PRÓPOSITOS DE AÑO NUEVO: VIVIR EL PASO DEL TIEMPO

Cuando comienza un nuevo año, muchas personas tienden a hacerse autopromesas incumplidas hasta el momento. Es curioso, porque se trata de hacer algo así como los propósitos a partir de una fecha. Personalmente siempre he pensado que si deseas hacer algo como empezar a ir al gimnasio, dejar de fumar o aprender a tocar la guitarra, simplemente debes comenzar a hacerlo sin más. Sin analizar factores ni ponerle una fecha de inicio.

Sin embargo, reflexionando un poco sobre esto me he dado cuenta de que no se trata de que el cambio de año incida sobre un deseo, sino que el tiempo en sí coordina todas nuestras acciones. Debemos datarlo todo para conferirle un sentido.

Ahondando en estas materias vitales pienso en frases como el tiempo todo lo cura, el tiempo pone a cada uno en su lugar, date tiempo, con tiempo y una caña se acaba pescando, el tiempo te dará la razón.

Como siempre, yo no manejo las respuestas a las grandes cuestiones de la humanidad. Yo, desde el humilde sillón de mi despacho, me limito a analizar con una perspectiva profundamente personal lo que, desde mi opinión, parecen atisbar algunos de esos asuntos. Y en la incertidumbre por saber si realmente el tiempo pone y quita sólo se me ocurre mirar dentro de mi historia personal, marcada por hechos relevantes que la confirieron de una forma de pensar un tanto especial. Cuando pienso en esas ciertas cuestiones relevantes y afronto una mirada rápida sobre situaciones de mi pasado, me doy cuenta de que si bien el tiempo no logró correr un tupido velo sobre las relevancias de mi vida, lo que hizo fue enseñarme a vivir con aquello que me produjo dolor.



Vamos, que no te queda otra. Mientras tratas de superar un asunto más o menos complejo piensas que si te das tiempo podrás lograrlo. Piensas que si alejas de ti todo lo que te produjo dolor con la suficiente distancia, acabarás por conseguirlo. Pero ahora mismo, sin apenas pensar, se me ocurren dos hechos que han modificado mi trayectoria. Y, os puedo asegurar, que si bien el tiempo no ha conseguido que olvide ninguno de ellos, cuantos más años pasan más cuenta me doy de que no puedo renunciar a ellos.

La distancia en el espacio y la distancia en el tiempo, en ocasiones acrecientan la necesidad de reencontrarte con aquello que anhelabas alejar. No traté de olvidarlo, sólo pretendía distanciarlo lo suficiente como para que produjera una pizca de satisfacción haberlo vivido; así, la parte dura de la historia debiera ser, tan sólo, un fortalecimiento de mi alma, una enseñanza de la vida. Pero no fue así.

A veces pienso que no he aprendido nada.

Pasa el tiempo y parecemos tener la sensación de que no nos hemos movido del punto de partida. Cuado queremos darnos cuenta lo único que de verdad ha pasado es tiempo. Esto suena tan peligroso… Porque si en el anhelo por superar un hecho doloroso hemos caído en la tentación de creer que el tiempo ayudaría y lo único que ha sucedido es que cada vez estás más atrapado y los meses han caído uno tras otro, te harás la pregunta de a ¿qué he estado jugando?

Lo único que no debemos pensar es que hemos perdido el tiempo. Esto sí sería complicado de aceptar. Pensemos que, efectivamente, todo en la vida nos enseña y aporta algo.

Si el tiempo que creí perder me causó dolor, puede que en mi sufrimiento me sintiese esperanzada o puede que durante esos momentos creyese que esa sensación era la que me correspondía para poder dar el siguiente paso.

Siempre me he preguntado cómo se siente exactamente una persona anciana que ha ocultado su verdadero amor desde la adolescencia. Qué percibe un hombre cuyos ideales se mantuvieron dormidos durante décadas. Cómo se profesa aquella mujer que nunca afrontó su tendencia sexual ante su familia, etc. ¿Apreciarán estas personas la soga del tiempo rodeando su cuello?

¿Es mejor vivir el silencio de la esperanza eterna que dejar de sentir? Sin duda es más sencillo pero también, sin duda, nos perderíamos la sensación de dulzura de una emoción escondida en la profundidad de nuestro corazón.

Ante estas difíciles dilaciones la pregunta que todo humano se hace es ¿acaso el tiempo todo lo cura? Quizá podamos concluir que lejos de esto, el tiempo sólo produce paso del tiempo.

Siento no haber aprendido a que el tiempo todo lo cure. Siento no haber aprendido a desear con franqueza que así fuera. Pero lo que sí creo haber aprendido es a saborear el sentimiento que el recuerdo del paso del tiempo me produjo…

CADA

2 comentarios:

  1. Mmm... no estoy de acuerdo con que el paso del tiempo solo produzca paso del tiempo, creo que todo lo vivido (superado o no) pasa a formar parte de nosotros, con la responsabilidad personal de intentar minimizar los "efectos colaterales". Si tenemos la sensación de que nos enfrentamos a las mismas situaciones una y otra vez, quizá sea porque no estamos aprendiendo las lecciones necesarias, y volvemos a repetir el mismo patrón de conducta con consecuencias similares, de ahí la sensación de "pérdida de tiempo". El paso del tiempo nos ayuda a ser más objetivos y reflexivos, a veces necesitamos que pasen unos años para entender muchos porqués.
    Feliz año nuevo y paso del tiempo!

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  2. ¿Sabes? Creo que tienes razón. Un saludo y Feliz Año,

    CADA

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