LA PACIENCIA ES LA MADRE DE LA CIENCIA

Quién necesita vengarse?

Quién te odia lo suficiente como para estar tan resentido?

Querido lector, la respuesta es bien simple: Quien aún te ama; quien te amó profundamente.

En mi experiencia vital, los sentimientos que he desarrollado hacia otras personas, con las que haya podido compartir una relación de, más o menos, pareja, se pueden catalogar en tres categorías:

  1. A quien quise y echo de menos
  2. A quien quise y me da una pereza tremenda saber nada de su existencia
  3. A quien no quise

Y es según estas categorías cómo Whatsapp se pone a funcionar. De esta forma, si por sorpresa te escribe alguien que pertenece a la primera categoría, te sonríes y le contestas. Si es alguien de la segunda, te preguntas qué querrá ahora y si forma parte de La tercera, te cuestionas a ti mismo por qué no le habrás bloqueado.

Sin embargo, la verdadera dificultad reside en la primera categoría. Esa es la que cuesta mantener con la suficiente objetividad. Traspasar la estrecha línea que mantiene haber querido por una parte y querer por otra puede volverse una locura que lleve a cualquiera al lado oscuro. De esta forma, el que escribe no lo hará para saber lo bien que estás. Lo que le interesa es que le cuentes lo mal que te va todo, como no podría ser de otra forma, porque bien, lo que se dice bien, sólo junto a su persona; y lejos de ella  la vida es inútil.

Obviamente trato de ser irónica.

Así pues, la persona que quisiste y sigues queriendo, esa a la que habrías deseado la mayor de las felicidades en otro tiempo, empieza a convertirse en una mosca cojonera que desearías se perdiera en el centro del desierto. Tú no odias. Pero la otra parte sí. Llena de rencor por el mero hecho de verte viva.

En el segundo y tercer puesto está quien si te quiere, pero tú no correspondes. Es por ello que no te apetece contestar a sus mensajes, ni saber de su vida, ni necesitas que te escriba. Pero lo hace, porque aunque para ti es categoría 2 ó 3, para la otra parte es categoría 1.

Total, otro desastre!!


(Imagen de: www.territorioempresas.com)


De esta forma es como se prueba, una vez más, la sabiduría de una frase célebre. La paciencia es la madre de la ciencia, porque la verdadera y auténtica paciencia exige una verdadera y auténtica paz interior; lo cual, sin lugar a dudas, es una de las cuestiones más complicadas que existen.

Precisamente hoy me he encontrado a un amigo en la calle que me ha recordado que no estamos tan mal. Y que da igual el camino que estemos recorriendo en este momento siempre y cuando hagamos las cosas sonriendo y con paciencia.

Una vez más, no son los actos que nos vemos abocados a abordar; no son los quehaceres en los que estamos inmersos… Una vez más, la pasión tiene las riendas…


CADA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario