TE NECESITO

Una de las paradojas más difíciles a las que nos tenemos que enfrentar los seres humanos es la de defender nuestra individualidad sintiéndonos y sabiéndonos seres sociales.
Esta paradoja se manifiesta especialmente en el tema de las necesidades personales. Porque por un lado hemos de reconocer que no somos autosuficientes y que para lograr la felicidad y nuestros objetivos personales no podemos vivir como si estuviéramos en una isla desierta. Pero por otro lado, las necesidades de los demás y las propias no pueden hacer que nos convirtamos en esclavos o que esclavicemos a otros.
En la entrada de hoy me gustaría enfatizar un poco más en la parte de la ecuación que habla sobre el necesitar a otros, puesto que de la incógnita “cargar a otros de mis necesidades” ya he hablado en otras ocasiones y remito al lector interesado a la entrada sobre la actitud del victimismo, por ejemplo.
Este tema de las necesidades es espinoso por varios motivos, puesto que por un lado, el victimista se sentirá como un ser cargado de necesidades que otros tienen que solventar pero la persona autosuficiente considerará que ninguna necesidad personal debe ser expuesta al mundo y esto, claramente, supone un craso error. Así pues, ¿cuál es el término medio donde se encuentra la virtud?.
Sinceramente creo que la gente, en general, no actúa de mala fe, actúa como puede en cada caso, en virtud de tantos factores personales, vivenciales, familiares, sociales, culturales y demás, que lo mejor que podemos hacer es no juzgar y desde luego no hacer recaer en un supuesto factor de maldad de la personalidad, algunas actitudes.
¿Cuál es la dinámica de esas personas que van por la vida como si nunca necesitaran nada? Aunque la respuesta no es sencilla, voy a tratar de extraer alguna conclusión que nos ayude a todos de los casos particulares que he ido viendo a lo largo de mi vida. Una cosa curiosa es que cuando necesitamos algo en realidad lo que estamos haciendo es identificar un defecto en nosotros, algo que no tenemos y que nos gustaría tener. Así que quizá, lo primero es cambiar nuestro punto de vista acerca de las necesidades: Todo el mundo las tiene, así que por el momento, y sin que sirva de precedente el argumento de “mal de muchos, consuelo de tontos” diremos que la detección de una necesidad es algo puramente normal, un aspecto del desarrollo humano, por lo cual, en sí mismo no es ni malo ni bueno ni regular, es algo que de nuevo, como otra circunstancia cualquiera, es.
Esto nos alivia bastante, aunque parezca que no, porque ya no somos seres extraños, chupasangres de algún tipo o vampiros emocionales con ganas de fastidiar el mundo a los que nos rodean, para nada.

(Imagen de dadlogratis.blogspot.com)

Lo segundo es que lejos de ser mala gente, las personas que ocultan sus necesidades suelen ser personas que viven para los demás, lo cual es bastante loable, si es que no caemos en la tentación de querer ser salvadores del mundo y recordárselo a nuestros semejantes a cada paso. Así pues, que quede claro para que nadie se espante: Tengo derecho a necesitar algo y tengo derecho a pedírtelo. Y aquí se produce un fenómeno curioso, porque tener derecho a pedir no significa tener la obligación a que me lo concedas y esto también supone quitar una carga a muchas personas, sobre todo las que actúan con buena fe. Así que lleguemos al siguiente acuerdo: Yo te digo lo que quiero y tú decide, libremente, si ahora te parece bien acudir en mi ayuda. Es así de sencillo y todo lo que se salga de esos términos es complicar mucho lo que por otra parte no debería causar mayores problemas.
Por un lado la decisión es ahora, no estás firmando conmigo un acuerdo para toda la eternidad, porque puede que hoy te venga bien ayudarme y puede que mañana no, pero si cada petición de ayuda se convierte en un contrato, es lógico que antes de recurrir a tu ayuda haga todo lo posible por solucionar el tema por mí mismo. Porque no quiero cargarte con un muerto que por otro lado es sólo mío, me ayudes o no. Lo mismo podría decirse de los “noes”, que hoy no pueda, no quiera, no me apetezca o no me venga bien significa eso, que hoy no, pero eso no significa que te haya dejado tirado, significa que hoy no puedo, pero quizá mañana estaré encantado de hacer por ti eso y mucho más.
Por otro lado está el tema de la libertad, expresar una necesidad no significa delegar responsabilidad, a menos que te fuerce a ayudarme de cualquier modo. Si te digo hoy necesito tu coche, tú puedes decirme cualquier cosa, lo que sea, sin que nuestra relación se vea afectada por eso. Esto significa libertad. No te sientas obligado a cederme tu coche, puesto que esa sólo es una solución a mi problema y seguro que si tú no puedes, entre los dos hallaremos la mejor solución posible en las circunstancias presentes, a esto se le llama confianza. Acudo a ti porque confío en que me vas a ayudar, aunque tu ayuda sea precisamente que me hagas darme cuenta de factores que no había contemplado. Y cuando confío en ti, cuando confío que harás lo mejor para los dos, que no me dirás que sí reaccionando a la culpa, que no te estoy manipulando y nuestra relación se basa en la confianza y la libertad, entonces, decir te necesito, es lo mismo que decir, contigo puedo desarrollarme plenamente…gracias a Dios.
Feliz y generosa semana para tod@s
EDU

1 comentario:

  1. Hola:
    es grato para mi pasear de nuevo por tu blog, valorando el esfuerzo y dedicación que le

    tienes... además de saludarte es para darte una sorpresa agradable, así que pasa por mi

    blog, te lo mereces por compartir con todos tu trabajo, en horabuena!!

    http://deliciadelalma.blogspot.com.es/

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