EDUCANDO EN LA MENTIRA

Somos unos perfectos mentirosos. Todos. Sin excepción alguna. Nos pasamos la vida diciéndole a nuestro mejor amigo, a nuestro compañero de trabajo, a nuestro hijo, que actúe según le dicte el corazón, que se muestre tal y como es.

Cuando un amigo va a una entrevista de trabajo le recomendamos: “sé tú mismo”.

Cuando nuestro hijo tiene que afrontar un reto le animamos: “sé tú mismo”.

Pero en realidad, nadie quiere que seamos uno mismo. Todo el mundo desea que seas lo que se espera de ti.

Así, es como puedes oír el siguiente comentario de una maestra de Educación Infantil: “La niña es muy simpática y cariñosa. Todos los niños se llevan bien con ella. Tiene muchos amigos. Es muy sociable y se relaciona fenomenal con sus iguales y adultos de referencia. Es trabajadora. Siempre hace sus fichas cuando se le dice. Comparte sus juegos. Va al baño sola. Es muy autónoma. También es muy espabilada. Se las sabe todas. Es inteligente. Todo lo aprende rápidamente. Diría que la primera de la clase. Come regular y muy lenta, aunque eso no es importante. Pero una cosa sí: es demasiado inquieta. Se mueve en exceso y le cuesta seguir órdenes relacionadas con estarse quieta y con la disciplina. El problema es su temperamento. Tiene un carácter muy fuerte”.

(Imagen de: etiquetaybuenosmodales.blogspot.com)


Este es un comentario auténtico de una profesora real.

Mi intención no es despertar la crítica hacia su observación. En absoluto. Me parece un discurso muy coherente.

Lo que pretendo es que reflexionemos sobre lo que estas palabras significan cuando las enmarcamos en nuestra sociedad. En lo que somos, lo que transmitimos, lo que presuponemos que debemos hacer.

¿Por qué invitamos a la gente a comportarse según su propio criterio, cuando la inhibición de nuestra forma personal de ser y hacer es el principal objetivo de la vida en sociedad?

Cada día me levanto apostando por el reto de construir una escuela diferente. Con una mirada especial donde lo importante sea poner el objetivo en querer ser, querer hacer y lograr el sueño perseguido.

Luego, nos echamos las manos a la cabeza cuando vemos que el 80% de los adolescentes españoles no saben lo que quieren hacer con sus vidas.

Lo verdaderamente extraño es que exista un 20% que sí sepa qué hacer.

¿Qué es lo que les estamos vendiendo a nuestros niños? Tienes que ser lo que desees pero, mientras lo descubres milagrosamente, compórtate como todo el mundo quiera verte.

No pretendo decir que haya que trasgredir las normas permanentemente. Sólo es una pequeña reflexión al sentimiento de dónde está nuestro verdadero yo. Sí, ese pobrecito que alienaron desde el momento en que nací porque lo más fácil era parecer un muñeco fabricado en serie.

El temperamento no puede ser un problema para nada. Moverse demasiado no puede ser una limitación. El cuerpo es el movimiento de la mente.

No se trata de consentir sin límites. No se trata de permitirlo todo. Se trata de intentarlo sin límites. Se trata de valorarlo todo.

En mi mente, existe una escuela ideal, con profesores ideales. Y esos profesores no sólo están en mi mente. Son reales, circulan por ahí fuera. Y también tienen en su mente esa escuela ideal.

Alguien, aquella noche, miró la carita de la niña mientras la arropaba y le dijo: “me da igual lo que digan. A mí me gusta cómo eres”…

CADA.

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