REFLEXIONES AL CREPÚSCULO DEL AÑO

Pues aunque no lo parezca, como todo llega, también ha llegado el último post, de Edu, de 2010. Los medios de comunicación aprovechan para hacer una selección de “los mejores momentos” (seguro que al afilado lápiz de CADA se le ocurren algunas buenas ironías al respecto) pero a mí me gustaría hacer una reflexión un poco diferente.

Cuando te sientas tranquilo, al final de una jornada, de un año o de una vida, muchas sensaciones inundan esa reflexión. A menudo, van desfilando por la mente los recuerdos, sin mucho orden ni concierto. Me he dado cuenta que en ocasiones el recuerdo viene acompañado de nostalgia, nostalgia por los momentos felices que no volverán, por las personas que se fueron, por el equipaje que vamos dejando a cada paso.
Me niego a caer en la nostalgia, me niego a que el pasado, por bueno que haya sido, ahogue la ilusión del momento presente y la ilusión por comenzar otro trecho de mi vida. Pensaba en cómo hacer para que esto no me sucediera y he llegado a una conclusión: Uno de los mejores regalos de la vida se produce cuando aprendemos a “soltar”.
Esta es una idea antigua y tiene muchos nombres en todas las tradiciones. A mí me parece que “soltar” tiene que ver con dos actitudes fundamentales, por un lado ser conscientes y consecuentes con todo lo que he vivido, por otro lado, ser capaz de mirarse a uno mismo con agradecimiento y cierta dosis de indulgencia.

Ser consecuente significa caer en la cuenta de que todo lo que vivo tiene consecuencias.  Las casualidades no existen,  las circunstancias personales actuales tienen un rastro. Puede que el rastro unas veces se pierda y otras aparezca claro ante nuestros ojos, pero está ahí, recordándonos que por pequeños que seamos, por minúsculos que parezcamos, somos un hilo fundamental y extraordinario del gran tapiz del Universo.

Cuando de verdad creemos que nuestra existencia tiene ramificaciones e influencias en todo lo demás, la responsabilidad sobre nuestras acciones cobra un sentido completamente diferente. Tened en cuenta que no me refiero a una especie de saldo por el que debamos pagar en ésta u otra vida, simplemente podemos entender que una situación determinada, que en su día pudo parecernos un desastre, ha terminado trayéndonos al momento en el que nos encontramos. Hacer las paces con el pasado, es la mejor herramienta para aceptar y estar a gusto con el presente. Cuando hacemos esto, desaparece el rencor, la envidia y la frustración. Como si de un nuevo amanecer se tratara, la grandeza del ahora consigue inundar el espíritu con la luz clara de una conciencia nueva, la conciencia de que estoy en el sitio exacto en el momento adecuado.

El agradecimiento sería la segunda pata del trípode para evitar la nostalgia y fomentar la esperanza en nuestra vida. Bien mirado, la revelación de que todo está bien trae como consecuencia lógica una mirada agradecida hacia todo lo que me ha sucedido, independientemente del signo positivo o negativo o de las sensaciones que aquellas circunstancias me produjeron en el pasado. El agradecimiento no es algo que pueda forzarse o entrenarse, simplemente es.



Recuerdo una anécdota de mi amigo Luis, que me ha autorizado a compartir con todos y todas vosotras:
Luis llevaba seis años casado con su mujer. Su vida era como la de tantos matrimonios, con subidas y bajadas, pero la relación era cordial y en el círculo de amigos incluso los veíamos como especiales. Sin embargo, después de una época especialmente complicada, Luís y María decidieron, de mutuo acuerdo, separarse. Hacía relativamente poco tiempo que se había separado de su mujer. Como cualquier vida común, la separación de mis amigos tenía implicaciones de tipo práctico que debían resolver, por lo que se veían con cierta frecuencia. Una de aquellas tardes, después de estar debatiendo acerca de cómo repartir el coche, la hipoteca, los recuerdos, en suma…Mi amigo se fue para casa con una carga en el corazón. Entonces, mientras conducía hacia su nuevo hogar, en mitad de un atasco, le vinieron a la cabeza los buenos momentos que había compartido con su pareja. Entonces, hizo una promesa, la promesa de que no iba a dejar que nada de lo que sucediera a partir de ahora iba a empañar la felicidad de todos los instantes, grandes y pequeños, compartidos. Mi amigo se hizo la firme promesa de recordar siempre con cariño su vida común.
Luis me miró a los ojos y muy serio me dijo: “Edu, sé que parece una locura y quizá no me entiendas, pero en el momento en que fui consciente completamente de esa promesa una especie de luz inundó mi corazón. La luz borró la melancolía que me embargaba, irradió una paz que no soy capaz de expresar, pero pareció como si mis recuerdos se “limpiaran” y fui plenamente consciente de lo tremendamente afortunado que he sido por vivirlos”.
No sé qué os parecerá la anécdota, pero a mí me impresionó aquella mirada. Sabía que no era un pensamiento fugaz, sino que aquello Luís lo había vivido realmente. Como premio, sé que hoy Luís y María han rehecho su vida, son amigos y comparten muchos días en compañía de sus nuevas parejas, que aceptan y respetan la situación.
Ese es el tipo de agradecimiento al que me refería, al final del año, cuando los sentimientos se agolpan y los recuerdos pueden jugarnos malas pasadas, no está de más recordar lo tremendamente afortunados que somos por haber, realmente, vivido.

El tercer punto de apoyo es la indulgencia. Nadie es perfecto, nadie puede decir que siempre ha hecho lo que quiere, como quiere y cuando desea. A veces, nos puede la pereza, la ira, la tristeza o simplemente, nos dejamos llevar por una ilusión en vez de hacernos responsables de nuestras acciones. Saberse perdonar los pequeños errores también es una forma de “limpiarnos” para entrar en la nueva etapa con los vestidos blancos y la mirada radiante.
¿Mi consejo para este fin de año 2010? Siéntate, tranquilo, tranquila, en algún lugar y a una hora que sepas que no te van a molestar, tampoco hace falta demasiado tiempo, quizá te basten 15 ó 20 minutos. Puedes escribir o recordar, aunque yo te aconsejo que escribas en un papel esas pequeñas, o grandes, frustraciones que te ha producido el año que se escapa. Intenta asociarlas a un recuerdo feliz, ser consciente del deseo incumplido o pasado que está generando la frustración. Fija en la memoria esas vivencias y confiadamente, date las gracias a ti mismo por permitírtelas. Dobla el papel, enciende un pequeño fueguito y mientras el viento se lleva las cenizas de tu frustración, deja que las pequeñas cicatrices que dejaron en ti se vayan también, elevadas por el viento del agradecimiento y la indulgencia.

Espero que vuestro año haya sido maravilloso, espero que seáis capaces de ser indulgentes con él puesto que al fin y al cabo somos los actores principales de nuestra propia existencia y sobre todo, espero que el año nuevo esté lleno de vida para todos.

¡¡FELIZ Y EDU-CADO AÑO NUEVO!!

EDU

4 comentarios:

  1. Esta reflexión me ha supuesto muchos pensamientos. Para empezar, hasta el año pasado, creía que era bueno reflexionar acerca de las cosas que durante el año me habían arrancado una sonrisa o una lágrima. Solía pensar que si no era capaz de estremecerme con esos recuerdos el año había sido en vano. Siempre hacía este ejercicio y me gustaba hacerlo. Pero este año me he negado. No quiero pensar porque el año entre enero y diciembre son sólo fechas. ¡Uno puede reflexionar en agosto si le apetece! Me empieza a "molestar" el comentario continuo que oigo estos días de: "a ver si acaba este año tan malo y viene uno mejor". ¿Qué diferencia puede haber entre el 31 de diciembre y el 1 de enero? Pues eso: sólo un día.

    Edu, yo también me niego a la nostalgia. Este año no voy a pensar, voy a mirar hacia delante.

    Gracias por tu post.

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  2. No es solo un dia para mí el dia 31 es el final de un capitulo de mi libro. El capitulo puede ser bueno o malo, pero el dia 1 empiezo otro y no se como se escribira... con lagrimas, risas, amor, ira, frustacion, decepcion, felicidad... no se sabe, solo se que lo escribo yo.entonces creo que tengo el derecho de pedir que en mi nuevo capitulo solo haya risas, amor, y mucha felicidad a los que me rodean y tambien para vosotros es MI LIBRO y yo hago el ensayo el dia 1 luego to se va a la mierda pero hacerlo yo lo hago.
    Feliz año nuevo a todos y felicidades Edu me gusto mucho tu post

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  3. Según lo dicho en el post como consejo a alguien que ha tenido un accidente por ejemplo, le diríamos que rememore lo sucedido y lo escriba en un papel y luego lo queme? No sería mejor que se acuerde de todo lo que sí ha conseguido y a partir de ahí de gracias por todo lo bueno que hay en su vida? Todos tus post son siempre muy positivos Edu, siento ser en este la nota crítica.

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  4. Una semana más, muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios y sugerencias. Gracias por acompañar nuestro camino y también por poner esa "nota crítica" que nos estimula a seguir creciendo, para eso están los amigos.
    La idea de "quemar" lo malo no supone evitación sino descarga, así que estoy completamente de acuerdo con tu comentario. Un saludo muy fuerte para todos y feliz año.

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