CUANDO EL AMOR (PARECE QUE) SE ACABA

Según cuentan los periódicos y las estadísticas oficiales los divorcios no dejan de caer: ¿Consecuencias de la crisis?. Sin embargo, el día a día de las parejas vive al margen de los datos, todos conocemos en nuestro círculo social parejas que se separan después de haber compartido sueños, ilusiones, emociones, pasión…

De pronto, un día, con la misma fuerza arrebatadora con la que nos despertamos diciendo “estoy enamorado”, nos damos cuenta de que el día se hace más cuesta arriba, que la luz no brilla tanto como ayer o que el cielo, directamente, ha decidido romperse sobre nuestra cabeza. Ésta conclusión es como un dardo de certeza en el centro de la mente que gobierna el corazón. Un pensamiento se abre paso cada vez con más fuerza, un tsunami devastador que arrasa nuestras seguridades y convicciones más profundas: “Se me acabó el amor” Como excusa puede ser tan válida como cualquier otra, pero, ¿realmente el amor se acaba?. Si queréis conocer mi humilde opinión, creo firmemente que no, que el amor es para siempre.

¡Dios mío!¡Qué horror! Oigo vuestros comentarios escandalizados, la culpabilidad se apodera de los huesos, la alianza convertida en argolla que me ata y esclaviza…Tranquilos, no es mi intención destruir los pilares de una decisión, la de dar por terminada una relación, que duele de igual forma a los dos miembros de la pareja, sea cual sea el impulsor de dicha decisión.

Efectivamente, el amor es para siempre. Pero, ¿siempre hay que vivirlo de la misma forma, con la misma seguridad, con la misma pasión? Aquí la experiencia también me muestra una respuesta meridiana: NO.
El problema, como dice Erich Fromm en El arte de amar, es que muchas veces confundimos el sujeto y el objeto, amar con ser amado y claro, esta confusión de inicio junto con las presiones sociales y familiares contribuyen no sólo a transformar en un infierno lo que antes era un paraíso de rosas, sino que en numerosas ocasiones acaba transformando el amor en un odio ciego y descarnado.

¿Por qué nos empeñamos en mantener a toda costa una relación de exclusividad, en la que dos personas conviven y comparten absolutamente todo?. Por amor, me responderéis. Tenéis razón. Y no es mi intención romper una lanza a favor de la falta de compromiso. Sólo quisiera haceros partícipes de mi opinión respecto al fin de una relación de pareja, con objeto de haceros menos amargo el trago, para quienes podáis estar en el proceso o de alimentar vuestra ilusión, si es que vivís en ese paraíso del amor compartido y convivido.

Situemos la cuestión en su verdadero contexto. Volviendo a Fromm, amar es un proceso activo que significa procurar el bien de otro. Éste sentimiento que supone dar no conoce fronteras y que yo sepa tampoco conoce límites (ni espaciales ni temporales). Lo que sucede, y a poco que hagamos un ejercicio de sincera introspección nos daremos cuenta de ello, es que en muy pocas ocasiones procuramos ese bien de una manera absolutamente gratuita: hoy te preparo una cena especial porque quiero movilizar tu deseo sexual, mañana te hago ese presente que esperas porque así recibiré otro a cambio, pasado me adaptaré a las manías de tu convivencia porque espero que sigas viviendo a mi lado, dentro de un año compartiré las tareas del hogar porque la soledad es un monstruo que me atenaza...

Aquí radica el error fundamental. Por eso no contemplamos ni por asomo que podamos amar en la distancia, que podamos amar a una expareja, que podamos amar, sí, incluso, a un absoluto desconocido. Cuando buscamos sincera y desinteresadamente el bien del otro, a veces tenemos que admitir que lo mejor no es seguir compartiendo la misma cama, admitir que la convivencia no es el mejor de los regalos. Llega el momento de soltar, confiar plenamente en la vida y decir:”Te amo tanto, que entiendo que debemos crecer en sentidos diferentes”.

No quisiera parecer moralista, pero cuando sólo amo lo mío, a los míos, a los que piensan como yo y viven como yo quiero que vivan, es que aún nos queda mucho que recorrer por el camino del amor.

¿Cuál es el criterio entonces? ¿Cómo saber si mi amor es realmente gratuito?. Para mí, el deseo sincero del desarrollo del otro es el termómetro del verdadero amor. Sentirme feliz en tu felicidad independientemente de las circunstancias que la rodeen e incluso más allá de la vivencia común. Por eso, es posible la amistad aunque haga muchos meses que no hablamos, por eso es posible el amor más allá de la pareja.

Cuando la convivencia termina, se abre la puerta de los recuerdos primero, tantos instantes de compañía, comunicación, afecto e intimidad forman parte de mi vida, reconozcámoslo. Tras la puerta, el salón de la gratitud. La despedida no puede cegarnos de tal forma que convierta los recuerdos en una flecha de dolor, lo bueno que hemos vivido y también lo malo que compartimos, nos ha ayudado a crecer juntos. Como dice la canción: “Gracias a la vida, que me ha dado tanto”.
El dormitorio principal de la casa del amor tiene que ver con la aceptación de las necesidades, propias y ajenas. Cuando me comprometo con lo que necesito y lo que necesitas puedo escucharte si me llamas, visitarte si estás lejos, consolarte si estás herido, acompañarte si estás solo.
Por supuesto aceptar no es justificar y también, de vez en cuando, necesitamos una buena ración de “puesta en marcha”, como nos recordaba CADA en su post del 13/09.
Si aplicamos estas sencillas reglas nuestra vida de pareja, tanto en común como por separado, estará menos llena de sentimientos de culpa, inferioridad, frustración o soledad. Probablemente, el tiempo que estemos juntos será más gratificante y completo, por lo tanto, con mayor probabilidad de que seamos parejas muchos años. Y si la vida nos enseña caminos diferentes, también aceptaremos el desafío de una manera menos traumática.


No quisiera despedirme sin compartir con vosotros un pensamiento que me ha ayudado en las épocas más grises de mi vida: “Cuando el camino sube, andar se convierte en algo doloroso, sin embargo, la cima es el mejor lugar para admirar el valle”.
Bienvenidos a esta etapa de vuestra vida, sea cual sea. Siempre hay un valle que espera al otro lado de la montaña.

EDU

PD.- No dejéis de enviar vuestros comentarios…Los espero ansioso

3 comentarios:

  1. Edu, quería darte las gracias por tu entrada. Me ha parecido muy interesante y me ha ayudado a entenderme un poco mejor

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  2. Edu, me ha gustado mucho como has explicado la realidad que tenemos cada dia en nuestras vidas en pareja..... Deberiamos aprender a disfrutar de las cosas sin interes a lo que vendrá despues de una peli romanticona con la novia (pastelón pensara mas de uno) o ver las paradas de Casillas en el peor de los partidos del Madrid (puuuuuuffffff y a mi que me importa como va posicionado el Madrid pensaran ellas). ¿que tal una cena por que si? Disfrutar al lado de tu pareja porque realmente nos apetece sin más. Gracias por lo que escribes y como lo expresas

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  3. Muchas gracias por vuestros ánimos y comentarios. Tanto para CADA como para mí es un honor que queráis compartir vuestro tiempo con lo que pensamos y escribimos. Nos ayuda a seguir mejorando día a día. Un saludo. EDU

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