LA CRISIS DE LOS VALORES EN LA ENSEÑANZA

Arranca el curso escolar. Tenemos por delante 9 meses cargados de retos y de nuevas oportunidades. Mi mente, como la de muchos, está como loca estos días tratando de ubicar todo lo que está por venir. Los objetivos para el nuevo curso, los aprendizajes venideros, las enseñanzas que podré transmitir… Ordenar, organizar, emprender. Hay mucho que hacer para un inicio exitoso.

Ahora estamos llenos de energía y clamamos al cielo rogando que se nos conserve hasta la primavera próxima. Hay un brillo de ilusión en la mayoría o, al menos, debería haberlo.

Miro a los niños y niñas de 3 años. Son lo que emprenden el cole de mayores por primera vez. Inquietud en ellos y en sus padres y madres ante lo desconocido, ante el reto de dejar de ser bebés y hacerse mayores. El resto del alumnado de Infantil, de 4 y 5 años, ya tiene experiencia. Ansían el colegio, lugar de compartir y donde encontrar a sus amistades.

Pero a medida que avanzamos en la escala evolutiva, los temores y preocupaciones aumentan. Ya no se trata del nerviosismo de empezar o volver. Hay una especie de pesadez en el ambiente.

Tengo que reconocerlo, estoy triste y frustrada. Los profes tampoco conservan su ilusión. Estos días puede leerse en las redes sociales el lado más oscuro de la vuelta al cole, lo que los profesores transmiten, una especie de síndrome post-vacacional cargado de desazón, pesimismo y, en parte cólera.


(Imagen de: smdani.marianistas.org)


Me he preocupado enormemente y mis preguntas se han enfocado a investigar sobre si esta maldita crisis no es además, la crisis de nuestros valores.

De la pérdida de valores en la sociedad actual podríamos llenar páginas enteras y cientos de sabios y expertos nos habrán hablado, pero centrando el foco de interés, pensemos en la escuela. En lo que transmitimos, en lo que albergamos, lo que deseamos, lo que somos y lo que damos.

El camino está tan errado como lleno de zombies. Los maestros están perdidos y con ellos, la enseñanza ha entrado en el más puro fracaso.

¿Queda, siquiera, un halo de ilusión en algún rincón de Primaria?

Harta de defender que los niños y niñas deben ir a la escuela a ser felices me rasgaré las vestiduras para conseguirlo. Quiero un barco nuevo en el que sólo se suban aquellos a los que de verdad pueda llamárseles MAESTROS.

Todo se ha economizado en ambos bandos. La política hizo sus números y recortó partidas presupuestarias. Los docentes calcularon sus posibilidades y sopesaron cuánto más seguir dando. Y en el medio, toda una generación se ahoga mientras la mirada impasible del dinero cree no tener remedio.

Hoy sólo hablamos de la nueva ley educativa, que sigue siendo la misma bazofia; de permitir que los alumnos coman de Tupper, como si eso fuera importante dentro del proceso; de los problemas en la falta de suministros, como si ya no supiésemos compartir; de cómo las listas de interinos no avanzan y los colegios comienzan sin personal, como si no fuésemos capaces de afrontar…

Hemos convertido el proceso de enseñanza – aprendizaje en una lucha de poderes donde NADIE aún está peleando por lo que de verdad es importante. El sistema se pudre y todos con él. Sí, hemos entrado en la crisis de valores más profunda a la que jamás ha asistido la educación.

Por suerte, hay gente que no se ha olvidado de lo que le hizo dedicarse a la enseñanza. Hay unos pocos valientes que lucharán contra viento y marea porque no podrán detenerles. Efectivamente, hay MAESTROS con todas las letras.

Hoy, mi apuesta y mis felicitaciones están con ellos. Y, para todos los demás, espero que sigan su ejemplo.

Nada cambiará si los agentes de cambio permanecen inmóviles. Si tienes unos ideales y crees en ellos, ha llegado el momento de luchar…

CADA.


1 comentario:

  1. Aunque es triste hay mucha verdad en tus palabras. Aún así yo no me canso de volver al cole cada curso. Es más doy gracias por tener la suerte de trabajar en lo que más me gusta. Hoy he vuelto al cole, y estoy deseando ver a mis próximos 17 soles. Porque sé, que aunque hoy todavía no los conozco, serán ellos los que llenen de luz mis próximos meses. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
    Me siento grande trabajando con los más pequeños ;)

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