UNA GUÍA PARA HACER MILAGROS

Hay muchas cosas que no entendemos, eso está claro. Pero hay más cosas que podríamos entender y que por lo que sea no queremos ver, porque no hay más ciego que el que no quiere ver. Esta es la realidad de muchas personas que están más atentas a su propio “ego” que al desarrollo de relaciones que realmente les haga felices.

Últimamente me estoy encontrando con muchas personas que están más preocupadas por defender sus propias posturas que por encontrar la vía para llegar más cerca de los demás y en ese contexto, me encontré con un viejo cuento zen que en resumen viene a decir, que dos personas que discuten tienen que gritar mucho, aunque estén cerca, porque sus corazones están tan lejos que no se escuchan ni se entienden.

Es triste observar cómo cada día parece que el mundo se resquebraja por más sitios porque cada cual pensamos más en nuestras diferencias que en nuestras similitudes, porque nos cuesta hacer ese pequeño esfuerzo de dejar de observar quién tiene razón y empezar a mirar cómo puedo tener una convivencia más sana, productiva y feliz a tu lado. La cuestión principal no es cómo puedo defender mis posturas de una manera que te convenza, sino como puedo interferir en los procesos que tengo contigo para construir un mundo en el que a ambos nos guste vivir.

La felicidad se nos escurre como agua entre los dedos por cuestiones nimias y en ocasiones hasta absurdas, porque estamos más centrados en tapar nuestros oídos que en abrir nuestros sentidos a realidades que nos pueden hacer crecer. Yo el primero, no os vayáis a creer.

Una de estas realidades es el estudio de los procesos que tienen lugar en nuestra vida. En muchas ocasiones nos quejamos de cómo es la vida, en vez de atender a esas causas que estamos instaurando una y otra vez en nuestros programas. Dicho de otra manera, de aquellos lodos vienen estos barros y seguimos sepultándonos a nosotros mismos en montañas de inmundicia, a la espera de que un Rey Salvador venga a rescatarnos de asuntos que son enteramente de nuestra exclusiva responsabilidad.

Quizá es tiempo de recordar que no hay más salvador en nuestra vida que nosotros mismos, no hay más ayuda que la que nos podemos ofrecer. La cultura “nueva era” nos indica que nuestros pensamientos son más importantes de lo que pensamos, pero sobre todo, lo que es importante es nuestro mundo emocional, cómo esos pensamientos nos hacen sentir y ser.

¿Qué sientes sobre ti mismo? ¿Qué hay en realidad dentro de ti al pensar sobre esos temas que te preocupan? Y sobre todo, ¿cómo influye en tu percepción esa respuesta emocional? Ayer hablaba con una persona con la que colaboro profesionalmente y me decía: “no quiero preocuparme”. Esa es la actitud, enfocar nuestra vida hacia las soluciones que podemos tener y no conformarnos con lo que tenemos, pues al fin y al cabo, eso no sería más que otra forma barata de conformismo.

Imagen de abeyno.wordpress.com

Muchas veces, cuando tenemos un problema, coartamos nuestra propia creatividad al pensar en cuál de las opciones disponibles es menos incómoda. Pero, ¿nos hemos parado a pensar qué es lo que queremos realmente? Siéntate a solas contigo mismo, comienza a escribir cuáles son tus objetivos en la vida, ya sean profesionales, personales, sentimentales...Permítete a ti mismo, a ti misma, soñar despierto o despierta.
¿Qué circunstancias serían más favorables para alcanzar los objetivos que me he planteado? ¿Qué puedo hacer para que esas circunstancias se materialicen en mi vida? Estas son las preguntas más acertadas y por supuesto en este orden. No sirve de nada fijarme en mis circunstancias si no me aportan nada de lo que quiero conseguir y desde luego no puedo construir nada que realmente me merezca la pena si antes no me he parado a plantearme qué es lo que quiero realmente.

Es posible que mi sueño real sea construir una granja biológica y autogestionada y eso no tiene nada que ver con que me hayan despedido de la sucursal bancaria donde trabajaba. No se trata pues de empezar a enviar currículos a todas las entidades financieras que conozco, sino utilizar mis habilidades financieras para construir un proyecto sostenible, quizá en otra ciudad, quizá en otro país, pero desde luego más cercano a mis sueños y proyectos personales.

Cuando empezamos a actuar así, comenzamos a ser conscientes de que todas las habilidades adquiridas a lo largo de mi vida, desde aquel curso insignificante sobre macramé, que no sé por qué hice, hasta el MBA de la escuela de negocios más importante, se unifican para dar vida a lo que realmente forma parte de mi proyecto vital.

Tenemos que dejar de ser miopes, podemos construir la realidad que más se ajuste a nuestras necesidades, sólo es necesario saber cuáles son esas necesidades realmente. Por el camino, estoy seguro, aparecerán las personas, las ayudas y los contactos necesarios para llegar allí donde mis habilidades no lleguen, porque todos estamos conectados de tal forma que lo que tú puedes ofrecer es justo lo que necesita el de más allá para poder cumplir sus sueños.

Es por esta conexión inextricable entre todo lo que existe que debemos soñar a lo grande. Hay un famoso anuncio de loterías que dice que no tenemos sueños baratos. Demostrémoslo, atrevámonos a soñar que el mundo se ajusta perfectamente a nuestras realidades. Comencemos a cambiar los “peros” por los “y si”: “...pero es que no tengo dinero” por “y si tuviera 10 millones qué haría”, “....pero no tengo pareja” por “y si apareciera mi alma gemela cómo me comportaría con ella”...Y así, constantemente.

Es probable que vivamos en un mundo dominado por fuerzas oscuras que no conocemos, que los poderes económicos decidan más que los gobiernos elegidos democráticamente, es probable que eso que llamamos crisis no sea más que un invento para tenernos amordazados y sufrientes. Es posible, pero también es posible que no puedan quitarnos nuestra capacidad de soñar y desde luego, nuestra capacidad para convertir los sueños en realidades. Es posible. Podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos, siempre que esté en sintonía con nuestro proyecto vital, con nuestras habilidades profundas, con nuestro ser más verdadero. Entonces surge la luz. Surge la magia. Surge el milagro. Apostemos de una vez y para siempre por ello.

Feliz y milagrosa quincena para tod@s

Os quiero


EDU

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