DEJAR ESPACIO EN EL ALMACÉN

¿Alguna vez os habéis mudado de casa?¿O habéis hecho alguna reforma? Entonces tendréis la experiencia de haber tenido que decidir tirar algunas cosas de las que sin querer vamos almacenando porque nos da miedo o pena tirarlas. Los objetos, como los recuerdos, suelen ser testigos de nuestra vida, y en pago por aquello que pasó, muchas veces son el anclaje perfecto para recuperar una esquinita de nuestro pasado o simplemente para regodearnos en las nostálgicas tardes lluviosas de domingo.

El otro día, una amiga de esas que la vida parece ponerte como por casualidad, me dijo algo que me pareció interesante compartir con vosotros: El mundo cada vez cambia más deprisa, así que cuanto menos equipaje llevemos, mucho mejor. Además me dio varios ejemplos de que esto es así y si no, pensemos en los muebles. Hace cincuenta años uno amueblaba su casa con los mejores muebles posibles para que le duraran hasta la próxima reforma. Ahora, nos gastamos 30 euros en una estantería de nombre impronunciable que, eso sí, sea fácil de montar y desmontar (aunque siempre es más complicado de lo que dicen las instrucciones), porque nunca sabemos cuando tendremos que repetir de nuevo la operación.

Así que al hilo de todas estas cosas, más nos valdría desechar todo aquel equipaje que no por bonito, deja de ser molesto. Quién no guarda aquellos recuerdos lejanos de un primer amor, aunque el paso por la vida le demuestre que de ese primer enamoramiento no quedan ni las cenizas (en aras de amores más maduros, por supuesto) o decenas de papeles de aquella época dorada de nuestra existencia.

No me gustaría reincidir en el tema de dejar atrás los recuerdos, ya sabéis que para mí son dignos de agradecer y no desprestigiarlos. Pero corremos el absurdo riesgo de quedar anclados en el pasado, con sus fracasos y sus victorias, que de procurarnos un futuro que mal que nos pese, es el que nos toca vivir. No sé vosotros, pero si tengo que saltar un desfiladero, prefiero hacerlo lo más libre posible, en las piernas, las manos y el pensamiento.

Cada uno sabe cuáles son los desfiladeros que tiene o ha tenido que saltar en la vida y quizá no nos venga del todo mal entender por qué el salto lo hicimos con elegancia felina o con una pesadez más propia de un oso polar. Si nos atrevemos a ser sinceros, no será difícil descubrir que hay veces que tratamos de ir hacia los cambios con las viejas herramientas y los viejos hábitos. Cargados de decenas de “por si acaso” que si acaso estarían mejor en el cubo de la basura.



¿A qué nos aferramos cuando nos aferramos? ¿Qué es lo que nos impide soltar los objetos de nuestra niñez, adolescencia o temprana juventud? Sinceramente, yo diría que tratamos de encontrar un espacio para reencontrarnos a nosotros mismos. En un mundo de cambio siempre existe el miedo de perderse, de forma que dejamos esos objetos como miguitas de pan por si tenemos que volver sobre nuestros pasos. Por suerte o por desgracia, el intento es poco menos que estéril, pues no es que las miguitas sean comidas por los pájaros, sino que simplemente cuando uno se da la vuelta, descubre que no hay sendero. Si alguno se perdió, no queda más remedio que buscarse en lo que queda por venir.

Por supuesto que tanta incertidumbre da miedo (en lenguaje vulgar hay una expresión exacta para tal subida de testosterona) y ya sabemos que cuando a uno le entra la temblequera, siempre le resulta más fácil aferrarse a lo que le da seguridad, aunque sea aquella aspiradora vieja que casi no funciona pero que sigo guardando por si se estropea el último modelo.

Quizá de tanta publicidad enmarcada en el “eres según lo que tienes” nos hemos olvidado que “ser” y “tener” son dos verbos absolutamente independientes, hasta tal punto que sigue existiendo gente tan pobre que sólo tiene dinero. Nos han hecho creer que la felicidad consiste en acaparar, cuando un pequeño examen nos demuestra que felicidad rima con libertad y ser libre es inversamente proporcional al cúmulo de cajas que guardamos en el trastero.

Tampoco creo que sea cuestión de apologizar por una bucólica vida pastoril, en mitad de ningún sitio y una economía de supervivencia, aunque respeto profundamente quien haya elegido ese tipo de vida (elegido ojo, no obligado a). La moraleja de toda esta historia es que al final, lo que nos sucede cumple una función en nuestra vida y cuando esa función está realizada, de nada sirve mantenerlo. Alguna dirá que es una visión utilitarista, pero nada más lejos de la realidad. Dejar que las circunstancias fluyan, también supone la generosidad de saber que este pantalón que ya no me sirve (y espero que entendáis que pantalón puede también ser una metáfora) es perfectamente válido para otro. Dejar que las circunstancias fluyan también supone aceptar, con la misma generosidad, que haya pantalones que sin saber muy bien cómo, decidan cambiar de armario.

Si esto nos sucede, tenemos dos opciones, o añorar indefinidamente el espacio vacío o aprovechar la bonita percha libre para colocar un par nuevo, más lustroso y que incluso puede que nos siente mejor. No sé vosotros, pero en vez de aferrarme a la nostalgia incontrolada, el resentimiento y el dolor, yo prefiero elegir pasar una maravillosa tarde de tiendas probándome pantalones nuevos.

Espero que tengáis una feliz semana

EDU

La imagen es de caspiroletablog.blogspot.com

6 comentarios:

  1. Comenius (Pedagogo de renombre del S.XVII), se sintió completamente desolado cuando perdió más de la mitad de su obra en el incendio de su casa. Con una mano delante y otra detrás, se rehizo al final de su vida y volvió a escribir. Sin embargo, siempre le quedó una especie de dolor profundo que versaba en que un hombre no es nada sin nada.

    Lo que quiero decir es que, precisamente yo, en este momento de mi vida, he decidido deshacerme de todo lo que sobra y "viajar ligera de equipaje" porque yo misma pienso que determinados objetos guardados se han convertido en una carga.

    Pero lo que no podemos obviar es quiénes somos, de dónde vinimos y qué hicimos en nuestro camino. Parte de ese equipaje lo seguimos necesitando para sentirnos en paz. Quizá debamos saber reconocer lo que ya no tiene sentido pero como tal. Es decir, perder el dolor a lo que no debe suponer una carga.

    Aligerar el miedo es más importante que aligerar el peso.

    Aunque por algo hay que empezar!

    Gracias por tu post

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    1. Muchas gracias a ti, querid@ amig@ anónimo. Me quedo con tu gran frase: aligerar el miedo es más importante que aligerar el peso. Aunque no tenga materia el miedo puede ser una dura carga en la mochila y sí, también tenemos que saber agradecer ese equipaje que nos ha hecho ser quienes somos. Un abrazo enorme. EDU

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  2. Me ha encantado tu post Edu..gracias.

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    1. Gracias a ti Nuria, es un placer saber que al otro lado hay alguien "encantado" con las humildes reflexiones de uno. Un beso. EDU

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  3. Lo que guardamos con nosotros no nos convierte en lo que somos sino en lo que fuimos. Porque estamos en constante cambio al igual que el mundo en el que nos ha tocado vivir y, aún más, en el tiempo en que vivimos, en que todo es efímero y nosotros itinerantes. Donde la tecnología avanza y cambia antes de que un simple mortal la llegue a entender o donde los muebles, como bien dice Edu, cumplen un rol perecedero distinto al de antaño...porque ahora cambian como nosotros lo hacemos, mucho más rápido y casi me atrevería a decir que nosotros provocamos dicho cambio.

    Deshacerse de lo antiguo(hablo de lo más puramente material)es un hecho simbólico que creo, se traduce en permitirnos estar abiertos y receptivos a todo lo nuevo que está por llegar y considero también que se trata de un acto de valentía estrictamente necesario para el superviviente que pretende exprimir lo mejor de lo que se le ofrece.

    Una amiga.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, amiga.
      Me gustaría poder transmitir un poquito de esa valentía para estar abiertos y receptivos a lo nuevo. Quizá estaría bien un post sobre esos rituales que nos ayudan a recibir, de forma que podamos seguir mirando al futuro con despreocupación y alegría. Un abrazo grande.
      EDU

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