EN LOS PUNTOS LIMPIOS SE JUEGA SUCIO (PARTE I)


La separación de basuras se ha ido incorporando poco a poco en nuestro sistema rutinario de tratamiento de los deshechos. Cuando se nos habló por primera vez de separar los elementos de despojo en nuestros hogares, parecía una utopía poder alcanzar la realidad de hoy.

Venimos de una generación donde lo que había en las casas era un cubo redondo grande en el que se tiraba absolutamente todo lo que ya no nos era de utilidad. El cubo estaba siempre ubicado debajo de la pila de fregar y tenía puesto una bolsa que cuando se llenaba daba paso a un completo ejercicio de habilidades en el que, nos entrenábamos por averiguar quién era el mejor de la casa haciendo equilibrios con basura en la parte alta del cubo o, quién era el mejor de la casa esquivando el momento de bajarla a la calle.

El cambio nos costó mucho al principio. ¿Dónde se suponía que íbamos a meter otro cubo similar para la basura que iría al contenedor amarillo?

Todavía hoy, en ocasiones, dudamos de dónde exactamente va determinada sobra. Está muy claro que los orgánicos van en el cubo habitual y los envases, latas y bricks en el amarillo. Pero, ¿qué hacer con el papel de plata, una servilleta de papel o un plato de plástico?

Por si tuviéramos pocas dificultades aparecieron los contenedores verdes (para el vidrio) y azules (para el papel y cartón).

De este modo en nuestros hogares se crearon pequeñas centrales separadoras de basura con cubos muy diferentes a los que teníamos antes y que permiten decidir entre los contenedores tradicional, amarillo y verde. Por supuesto, además de esto, hay un rincón de la casa donde se apilan revistas, periódicos y otros papeles y cuando la pila está a punto de pasar a la categoría de torre, le pedimos a cualquier amigo que ha venido a cenar, si tiene la amabilidad de echarlo al contenedor al salir de casa.

Todo el inicio del sistema de reciclaje no se queda ahí. La última incorporación han sido los contenedores de ropa.

Con este formato de separación de restos, hay veces que ya no sé si cuidamos del medio ambiente y aprovechamos mejor los recursos o convertimos nuestros hogares en centrales acumuladoras de deshechos; pero eso sí, separados en montones muy bien diferenciados.

Imaginad que si antes nos costaba bajar una simple bolsa al contenedor, ahora las peleas son inmensas. ¿A quién le apetece bajar dos bolsas: una de orgánicos y otra de latas, un montón de revistas viejas, dos botellas de vino vacías y una bolsa de ropa pasada de moda?

Por esta razón hemos tenido que cambiar nuestra forma de pensar y gestionar los residuos.

Si bien nos preocupa una simple lata o botella, ni qué decir la preocupación inmensa que suponen unas pilas, el aceite usado o un ordenador viejo.

Para todo lo demás, que no entraba en las categorías de los cubos y, para aquellos aparejos demasiado grandes como los muebles y enseres, están los Puntos Limpios.

Ir a un punto limpio es una gran aventura que, como poco, tiene categoría de excursión.

(Imagen de: ecologiaverde.com)


En estos lugares ocurren y se ven hechos apasionantes. Voy a hablar de los tres que considero más importantes a la vista de las experiencias aportadas por conocidos sobre los que he hablado del tema.

  1. Alucino más que cuando subí a la torre Eiffel por primera vez
Bajo esta categoría está el usuario que acude a un punto limpio por primera vez. Si alguno ya lo habéis hecho recordaréis ese primer momento. Es difícil de explicar la mezcla de emociones que produce.
Todos esos contenedores enormes colocados en líneas que puedes admirar desde una vista superior. ¡Ante tus pies hay de todo y lo mejor es que está clasificado!
¡Existen las cosas más raras y un lugar exacto donde ponerlas!
Claro, que por el contrario choca un poco cuando llegas con una lata de pintura llena y hay que dejarla de pie en un rincón…


  1. Vengo con más cosas de las que voy
En esta categoría está la gente peligrosa apasionada de los nuevos artículos. Así, hay personas que van a pasar sus días libres al Punto Limpio del barrio para recaudar interesantes piezas que no entienden cómo nadie ha podido tirar.


  1. Por favor, ¿dónde va esto?
Finalmente, todos y todas tenemos alguna vez la experiencia de tener que ser aconsejados por la persona encargada del punto de reciclado. Y he aquí la pregunta clave que está en nuestra mente: Algunas de estas personas, independientemente del punto limpio en el que trabajen, ¿son antipáticas por el olor producido por los residuos, por la acumulación de preguntas estúpidas, por frustración o por devoción?

Formulada la pregunta, queda en el aire la respuesta hasta la próxima semana, donde intentaré aportar algunas explicaciones relacionadas con el trabajo de cara al público y el trato directo personal.

Eso sí, no quería despedirme sin la experiencia de un amigo maestro que llevó el otro día a sus alumnos de 7 años de excursión a un punto limpio. Al entrar, el encargado les dijo que si necesitaban realizar alguna consulta durante la visita, no dudasen en hacerla. De pronto, los niños y niñas descubrieron un contenedor que decía “Envases peligrosos”. Fascinados con el descubrimiento le preguntaron a su profe qué tipo de residuos se tiraban allí. El profesor levantó la tapa para averiguarlo y ¡no había nada! Llamó al responsable para hacer uso de la pregunta prometida, pero éste se marchó corriendo mientras decía: “Ahora estoy muy ocupado y no puedo atenderos…”

Queda esta anécdota para los anales del misterio. (Habrá que llamar a “Iker” si queremos resolverlo). Hasta entonces, convendría no olvidar el poder del reciclado y decir que si para alguno de vosotros o vosotras no produce la sensación de haber realizado un trabajo limpio, al menos que lo intente por aquello de haber contribuido a la satisfacción personal…

CADA.

2 comentarios:

  1. Por curiosidad...tu que has estado dentro de un punto limpio. ¿Qué tipo de cosas inusuales se puede llevar allí para reciclar? Saliéndonos de lo orgánico, papel, envases y plásticos y vidrio...

    ResponderEliminar
  2. ¿Inusuales? no sé si esta pregunta tiene un doble fondo. Yo, desde mi experiencia personal, puedo contarte cosas que he visto; por ejemplo, un cochecito de bebé completamente nuevo, rollos de películas tipo super8, cientos de antiguas máquinas de escribir tiradas a la vez... Esas cosas me llaman la atención.

    La cuestión es ¿hay algo que no pueda tirarse? y aún más, ¿ciertas cosas que tiramos no nos desprenden de algo que debíamos dejar atrás?

    Por ejemplo, hace un par de meses yo dejé en un punto limpio un diario que escribí con 15 años...

    ¿Qué has tirado tú que sea inusual?

    Saludos afectuosos,

    CADA.

    ResponderEliminar