FLORA INTESTINAL Y SALUD

Llevados por nuestro compromiso con la salud y también por disfrutar con los amigos y amigas, que todo es importante en la vida, este pasado fin de semana hemos estado en el II Congreso Internacional de Medicina Integrativa, celebrado en Valladolid y organizado por nuestros amigos de APENB y de la Escuela Ekio.

Como podéis imaginar, un evento de este tipo es una oportunidad para acercarse al estado de la cuestión en numerosos temas, más tratándose de Salud Integrativa. Disfrutamos de las exposiciones expertas en temas tan interesantes y diversos como musicoterapia, nutrición ortomolecular, veterinaria integrativa, medicina tradicional china y como no, salud digestiva, que como sabéis es la piedra de toque fundamental si queremos mantener un buen estado de salud general.

Una de las exposiciones más interesantes versó sobre la importancia de tener una adecuada flora intestinal. Con la importancia de los antibióticos en nuestra vida actual, incluso podríamos decir abuso y un estilo de vida donde el estrés y la alimentación poco saludable son la nota dominante de muchos de nosotros, la microbiota (el nombre adecuado para la flora intestinal) sufre modificaciones, pérdidas y desequilibrios, que generan graves problemas de salud.

En contra de la información general, que nos vende la necesidad de un mundo cada vez más aséptico, las bacterias no son parásitos de nuestro organismo, sino que conviven con nosotros de forma simbiótica. Un claro ejemplo es la mitocondria, la central nuclear de nuestras células, una bacteria que ha llegado a cedernos su ADN para poder obtener la energía necesaria para realizar todas las actividades metabólicas que conforman la vida. Otro ejemplo es el de la vitamina B12, un metabolito de ciertas bacterias, es decir, un producto de su propio mecanismo se transforma en una molécula vital para nosotros.



La microbiota y el cuerpo humano conforman un delicado ecosistema en interacción continua, regido por la biodiversidad bacteriana, pues no en vano nuestro intestino alberga unos 100 billones de bacterias. Para hacernos una idea tenemos unos 80 billones de células, por lo que el cuerpo humano es, casi literalmente, un inmenso caldo de cultivo de multitud de especies bacterianas.

Lejos de ser un problema, las bacterias son un gran aliado para la salud. ¿De dónde viene entonces la mala prensa de estos microorganismos? Pues porque han sido los responsables directos de algunas de las plagas más devastadoras de la historia de la humanidad. El caso es que, como todo en la vida, aislar un factor, desechando el contexto en el que se produce, puede llevar a  equívocos.

Como decíamos, la microbiota es un complejo ecosistema en interacción con otro complejo ecosistema, el celular. Tan importante como el número de bacterias es la biodiversidad de las mismas y aún más que eso, las condiciones del medio en el que viven. Todo organismo trata de adaptarse al medio en que vive, algunos maravillosos ejemplos los hemos visto al principio de este artículo. Sin embargo, la capacidad adaptativa de los microorganismos es muy limitada y necesitan un medio muy estable para vivir. Cuando a través de la alimentación y del estilo de vida, modificamos sustancialmente las delicadas condiciones del medio interno, hacemos desaparecer bacterias de las que aún ni siquiera sabemos cuál es su función y potenciamos la aparición de agentes patógenos, bien por mutación, bien por aparición de cepas relacionadas con la etiología de determinadas enfermedades.

Sin querer entrar en detalle, habremos de tener en cuenta un estilo de vida saludable para mantener no sólo nuestras células en perfecto estado, sino también los microorganismos que las ayudan en sus funciones: dieta equilibrada, fundamentalmente vegetariana, con una gran cantidad de frutas y vegetales, poco cocinados o crudos, semillas y brotes, con una aportación adecuada de ácidos grasos esenciales y que no favorezcan la acidificación del medio interno.



Algunos de los problemas que nos puede ocasionar una desequilibrada flora es el desarrollo de bacterias patógenas, como la cándida albicans, problemas digestivos, entre los que se encuentra la enfermedad inflamatoria intestinal y disfunciones hepáticas y renales. Se está estudiando también la influencia de la microbiota sobre el sistema inmune y su relación con algunas enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple.

Podemos concluir entonces que una adecuada salud pasa por una gestión adecuada de la flora intestinal y la forma más habitual de realizar esta gestión es a través de la ingesta de probióticos (cepas de bacterias vivas para repoblar el colon) y prebióticos (las sustancias que estas bacterias necesitan para desarrollarse). El principal problema es que para que estas cepas lleguen al intestino, deben traspasar la acidez de la barrera gástrica, así que aquí van algunos consejos a la hora de elegir un producto del mercado:

-      Consultar siempre al médico o farmacéutico
-      Elegir varias especies y asegurar que el recubrimiento puede traspasar la barrera gástrica
-      No dejarse llevar por la publicidad y elegir productos que están validados por la investigación
-      Variar de cepas (a veces incluye variar de marca)
Llevar un estilo de vida adecuado

Esperamos que hayas disfrutado de este consejo y que tengas una muy buena y saludable semana

EDU y CADA


MEJORANDO NUESTRA SALUD HEPÁTICA

El hígado es el horno de nuestro cuerpo y uno de los órganos más importantes, puesto que ayuda a desintoxicar el organismo, a gestionar las grasas y sirve como almacén para la vitamina B12, la vitamina D y otras sustancias.

La salud hepática puede verse afectada por muchas condiciones, entre las que se encuentra la obesidad, el consumo excesivo de alcohol y medicamentos o el consumo excesivo de grasas en la dieta.



Por lo tanto es fundamental mantener una buena salud hepática, regida por el consumo de alimentos ácidos y amargos, que estimulan la producción de bilis (efecto colagogo) y regulan adecuadamente las reservas de grasa del organismo.

Cuando el hígado se satura, podemos encontrarnos con problemas relacionados con una excesiva acidez, como ardores, reflujo gástrico, dificultades para realizar la digestión, dispepsias…

Una buena forma de comenzar la primavera, desde el punto de vista de la salud integrativa, es realizar una adecuada desintoxicación hepática, de esta forma el hígado se repone de los excesos del invierno, donde hemos consumido mayor cantidad de grasas y guisos calientes, para protegernos del frío, lo que puede hacer que el hígado sufra en exceso.

Para una adecuada desintoxicación es necesario comprender que el hígado realiza la depuración del organismo en dos fases: Durante la primera fase, realiza el metabolismo de diversos tóxicos (por ejemplo,  numerosos medicamentos) liposolubles, transformándolos en metabolitos. En la segunda fase, los metabolitos se transforman, mediante la acción del glutatión, en toxinas hidrosolubles, que pueden ser excretadas a través del riñón.

¿Dónde está el problema? En que los metabolitos son altamente tóxicos y si la reserva de glutatión del hígado no es suficiente, cabe la alta probabilidad de que no pueda realizarse la segunda fase de manera adecuada. A resultas de todo ello, nos podemos encontrar con metabolitos con una alta capacidad oxidativa, radicales libres y sustancias cancerígenas en la corriente sanguínea, porque el hígado no puede realizar bien sus funciones.

De ahí la necesidad de que el hígado esté en perfectas condiciones, en lo que influyen dos factores fundamentales: la dieta y la adecuada gestión de las emociones, en especial la ira.

Sobre la gestión emocional de la ira podéis visitar una antigua entrada del blog: El arte de dejarse fluir (16/10/2014)


En cuanto a la dieta…hay que asegurar una buena cantidad de crucíferas (sobre todo coles), evitar las comidas excesivamente calientes o cocinadas en exceso, huir de las grasas y en general seguir las indicaciones de una dieta no-tóxica, asegurando una ingesta adecuada de glutatión.

El glutatión es un tripéptido, es decir, que está compuesto por aminoácidos: En este caso cisteína, glutamato y glicina. El principal problema es que la cisteína es difícil de encontrar en los alimentos y además, se destruye con el calor (problema común en los aminoácidos, por otro lado). La mejor forma de aumentar los niveles de glutatión en el hígado, es proporcionar al cuerpo los instrumentos con el que éste los fabrica, es decir, aumentar la ingesta de cisteína, principalmente.

Podemos encontrar este aminoácido en las pipas de girasol especialmente, así como en las legumbres, los dátiles, el ginseng, los cereales, los frutos secos y las semillas.
A continuación os dejamos algunas sugerencias para amenizar vuestras comidas, además de proteger la salud hepática:

Ensalada de col con brotes de soja, espinaca y aderezo de germen de trigo y pipas de girasol (crudas)
Huevos pasados por agua acompañados de Chukrut
Brochetas de dátil con piña

Que disfrutéis de una semana llena de salud

EDU y CADA