CON TODA MI ALMA

El alma, etimológicamente del latín Anima, por tratarse de la parte espiritual que dota de movimiento a los seres animados. Desde las culturas de la antigüedad y hasta cualquier sociedad de nuestro tiempo, nadie duda de su existencia. Aquellos que por motivos religiosos no sucumban a su creencia o entendimiento, sin querer y sin saberlo la nombrarán constantemente. Para algunos, el alma es el sostén del cuerpo. Es el ente, la esencia, el ser. Al fallecimiento, el alma abandonará el cuerpo y ascenderá como una luz. El alma es la vida. El alma es todo lo que no sea materia. Para otros, el alma es indisoluble al cuerpo y no existe por sí sola, pero en boca de todos aparecerá la expresión la cara es el espejo del alma.

¿Pero qué es en realidad? ¿Cómo definirla? ¿Cómo explicarla?

Tantas personas como preguntes, definiciones diferentes podrán darte. Y, en el fondo, más por sentimentalismo hacia la propia existencia humana, más por ciencia o por creencia, todos podrán alegar lo que unas razones filosóficas u otras han querido manifestar.

Si se trata de una ventana a la vida, la primera investigación que deberíamos realizar es dónde se halla su ubicación. ¿Está en los ojos? Quizá, los ojos brillan gracias al alma y cuando miramos a los de otro y podemos leer su pensamiento, no es otra cosa que el resplandor del espectro, mirándonos desde el interior de la otra persona, hablándonos. ¿Está en el cerebro? ¿Se ubica en el corazón? ¿Se encuentra en el estómago? Puede que el cerebro emita sus órdenes a través del alma. A lo mejor, el corazón, músculo que funciona a nivel orgánico y anímico pueda declarar sus motivos por estar lleno de alma. O, quién sabe, los dolores en la boca del estómago ante un estrés se deban al alma arrullándose y agolpándose en la entrada del principal órgano digestivo.

Ningún cirujano la ha visto en ningún rincón del organismo humano. Nadie ha comentado jamás que, al operar, haya tenido que apartar el alma para continuar su cirugía. Sin embargo, sí se habla de los cirujanos de alma, por no sólo ser capaces de sanar cuerpos.

También, solemos decir que se nos cae el alma a los pies. ¿Realmente llega al nivel del suelo?


(Imagen de: elvalordeloesencial.blogspot.com)


Con toda mi alma, con todo mi corazón, con el lugar más hondo en el que se hallan mis sentimientos, podemos cifrar el término como algo abstracto. Sin embargo, el alma por sí misma, sí parece ocupar un lugar. Un paraje que nadie ha hallado. ¿Está en la sangre? ¿Está en los huesos? ¿Se esconde extendiéndose por todo nuestro cuerpo?

Como la mayoría de los mortales, yo no sé nada sobre el alma. Nada en referencia a su definición real. Nada sobre dónde buscarla o encontrarla. Nada relacionado con qué seres tienen alma y cuáles no. Nada acerca de si las hay buenas o malas. Nada sobre su forma, su tamaño o su color.

Como la mayoría de los mortales, sólo puedo imaginar. Y mi imaginación versa sobre lo que me gustaría que fuera. Mi alma viaja. Mi alma es viajera. Es capaz de subir a los cielos y bajar al subsuelo. Es capaz de ir y venir a su antojo y sin control. Tiene por costumbre revolverse dentro de mi cuerpo. Me lleva a los mayores beneplácitos y a los estados más tétricos.

Mi alma entiende de valor, de soledad, de euforia y de admiración. Mi alma es única y aún desconozco qué quiere de mí.

Hace años, cuando era estudiante universitaria, cursaba la asignatura Sociología y el profesor propuso un ejercicio que ha venido a mi recuerdo en innumerables ocasiones. Consistía en definirnos a nosotros mismos. ¿Quién soy yo? La sencillez del ejercicio radicaba en contestar cosas como “soy hija de mis padres” “hermana de mis hermanos” “vecina de mis vecinos” “estudiante de universidad” “conductora de mi coche” “inquilina de mi casera”, etc. Es fácil suponer cómo cualquiera de nosotros llenaría folios con este sistema de definición que, simplemente, nos coloca a cada uno en un sitio en referencia a otra persona o cosa. Pero, este entrenamiento era tan simple como erróneo. ¿Qué sería de la autodefinición si tuviésemos que contestar a la pregunta quién soy yo anteponiendo a la respuesta la relación con la propia alma? Es decir, se trata de preguntarme quién soy teniendo que responder en concordancia con mi interior y no con otras personas externas. La cosa así vista se complica enormemente. La razón de la complicación es una cuestión de límites. Es el dónde está, el cómo es, el cuánto ocupa, el cuál es su finalidad, … el QUÉ es.

Tratando de responder seriamente a la pregunta Qué es el alma, pasé mis días analizando y pensando sobre ello. Apliqué el prisma de la profundidad, el de los sentimientos. Quise ahondar desde la perspectiva de lo que nos llena o vacía por dentro y llegué a una conclusión:

El alma es el cofre para la lealtad…

CADA.


4 comentarios:

  1. Qué interesante reflexión...Una conclusión para valorar...La lealtad. Tampoco tengo respuesta a tu pregunta, quizá la pregunta más importante de nuestra vida, la única que respondemos a la vez que vivimos, por eso hay tantas respuestas como vidas y al final, todas son válidas...Un abrazo enorme, CADA

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  2. El alma -es verdad: animus: animación- constituye la vida en cualquier organismo vivo. Los seres inertes, muertos... están inanimados. Alma de poeta: vida de poeta. El mar, por ejemplo; siempre "hace" las mismas olas "a través" de millones de años. En lo animado se mueve el cuerpo, se agita, va de aquí para allá, crece, habla, llora o ríe. Alma de cuerpo humano, cuerpo de alma humana. No hay cárcel del alma: el cuerpo sin alma es cadáver. Poéticamente: alma, corazón y vida.

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  3. Ah! Lealtad. Coincido. Te querré hasta la muerte..."no te creas que es mentira, que muerto también se quiere, que te quiero con el alma, y el alma nunca se muere". No es fácil. Es tener "cuidado", esmerarse en cuidados. Es curar alma y cuerpo. Es afirmar (How wonderful life is now you are in the world -Moulin Rouge-): es bueno que "tú" existas. Es reparar la fealdad, el error y el dolor. Es evocar. Es hospitalidad. Creo que en Grecia son hospitalarios, se hacen querer.

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  4. Me alegro de que tan grandioso y complejo tema haya suscitado vuestros sabios e interesantes comentarios. Quizá, entre todos, encontremos las claves... Quizá no, pero no importa mientras, sea lo que sea, lo llevemos con toda el alma

    CADA

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