos los amigos del colegio, los amigos de la Universidad y más recientemente los amigos de facebook, messenger...Parece que habláramos de cosas distintas o que estableciéramos un ranking de posición, como si unos fueran más importantes que otros, sin embargo, cualquier relación, a través del medio que sea, es una oportunidad para aprender y seguir creciendo.

En este post me gustaría daros mi versión sobre la amistad y ofrecer algunos consejitos para crear y mantener una buena red social. Desde mi punto de vista un amigo es alguien con quien compartes y una guía para manejarte por tu vida. Como en otros órdenes de la vida, parece que en ocasiones tratamos de buscar la perfección basados en idealizaciones respecto de la amistad. Así, desvalorizamos al amigo del que no sabemos nada, sin darnos cuenta de que quizá sea el primero que acuda cuando le necesitamos. No quisiera, sin embargo, dejar un poso de utilitarismo en mi concepto de amistad, cuando queremos a alguien simplemente es así, no importa cuantas veces nos llamemos al año, cuanto sepamos el uno del otro o si hemos ido a su boda. Simplemente sabemos que estaremos ahí para cuando me necesite.

Muchas veces nos perdemos relaciones apasionantes por el simple hecho de que tenemos un esquema mental de lo que significa la amistad y en vez de vivir el presente nos dedicamos a realizar un diagnóstico sistemático de quién encaja y quién no encaja en mis esquemas. Por suerte, la vida es mucho menos categorizable de lo que nos gustaría y en ocasiones, un abrazo a tiempo vale más que mil llamadas de rutina. El otro día por ejemplo, llamé a un amigo del que no sabía nada hacía meses, me saludó como si nos hubiéramos visto ayer, ni un reproche, ni una mala palabra, su voz dejaba translucir la alegría genuina del encuentro. El motivo de la llamada no importa demasiado, sólo os diré que ese día fui un poquito mejor persona y ese contacto tuvo mucho que ver en ello. Que cada cual saque sus propias conclusiones, pero desde mi punto de vista, cuando alguien te hace crecer, no importan sus gustos, preferencias o aficiones, simplemente le quieres y para la amistad, esto es suficiente.

También me parece un error buscar amigos siempre en los ambientes habituales. Si únicamente hablo de las mismas cosas con las mismas personas con las que estoy de acuerdo en todo…¿Qué aprendo? Me recuerda aquel directivo que hundió su empresa porque ninguno de sus consejeros se atrevía a decirle la verdad. El conflicto en las relaciones también es necesario, estimula mi punto de vista, me hace plantearme los cimientos de la vida, me ayuda a tomar perspectiva, a comprometerme con mis creencias o a abandonarlas cuando he dejado de ser coherente.
El párrafo anterior no quita para que realizar actividades interesantes para mí sea una buena opción de ampliar el círculo de mis amistades. Si me apasiona el macramé, probablemente en un grupo de manualidades encuentre personas afines a mis gustos y mis preferencias. Lo que quiero decir es simplemente que no es inteligente descartar a alguien de inicio por el mero hecho de no compartir alguno de sus gustos o porque no “encaje” en el esquema de lo que para mí debería ser un amigo.



Dentro de las idealizaciones de la amistad, una de las más frecuentes es que la amistad es un vínculo que nos une para siempre, si bien el nivel de compromiso que adoptamos con los amigos facilita esta visión de las cosas, no es ninguna tragedia que un día, debido a las causas que sean, dejemos de tener contacto con alguna persona que fue importante en nuestra vida. Si sois lectores asiduos de este blog, habréis leído en más de una ocasión que abogo por el presente en las relaciones, las circunstancias son las que son y no las que a mí me gustaría que fueran. Las personas, las relaciones, los grupos, las instituciones…Todo cambia, se desarrolla y en algún momento de la existencia, se desvanece y muere. Ya sé que no es lo ideal, pero comprender que cada principio tiene su final, nos hará ser conscientes de lo infinitamente afortunados que somos por compartir este momento y no cualquier otro. Pasear junto a un amigo puede ser la actividad más gratificante del mundo, ¿qué importa si no volvemos a repetirlo hasta dentro de dos años?¿le quita valor a este momento saber que mañana no podremos repetirlo? Cuando estamos centrados en el presente la vida se revela en toda su magnitud.

Si acepto las personas como son, las circunstancias como aparecen y me dedico única y exclusivamente a degustar esos momentos, será muy posible que mis amigos me quieran más y deseen pasar más tiempo conmigo. Recuerdo que hace años tenía un amigo del que actualmente no sé nada, solíamos quedar para tomar algo y compartir gustos, aficiones y problemas. Pasado un tiempo, habíamos establecido una cierta rutina, sin embargo, cuando por alguna circunstancia esta rutina se rompía, llamarle o quedar con él suponía una carga extra de excusas y culpabilidades, malgastábamos el tiempo en encontrar razones para nuestro desencuentro y me sentía culpable por haber estropeado esa bonita amistad que manteníamos. Al cabo de los meses, llamar se convertía en una especie de penuria, pues anticipaba sus reproches y recomendaciones, por lo cual fui dilatando mis contactos cada vez más hasta que un día, simplemente, dejamos de comunicarnos. Quizá, si hubiéramos enterrado las hachas de guerra aún sabríamos el uno del otro y nos enriqueceríamos con nuestra mutua compañía. Aún así, aquellas tardes de domingo aún conservan en mi mente la frescura y el agradecimiento por los buenos ratos vividos.

Todo esto está muy bien, diréis, pero entonces, qué puedo hacer cuando esas circunstancias me sorprenden un día y me encuentro solo, ¿cómo hacer más amigos, cómo coincidir con alguien que alivie la soledad de mi camino? A lo largo de los párrafos anteriores he tratado de daros algunas pistas pero voy a intentar ser un poco más preciso, sin querer llegar a redactar un “decálogo de la amistad”, ahí van algunos consejos que a mí particularmente me han ayudado a encontrar mis amigos, unos todavía los conservo, otros se fueron separando de mi vida:

1.- Sé feliz contigo mismo, eres el mejor de tus amigos: Sólo hay una persona con la que tienes que levantarte todos los días de tu vida y ese eres TÚ. Cuando disfrutas tu actividad, tu soledad, tus circunstancias, serás más feliz y por lo tanto más agradable para las personas que te encuentras

2.- Visita los sitios que te gustan, realiza las actividades que te agradan: Este consejo no te asegura encontrar amigos, pero al menos, disfrutarás haciendo cosas que te hacen sentir bien, te dará más opciones de encontrar gente interesante con quien compartir tus inquietudes y ayudará a que el día a día revierta en una menor monotonía.

3.- Sé amable con todas las personas: Saluda por las mañanas, sonríe con frecuencia, da las gracias por los pequeños favores del día a día. Nunca sabemos detrás de quién se esconde esa persona especial, si decimos que un amigo es un tesoro, tendremos que usar las herramientas adecuadas para sacarlo a la luz. El contacto cálido y amable es la mejor de ellas. En un viaje, al sentarme en mi asiento, saludé a mi compañera de al lado. Curiosamente es difícil encontrar personas que te digan buenos días cuando compartes asiento en un autobús, tren o avión. Transcurridos unos minutos estuvimos charlando sobre nuestras respectivas experiencias y claro, cinco horas de autobús dan para mucho si se quiere. Hoy puedo contar entre mis amigos (en este caso amigas) a esa persona desconocida. Subir al autobús que me lleva al trabajo diario, sonreír en la cola del pan, dar las gracias al camarero que atiende mis noches de ocio, pueden ser el mejor atajo para encontrar el camino del otro y andarlo, por un ratito, juntos.

4.- No te crees expectativas, la vida se va haciendo y tiene su propio ritmo: Hay quien sale a la caza y captura de “amigos”, preguntándose a cada momento si esa persona le conviene o  no. La amistad tiene su propio ritmo, al que ayuda frecuentar sitios comunes, reconocerse como conocidos, entablar conversaciones sin más ambiciones que estar, disfrutar y dejarse llevar.

5.- De bien nacidos es el ser agradecidos.- Quizá este consejo sea consecuencia del anterior, cuando no me creo expectativas, agradezco lo que me dan sin sentirme frustrado por aquello que quedó en el tintero. Puede que haya ocasiones para saborear lo que quiero, puede que no, si bien será más probable un segundo encuentro si durante el primero no nos mostramos ni ansiosos ni expectantes.

Espero que poner en marcha algunas de estas “ayudas” os facilite ser más felices, si luego esa felicidad trae como consecuencia conocer o no a personas interesantes con las que pasar el tiempo, la vida lo dirá, pero al  menos iremos por el mundo con una sonrisa por bandera, en vez de frustración y amargura.
La mejor enseñanza es el ejemplo, así que muchísimas gracias por compartir vuestra vida conmigo, leyendo este “post”, si vuelves, gracias y si no lo haces, gracias también. Es un honor que hayas prestado tu atención a estas humildes letras.

Para todos mis amigos, los que son, los que fueron y los que serán, sabed que siempre estaréis en mi corazón y que las puertas de mi vida siempre estarán abiertas para vosotros, tanto si queréis pasar para saludar o para quedaros a vivir siempre en ella. Un abrazo muy fuerte

EDU

6 comentarios:

  1. Está muy bien lo que comentas Edu, pero a veces no es nada fácil aceptar que un amigo se aleja, o que la amistad no siempre dura para siempre...es dificil en definitiva, no apegarse a la gente!

    ResponderEliminar
  2. No se creo que la amistad es como una planta, hay que regarla, hablarla y cuidarla y tu aqui Edu solo miras el ahora y creo que tambien hay un pasado y un futuro, no puedes esperar la ayuda de un amigo del que no sabes nada de el en un año, porque entre muchas cosas no sabra lo que te pasa (y tu no se lo vas a contar, pues no lo ves en un año)... creo que en este post no coincido con vosotros pero un saludo lo haceis genial, por lo menos nos haceis pensar

    ResponderEliminar
  3. Al fin un poco de polémica!!Jeje...En primer lugar gracias por los comentarios, así nos hacéis pensar a nosotros. Estoy de acuerdo con vosotros, la historia común es importante. Quería simplemente hacer reflexionar sobre la naturaleza del amor. Como dije en otro post, el amor es la cualidad de darse y no la de recibir. Mi experiencia concreta es la de levanatar el teléfono y encontrarme al otro lado sin reproches de ningún tipo. Eso es lo que vivo, no digo que sea lo ideal. Realmente mis amigos dicen que soy un poco desastre...aunque me salva que dicen que soy generoso, jaja. Un saludo y muchas gracias AMIGOS

    ResponderEliminar
  4. Creo que el amigo de verdad es el que da sin reproches, estoy de acuerdo Edu. Yo comparto tú experiencia, ¿será que tenemos buenos amigos? jejeje.

    ResponderEliminar
  5. Me cago en tooooooooooo había escrito un libro... y me lo ha borrado...

    ResponderEliminar
  6. Los buenos amigos siempre están ahí, puede que nos veamos frecuentemente o puede que nos veamos de "pascuas a ramos", pero si son buenos amigos siempre están y estarán.

    Saludos amistosos!!

    ResponderEliminar